21: Tus latidos no son normales...

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Mike

¿Cuanto dinero pagarias por guardar un recuerdo para siempre en tu mente? Yo daria mi fortuna entera por tenerla siempre frente a mi como lo hace justo ahora: su cabello esta suelto y cae sedosamente en sus hombros casi desnudos salvo por los tirantes de aquel delicado vestido blanco que se le ve tan bien, ese vestido que le marca el cuerpo tan favorecedoramente, ese vestido que me vuelve loco...

-Esto es maravilloso- me dice Alice mirandome y haciendo mis rodillas flaquear.  Su rostro se ve magnifico a la luz de la luna: se ha puesto un muy ligero maquillaje que le resalta el color de los ojos, ese verde esmeralda que hasta hace muy poco conozco y que me ha hecho enamorarme aún más de ella. Me encanta que sea tan sencilla,no me gustan las mujeres ostentosas y es por eso que desde que la vi supe que ella es perfecta.

-Eres indescriptiblemente hermosa, Alice- le digo sin titubear y ella me mira más profundamente y se sonroja.

Yo la tomo de su cadera y la atraigo hacia mi, y ella responde a mi acto,  dejandose llevar por mi abrazo.

Le abrazo la cintura con mis manos y sostendo mi cabeza en su cuello, innalando aquel perfume tan delicioso que es tan propio de ella. Lilas, siempre huele a lilas y me encanta.

Paso mi nariz por su cuello y ella lo estira a mi favor involuntariamente, estremesiendose con mi contacto.

-Mike-dice con la voz algo afectada-la cena se va a enfriar.

Yo maldigo en mi interior y sonrio.

-Tienes razón,ven.

Alice

Trato de controlar mi corazon desbocado pero se me hace imposible. ¿Como puede un simple contacto físico hacerme sentir como 500 voltios en mi piel y tan querida como nunca lo he sentido? ¿Como puede este hombre tenerme a su merced sin siquiera esforzarse? La verdad no tengo hambre, y quien la tendria tras lo que ha pasado pero no quiero que sea de esta manera. No he besado a nadie desde el accidente,  aunque supongo que lo hice antes de él,  pero me siento oprimida u obtusa al tema. Llamenme loca pero quiero que, si vuelvo a besar a alguien, sea porque yo quiera realmente hacerlo, no por impulso del momento.

Él me toma la mano y me guia al interior de la tienda, y me acomoda como todo un caballero en mi silla.

-No sabia que te gustaba realmente, así que pedí lasaña- me dice algo timido.Tan adorable.

-Me encanta- le dijo. Mi comida favorita, fue lo que debí agregar ¿Será que lo sabía? No me extrañaría, soy tan simple y transparente cual vaso de cristal.

Él se sienta frente a mí y destapa la botella.

-Es champagne, espero que te guste- me dice y sierve un poco en mi copa y en la suya.

Yo asiento tímidamente y destapo la tapa de plata de mi plato. La lasaña se ve tan exquisita que solo de verla me da hambre. Y su olor es aún mejor.

-Se ve deliciosa-le digo.

-Lo es, es la mejor que he probado en todo el país.  Casi te sientes en italia al comerla-me dice mirandome muy fijamente. Él alza la copa en mi dirección y yo le respondo.

-¿Deberiamos brindar?- me dice.

-Di tú el motivo- le propongo.

-Por ti, por mí,  por el futuro y por el destino incierto que nos trajo aquí- me dice sonriente.

-No puedes hacerlo por tantas cosas-le digo con una sonrisa tonta en mi cara.

-Bueno, por tu compañía-me dice y choca su copa con la mía, haciendo que me ría como colegiala.

 ©Las Miradas HablanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora