#11

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La sensación de calidez desapareció, el rubio se sintió extrañamente vacío, por lo mismo no pudo continuar en el mundo de los sueños, abrió sus ojos observando la cama a su lado completamente vacía, estiró su mano tocando el lugar que ocupó el pelinegro anteriormente sintiendo aún cálido aquel lugar, de seguro el chico se había ido hace pocos minutos, se reincorporó en su lugar flexionando las rodillas abrazándose a ellas, solo eso basto para que sus ojos se abrieran de la sorpresa... ya no estaba encadenado, enseguida tocó su tobillo cerciorándose de eso, efectivamente ya no estaba encadenado, sin pensarlo mucho se puso de pie, cosa que se le dificultó un poco, pues lo que caminaba al día era muy poco, dió unos cuantos pasos hacía la puerta, su mano tembló al tomar la perilla, ¿y si estaba cerrado? eso era lo más probable ¿o sino para que lo soltó? debía estar cerrado...aún así tomó la perilla con fuerza y la giró, al momento que cerró sus ojos con fuerza, fue abriendo lentamente sus ojos y la felicidad inundó su cuerpo, la puerta estaba abierta, el chico debió olvidar cerrarla.

El rubio pasó aquel umbral dejando la habitación atrás, emprendiendo su camino por aquel pasillo observando todo a su alrededor, hermosos cuadros adornaban las paredes, hermosas mesas de cristal adornadas con finas esculturas de cerámica, floreros con especies de flores que nunca en su vida había visto ni siquiera por internet, habían muchas más puertas que claramente pasó por alto, su objetivo era salir de allí, dió unos pasos más hasta escuchar unas voces conocidas, su cuerpo tembló enseguida reaccionando a esconderse, al terminar el pasillo había un gran balcón con gigantescos ventanales, la señora Kim y el asesino se encontraban allí, el pelinegro se encontraba de pie en el balcón mirando hacia el cielo, los grandes ventanales estaban abiertos permitiendo que una fría brisa entrara, la mujer estaba tras el pelinegro observándole con lástima, el cielo nocturno era realmente hermoso, estrellado, con una brillante luna tan fina como una uña, luna que con su brillo iluminaba el rostro descubierto del pelinegro, así es, el chico no llevaba la máscara pero una vez más tenía la capucha de la sudadera puesta, y desde la perspectiva del rubio no tenía precisamente una excelente vista del rostro del asesino, cosa que lamentó bastante.

—Mi niño... -habló la mujer tocando el hombro del chico-

—Ve a dormir nana...ya es tarde -respondió el chico antes de que la mujer siguiera hablando- 

—Hace frío, debes entrar... -dijo la mujer ignorando por completo las palabras del pelinegro-

—En un rato mas... -respondió resignado a que la mujer no le haría caso-

—Y bien... ¿qué piensas cariño? -preguntó la mujer colocándose junto al pelinegro mirando el cielo al igual que él-

—Odio esto... -dijó el pelinegro con una leve sonrisa- pero es la única manera... de...

—Lo sé mi niño... lo sé... -habló la mujer cortando las palabras del asesino- y sobre el chico...

—Encontrare otra solución... no puedo seguir teniéndolo cerca, tengo un mal presentimiento sobre el... toda la seguridad esta desactivada, en esté momento ese gatito debe estar muy lejos de aquí, suficiente daño le hice...

—Pero el...

—Soy consciente nana... apenas amanezca debemos irnos de aquí, no quiero ver como un montón de policías incompetentes destrozan mi casa

—¿Terminaste? -habló la mujer mirando al pelinegro que sólo sonrió levemente-

—Te gusta cambiar el tema, mujer, pero no, no he terminado -respondió regresando su mirada al cielo- tomará mucho tiempo

—¿Cuánto tiempo te tomará en contar  las estrellas? -pregunto la mujer-

—El mismo tiempo que me tomará sanar mi corazón

Dicho esto el pelinegro dio un paso atrás dispuesto a salir de allí, el rubio reacciono enseguida corriendo lejos de allí, las palabras del pelinegro lo sorprendieron, tenía que salir de allí, dejar todo atrás, esta era su oportunidad de salir de ese horrible lugar.

***

El pelinegro caminó a paso lento hacia su habitación, tomó el teléfono dispuesto a marcar a la persona que le haría un gran favor, de seguro cuando los policías llegarán se encargarían de buscar pruebas de DNA por lo mismo el pelinegro tenía planeado contratar a alguien que quemara su mansión, claro que una vez que está estuviera sin ninguna persona viva dentro, antes de marcar tomo un cubrebocas negro colocándoselo, marco el número tomando el teléfono en su mano y salió de su habitacion caminando por el pasillo esperando que el hombre contestara, detuvo sus pasos frente a la puerta de la habitación donde el rubio había estado retenido por el, no pudo evitarlo, tomó la perilla con su mano libre y la giró abriendo la puerta al mismo tiempo que escuchó como el hombre cogía el teléfono.

¡Wooooaah! ¿a qué se debe el honor de tu llamado? mi querido amienemigo -habló la voz al otro lado del teléfono- ¿qué necesitas incinerar ahora? solo para eso me llamas

Después hablamos Yoongi -dijo el pelinegro cortando la llamada-

El pelinegro guardó el teléfono en su bolsillo dando unos pasos hacía la cama.

—¿Qué haces aún aquí?

Eso mismo se preguntaba Jimin, ni el sabía porque seguía allí...

Mr. Bunny Killer 《KookMin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora