Con las compras no hacía falta decir que quién claramente se ofreció amablemente a ayudar y cargar con parte de las bolsas fue Todoroki. Consideraba a Mitsuki Bakugō similar a Katsuki Bakugō malhumorada y agresiva. Sin embargo, a diferencia de su hijo, ella era tranquila, respetuosa con los demás, mucho más relajada y amable con los que le rodeaban, a pesar de eso, Todoroki notaba que ella también parecía ser muy estricta, aunque de manera justificada, ya que constantemente en el trayecto de las compras y el camino a casa estuvo desaprobando la actitud de su hijo quien se la paso mayor parte del rato tildando a Todoroki de idiota o que reaccionaba muy lento a algunas cosas, incluso llegó a gritarle frente a las personas, a pesar de eso... Ahora venía muy silencioso o tranquilo, claro que no, seguramente venía más que encabronado pero se aguantaba pues ya no quería seguir soportando los regaños de su madre quien le decía "Respeta a Shōto." Ahora no podía sacarse las reprimendas de su madre de la cabeza, constantemente se estaba repitiendo "¡Katsuki, respeta a Shōto!"
El rubio salió de sus pensamientos cuando su madre introdujo la llave en el cerrojo de la puerta, dejó que primero pasara su compañero de clases notando como este se sacaba los zapatos.
— Katsuki, préstale unas de tus sandalias a Shōto. Anda. —Le ordenó la rubia, el rubio a regañadientes tras ponerse sus sandalias y dejar las compras en la barra de la cocina, regreso con unas sandalias para Todoroki el cual le agradeció con la mirada baja para ponérselas e ir a dejar las cosas también en la barra.
— ¿Gusta que le ayude en algo, señora Bakugō?—Preguntó el menor entrando a la cocina donde la mujer se colocaba el mandil. A la mujer le sorprendió un poco, esperaba que su hijo trajera a algún rebelde sin causa a su casa, o alguien igual a él, pero ese jovencito estaba siendo una caja de sorpresas agradables ese día.
— No, gracias, eres el invitado, permíteme a mi preparar la cena, puedes estar con Katsuki mientras tanto. —Respondió animosa con su hermosa sonrisa. A Todoroki no le parecía mala idea ayudar, pero si estar con Bakugō. Sentía que ese rubio se lo estaba comiendo con la mirada a sus espaldas, y era cierto, faltaba poco para que el rubio estuviera en llamas por el enojo.
— Me sentiría más cómodo ayudándola, señora Bakugō. —Insistió suavemente el muchacho de cabellos bicolores, Mitsuki no pudo volver a negarse, sentía que aquello sería una clara ofensa hacia la iniciativa del joven Shōto.
Katsuki, el joven rubio tuvo que soportar desde la mesa como su madre no paraba de charlar con Todoroki. Había ocasiones en las que él llegó a interferir, más cuando su madre le contaba a Todoroki relatos de la infancia de Katsuki y como era realmente bajo esa apariencia explosiva y ese orgullo tan inflado por huecos halagos que le hicieron desde muy joven. El joven de cabellos bicolores en cambio escuchaba atento a aquella peculiar mujer, ayudándole ya sea cortando los vegetales que irían con la carne que ella asaba entre otras cosas, de verdad que parecía que más que amigo de Katsuki, Todoroki parecía haberse ganado a la Madre del rubio con facilidad al tener esa actitud tranquila y respetuosa. El rubio, entre gruñidos llegaba a decir que ambos le jodían la paciencia, pero ella le callaba fácilmente amenazándole con lanzarle el sartén caliente.
Aquel día parecía que su esposo llegaría tarde, por lo que ella fácilmente le guardaría parte de la cena mientras servía los platos para ellos tres, Todoroki se encargó de llevarlos a la mesa y no tomo asiento hasta pedir permiso y esperarla a ella.
— Shōto... pienso que Katsuki necesita aprender más de ti, de verdad te agradecería que corrigieras el comportamiento de este muchacho. Contigo cerca, estoy segura que puede hacerse un bien para sí. —Comentó la rubia en medio de la cena haciendo una pausa para tomar de su bebida. El de cabellos bicolores se sorprendió por ese comentario dedicándole una pequeña sonrisa a la fémina pues no sabía cómo responder a algo, se sentía bien recibir halagos así de una figura materna.
— Muchas gracias, señora Bakugō. —Katsuki no dejo de fruncir el ceño mientras comía, pero si miró de reojo a su compañero, había notado cierto cambio en la voz neutra de este, parecía un poco más confiado y hasta feliz. Ese sujeto estaba... ¿Feliz en su casa?
