Me quedo mirando fijamente al oficial frente a mí. Es un hombre corpulento, alto, con una barba de 3 días y con los años ya pesándole encima, ha de tener unos 40, pero parece de más edad.
-Señorita Stevens, ¿podría responder a la pregunta?- dice con en voz alta y ronca.
Prácticamente dijo mi apellido así: Estivems. ¡Que fastidio con la gente que no pronuncia bien! Miro fijamente a sus ojos: son de un color caramelo, un café claro pero no tanto como para llegar ha ser almíbar, y veo en ellos una sombra que oculta en su ser. Desde que tengo memoria he podido leer la mirada, pero no como lo piensa las personas normalmente, no.
Para mí, los ojos son la puerta a tu verdadero ser, son los que muestran quien sos realmente, y ha través de ellos muestra tu estado de animo oculto en tu rostro. No importa cuan buen actor o actriz sea la persona, siempre descubriré quien o en que esta pensando, que lo anima o preocupa.
-Señorita Stevens, ¿quiere que le repita la pregunta?- dice con la mirada oscura.
Asiento, aunque recuerdo perfectamente la pregunta. Es la misma que hacen todos, la misma que me lleva torturando por años.
-¿Qué paso la noche del 23 de marzo de 2007?
La pregunta me duele como si la estuviera viviéndola de nuevo. Aunque lo extraño es que solo recuerdo el dolor: recuerdo estar tirada sobre la carretera, con la respiración agitada, como si hubiera estado corriendo o huyendo de algo, y que mis ojos estaban encandilados por las luces de un auto que venia hacia mí. Y no logro recordar mas de esa noche, solo se que me levante el siguiente día, sola, en una camilla de hospital, en una sala de recuperación del hospital de Heredia. Me dijeron que tuve un accidente de auto, en el cual había tenido una contusión grave, 3 costillas rotas, la tibia facturada y que nadie se ha reportado como familiar mío. Nadie. Pero, como tenia 17 no me dejarían irme sola, por lo que me tuvieron allí durante toda mi recuperación y me pasaron al orfanato de la localidad, hasta que apareció una mujer, Sara, que decía ser mi tía, hermana de mi madre y me llevo con ella hasta donde estoy ahora, en la Fortuna de San Carlos, Costa Rica.
-Yo...- comencé mi relato- yo tuve un accidente, un auto me arroyo cuando yo estaba tirada en plena carretera. No se como llegue ahí, no recuerdo nada mas anterior a esa noche. Mentía. Si me acordaba, cada noche mi mente me obligaba a ver, en mis frustrantes pesadillas, la cara de los padres que nunca se preocuparon por su hija. La cara de unas personas que nunca había visto, y el dolor que sentía en todo mi cuerpo cada ves que alguien me tocaba la espalda.
-Entiendo- dijo el oficial compadeciéndose de la cara que de seguro hice cuando pregunto eso- No podemos hacer mucho con su caso dado que no hay evidencias que respalden el accidente y usted no sabe quien la arroyo. Entiendo que esto ha de ser duro para usted, pero no nos queremos dar por vencidos. Le ruego que siga asistiendo al psiquiatra que le han asignado hasta que logre algún progreso con su memoria y que se mantenga con su tía. No salga del país y este al tanto de todo. La estaremos vigilando.
Siempre la misma rutina, ya por 7 años, ir al psiquiatra, trabajar en la tienda, fingir que estoy bien ante mi tía y amigos, tratar de encontrar quien fue el que me hizo semejante cosa y como fue que mis padres no se han reportado...
- No hay más que decir... puede retirarse. Me levanto de mi asiento, sin decir nada, y me marcho. Cuando salgo de los tribunales, me siento un poco mejor porque se que ya han acabado, al menos por el resto de meses que le queda al año, las entrevistas con policías y la investigación en mi casa. Observo, el banco que esta al frente de los tribunales, la heladería Pops al lado, tan popular en el país y el parque de Cuidad Quesada en medio de ambas.
Aunque esta en una cuidad pequeña, es considerada prácticamente el corazón de San Carlos y casi el único lugar céntrico en esta zona tan rural y turista. Camino en busca de mi auto, mi vieja Petunia, un Nissan Sentra del 97, que aun funciona, por lo que lo amo. Me lleva a donde quiera y es lo que importa. Me monto y arranco en busca de mi tía, que ha de estar sentada en la cafetería que hay frente a la tienda de baratijas: El Rey y esa "iglesia", que consiste en una casa con una gran cochera, donde se reúnen como si fuera su iglesia. Mi tía es amante del café, como todo buen tico, pero solo del café negro o con leche. Nada de chucherías como llama ella a los cappuccino, mocca o descafeinado que tomo yo, y Dios libre mencionarles los cafés fríos, como un frozen; no señor. La busco entre el gentío y la localizo en una mesa del fondo de la cafetería. -Alicia- dice cuando me acerco- ¡Cuánto has tardado! ¿Qué tanto te preguntaban esta vez?
