20: Rosa deja de ser dulce

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Zarpa Roja paseaba cerca del campamento del Clan de la Sombra. Pensaba en Hoja Plateada y Garra Atigrada, su mentor. Él le había contado sobre la unión que los dos habían forjado.

-Somos inseparables. Es la gata que más amo.-había dicho.

La aprendiza quería dañar a su mentor. Pero no físicamente, pues Garra Atigrada es mucho más grande que ella, y jamás convencería a otro gato de hacerlo. Ella misma quería ver a su mentor sufrir, ella misma quería hacerlo. Quería ver cómo la venganza de Patas Rojas se cumplía. Aunque, a decir verdad, esa no era la única razón. A veces, en los entrenamientos, Garra Atigrada le exigía demasiado y no le dejaba comer hasta cazar toda presa posible. Incluso una vez le había obligado a nadar en el lago para pescar. <<Si quiere verme en todo mi poder, así será.>> pensó la gata.

Repentinamente, Rosa se acercó a ella. La gata gris, según su madre, era bastante parecida a Nick. Era atigrada como él, pero a diferencia de el gato de granja, ella tenía el pelo largo. Siempre olía a flores. Por eso la llamaron así. Pero lo que no sabía el clan era que Rosa acostumbraba a ir a los jardines de Dos Patas y admirar las plantas, rompiendo el código guerrero.

-¿Qué piensas?-preguntó dulcemente.

-Nada.

-De nuevo Garra Atigrada, ¿cierto? Él no te ha hecho nada, Zarpa Roja. Déjalo.

-Eso es falso. En los entrenamientos...-empezó la gata.

-Te exige mucho...¿Y?-interrumpió Rosa.

-Quiero vengar a Patas Rojas.

-Deberías hacer lo mismo que él, ignorarlo. ¿Además, por qué te interesarías por Patas Rojas? Ya déjalo.-dijo, un poco impaciente.

La gata gris no tenía conocimiento que Patas Rojas era su tío.

-No.-rehusó la gata rojiza.

-Enfócate en otras cosas. Hum...¿qué te parece Espinoso?

-¡Qué asco! Y...no. Mi objetivo es Garra Atigrada.

-¿Qué hay de Manto Nocturno? Él es joven y atractivo...-maulló la gata con la mirada perdida.

Zarpa Roja le mandó una mirada fulminante a su hermana. Rosa amasó el suelo con las zarpas.

-Lo que quiero decir es que tal vez deberías dejar a Garra Atigrada en paz. Cuéntale lo que pasa y serán mejores amigos.-se explicó Rosa.

La aprendiza roja suspiró.

-Si fuera así de fácil...

-Podrían llevarse bien.

-¡No quiero ser su amiga! ¡Métete eso en tu cerebro de ratón! ¡No! ¡Deja de meterte en mi vida!

A Rosa se le erizó el pelo.

-Cerebro de ratón, ¿eh? ¿Sabes qué? Dejaré de ser la hermanita buena. Nadie me trata así.-amenazó la gata gris, moviendo su cola de un lado a otro.

La gata gris, enfurecida, se dispuso a irse.

-No...Espera...-empezó Zarpa Roja.

-¿Por qué lo haría?-gritó groseramente su hermana, sin siquiera mirarla.

Rosa desapareció rápidamente entre unos arbustos, hecha una furia.

#2: El primer gatoWhere stories live. Discover now