Tras terminar la cena, Todoroki creyó que eso terminaría ahí y que tendría que abandonar esa calidez que comenzaba a sentir hasta acogedora, posiblemente por la carencia de la figura de su madre en su hogar donde solo le aguardaba su estúpido padre, quitando a su hermana, claro, contra ella no tenía rencores. Pero no fue así, para su sorpresa tras ayudarle a Mitsuki con la limpieza de la cocina y la sala, ella propuso que sería bueno ver una película. Ésta vez las palabras no salieron por instinto por parte del muchacho de cabellos bicolor, ahora parecía más animado a aceptar verdaderamente, cosa que estaba irritando a Katsuki, el rubio que solo se dedicó a examinar con miradas a su compañero, en presencia de su madre ni siquiera podría tocarle un pelo.
Tras terminar la película, para su lamento, la hora de la despedida llegó. Le hubiese parecido genial poder quedarse a dormir en esa casa, pero no ignoraba el hecho de que su presencia incomodaba al rubio, y era lo que menos quería. Sabía que si no ponía un alto ahí, Mitsuki, la madre de Bakugō seguramente le propondría quedarse a dormir, así que tomó la iniciativa.
— Creo que ya tengo que irme. No le avisé a mi familia donde estaría, deben estar preocupados. —Habló por fin levantándose del sofá mientras las letras en la pantalla continuaban pasando con el final de la película. Y no mentía, su hermana le había enviado varios mensajes de texto preguntándole si ya había llegado a casa, al principio, después le preguntaba dónde estaba y a qué horas llegaría. Sólo respondió algunos mensajes pues su estadía ahí se le había hecho relajante, era como dejar de estar en un lugar tan frío y pasar a uno más cálido, extrañamente pues aún seguía desaprobando el lado izquierdo de su cuerpo a pesar de usarlo. El frío, el hielo con el que resguardó su corazón volviéndolo así, pareció cambiar como aquella vez tras visitar a su madre, una especie de calidez yacía ahí derramándose.
— Ouh... Es una pena, me encantaría que te quedaras a dormir, pero entiendo la posición de tu familia, deben estar preocupados. —Respondió la rubia tomando el control remoto del DVD para sacar el disco desde este. — Puedes decirles que estuviste con nosotros y si te dan permiso puedes pasar el fin de semana en nuestra casa. —Añadió la rubia, si por ella fuera lo adoptaría, ganas no le faltaban de estrujarlo, jalarle las mejillas y abrazarlo fuertemente para decirle a su esposo "Será nuestro nuevo hijo, quedémonoslo."
— No creo que su padre lo deje. —Interrumpió con desgane Bakugō. Su madre levantó la chancla contra él con un aura amenazadora. — Ay joder, no te enojes. Yo sólo digo, tampoco le insistas tanto posiblemente ni siquiera le gusta soportar a una vieja como tú pero se aguanta por respeto. —Añadió con enojo señalándola, pero la chancla le rebotó en la cabeza tras impactarle en el rostro dejándolo fuera de combate por el momento. Todoroki fingió demencia tratando de no tocar más ese asunto de la chancla.
— Puede que lo comente a mi familia, si aceptan yo vendré a su casa si me lo permite, Señora Bakugō. —Murmuró tranquilamente el de cabellos bicolores colocándose su mochila.
— ¡Me parece perfecto mi muchacho!—Aceptó de inmediato la mujer revolviéndole el cabello, aquel tacto tan suave, ¿Así era como se sentían las manos de una madre? Las caricias provenientes de las manos de las madres eran suaves, dulces a diferencias de las grandes manos de su padre que mayormente le provocaban daño. — Katsuki, acompaña a Shōto a su casa, yo debo calentar la cena de tu padre, ya no tarda en llegar. —Añadió la mujer en una orden.
— ¡Nunca!
— ¡Ándale maldito rebelde!—Y terminó por arrojarle la otra chancla... Todoroki contuvo una pequeña risa desviando la mirada, pero se volvió al sentir un fuerte abrazo contra su persona. — Vayan con cuidado, y Shōto, eres bienvenido aquí cuando gustes. —Agregó la rubia en ese fuerte abrazo que para nada incomodo al joven académico, pausadamente y de forma poco notoria correspondió ese abrazo asintiendo con lentitud. Sintió en ese momento que deseaba que su madre estuviera esperándole en casa...
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Go Fuck Yourself
FanfictionIrónicamente, tras una salida tarde de clases, Todoroki Shōto tiene la casa sola para él, sin embargo su privacidad y planes se ven arruinados cuando alguien más yacía ahí tomando tranquilamente un té.