23: Reinas protectoras

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Pelaje de Niebla estaba acurrucada junto a sus cachorros en la maternidad. El mayor de sus hijos, Pequeño Pino, jugaba en la entrada con unas hojas. El gatito marrón saltaba y daba giros con gran agilidad. La reina blanca estaba muy orgullosa de su hijo. Dentro de dos lunas y media se convertiría en aprendiz. Sus dos hijas eran muy tranquilas y no le daban trabajo. Al parecer, Blanquita quería convertirse en curandera y Pequeña Nublosa soñaba ser líder del clan. Ninguno de ellos sabía que su padre, Cenizo, había muerto. Ni siquiera habían reparado en su ausencia, pues el guerrero siempre estaba coqueteando con otras gatas.

-Mamá, ¿puedo jugar con Pequeño Frondoso?-preguntó Pequeño Pino.

-Sí, mi pequeño, pero ten cuidado, no se vayan a hacer daño.

El pequeño marrón asintió y se fue a ver a su amigo. Pelaje de Nieve inclinó un poco su cabeza para escuchar mejor.

-Hola.-dijo tímidamente el cachorro de Orquídea.

-Juguemos a ser guerreros.-propuso el gatito de pecho blanco.

-Bien. Yo me llamaré Manto Frondoso, en honor a Manto Rocoso.

-Yo...seré Corazón de Pino. Por Corazón de Naranjo, que me cae bien.

-Bien. Empezamos...¡ya!

Dicho esto, el gato le lanzó un suave zarpazo en la cara a Pequeño Pino. Este fingió estar herido y se tiró al suelo.

-¡Oh, no!-exclamó.

De pronto, se levantó y empujó a Pequeño Frondoso. Luego intentó aterrizar sobre él, pero fue esquivado con facilidad. Pelaje de Niebla los miró con aprobación. Serían unos magníficos guerreros para el clan.

Repentinamente, un aullido corrió el camapamento. Cola Manchada y Patas Rojas entraron al campamento a toda velocidad. Detrás suyo, una gran horda de gatos desconocidos bufaba y siseaba, persiguiendo a la pareja.

-¡Proscritos! ¡Solitarios! ¡No dejen que entren a la maternidad! -gritó el lugarteniente mientras arañaba la cara de un gato naranja.

<<Bien. Eso nos dará tiempo.>>Pelaje de Niebla se levantó, ignorando los gritos de protesta de Pequeña Nublosa y Blanquito, que estaban durmiendo. La gata blanca empezó a excavar un amplio agujero debajo de un arbusto espinoso.

-¡Nariz de Almendra! ¡Orquídea! Pongan a sus hijos aquí. Estarán seguros, se los prometo. 

Las gatas pusieron a sus hijos en el escondite. Luego cubrieron el hueco con unas hojas.

-Perfecto, no se ve nada. A pelear.-maulló Nariz de Almendra con confianza.

Las tres reinas salieron de la maternidad con el pelo erizado y las garras asomando. <<Debemos proteger a los pequeños, aunque podamos morir en el intento>>

*La gata en multimedia es Pelaje de Niebla :)


#2: El primer gatoWhere stories live. Discover now