Lo se, seguro han de estar pensando: ¿Cómo es que una mujer de San Carlos hable así? Bueno, ella se mudo a San Carlos, pero fue nacida en Cartago y gracias al cielo, aun no se le pegan los dichos.
-Lo mismo de siempre- respondí sin animo- ¿Y que has estado haciendo mientras esperabas?
-Tratando de domar este aparato del demonio, pero no, no pude.- dice con el ceño fruncido.
Suelto una carcajada. Culpa mía, no debí regalarle un celular tan moderno a una señora de 65 años. Bueno ni tanto, solo que le sirve ya que es contra golpes y agua.
-Le dije a esa mesera morenita- dice señalando a una chica delgada frente a nosotros- pero ni al caso, nada pude hacerle, y luego me ha preguntado que tipo de celular es y se ha reído cuando le ha dicho que el un Sammsumm Galasy Conver (¡Conste! ella lo pronuncio tal y como esta).
Me agarro el estomago de la carcajada que me ha salido cuando la he escuchado decir semejante cosa.
-Ves- dice señalándome- igualita a vos. Sigo riéndome hasta que las lágrimas se avecinan por mis ojos y trato de controlarme.
-Ay tía, Samsun Galaxy Cover- digo cuando me logro controlar a medias, pero vuelvo a lo mismo.
-Da igual, es lo mismo, ¿no?- dice molesta conmigo.
-NO....- dijo llorando de risa. No hay nadie como mi tía para hacerme pasar un buen rato. -Bueno, no importa, Rebeca y Eduardo me han dicho que pasaras por ellos a las 7, ¿van a salir?
Oh oh. Se me había olvidado que hoy era la fiesta de egresados. ¡Carajo! Rebeca me había advertido meses atrás sobre esta fiesta, y se me ha olvidado. La verdad no me emociona ir. No he ni comprado un vestido ni nada. Ella, sin embargo, lo había hecho 2 meses atrás, cuando se entero de la fiesta. ¡Ay me va a matar!
Ella ha sido mi mejor amiga desde que inicie mi vida con mi tía. Es una hermosa morena, con un pelo ondulado hasta la cintura y un cuerpazo 90.60.90, aunque con un poco mas de delantera. Con unos ojos increíblemente dorados y rostro finísimo y piel súper suave. Es casi una barbie. Es la clase de chica que se vería bien aunque vistiera solamente una bolsa de basura. Yo por lo contrario, tendré que correr.
Salto, literalmente, corro hacia el otro lado del parque donde se encuentran la mayoría de tiendas. Me meto en la primera que encuentro y busco en los vestidos, pero todos son tan descubiertos, y cortos. ¡Que pasa con los diseñadores! Finalmente, encuentro un lindo vestido de encaje, color crema, pegado al cuerpo, con un corte limpio en el cuello y un cinturón ultra delgado color negro. ¡Perfecto!.
En cuanto salgo de ahí, corro a mi zapatería favorita, Best Brands, y allí encuentro unos hermosísimos zapatos negros de aguja, n° 10, con un coqueto lazo de lado y una hermosa cartera de charol negra. Pago con la tarjeta y corro en busca de mi auto, donde meto todo y le pito a mi tía para que salga. Ella odia que lo haga pero tengo que correr si quiero llegar a tiempo, son las 5.30 p.m y tengo que llegar a casa.
Llego a la Fortuna en tiempo record: 6 p.m. Me ducho y me pongo el conjunto, y como mi pelo se niega a colaborar hoy, me hago una simple coleta. Me maquillo ligeramente, solo un poco de labial y rímel, limpio y me pongo los lentes de contacto que esconden el verde esmeralda de mis ojos a un simple negro intenso y corro al auto en busca de Rebecca y Eduardo. Faltan 15 para las 7. ¡Dios espero que me de tiempo!
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©Las Miradas Hablan
ParanormalPara Alice Stevens la vida ya era muy complicada antes de que su ex compañero de colegio, Mike Salas, entrará para voltearle todo al revés. Tras de sufrir transtornos de comportamiento y amnesia debido a un accidente que marco su vida, tanto el pasa...