Las gotas caían una tras otra en un charco de agua estancado en el concreto del piso, en este se podía ver reflejado a cierto rubio colgando del techo por culpa de unas cadenas, estaba en un estado deplorable mientras cierto azabache le propinaba puñetazo tras puñetazo para desquitar su frustración. Llevaba un tiempo haciéndolo sin importarle por completo que tan maltratado estuviese el joven Bakugō, no tenía que compadecerse de ese mocoso.
Le jaló del cabello para hacerle levantar la mirada y notar que teniendo el rostro ensangrentado, el menor había perdido la conciencia. Fue así que en un chasquido de lengua lo dejó en paz por unos momentos, no tenía sentido jugar con alguien que no se quejaba y perdía el conocimiento, era como golpear un saco sin vida y aquello simplemente no le satisfacía, aunque quizá ya debería dejarse de juegos y cremarlo de una buena vez.
— Te daré unos minutos, princesa. —Se burló con una sonrisa ladina dándole la espalda para salir de aquel lugar encaminando hacia las escaleras. Iría a tomar algo para refrescarse, después de eso, acabaría ya por fin con el rubio y de ser necesario huiría con Shōto.
A Bakugō le dolía el cuerpo entero, no solo respirar era doloroso cuando llenaba sus pulmones demás y el dolor en sus costillas le advertía con una punzada que debía liberar ese aire de inmediato o se lastimaría. Colgando, observaba sus pies descalzos, el desastre que era, no solo su cuerpo estaba dañado, su orgullo lo estaba...
— Mitimiti... —Murmuró en un quejido, si ese bastardo azabache tenía al heterocromático en sus manos, no quería imaginar qué clase de cosas podría estar haciéndole y era patético, porque no reconocía que necesitaba ayuda, quería pelear hasta el final y quizá... Volverse el héroe de ese joven de cabellos bicolores, el héroe que necesitó desde su infancia, sí. Si Endeavor fracasó, él no lo haría.
Con esfuerzo levanto un poco sus manos maltratadas, si bien no recibieron tratamiento se daba el consuelo que como héroe profesional tendría enfrentamientos prolongados y dolorosos y que mejor que comenzar ahora. Se sujetó de las cadenas gruñendo a causa del ardor de sus dedos que a duras penas y podía mover, en ese instante y con lágrimas queriendo escapar de sus ojos, provocó una explosión para romper las cadenas y caer al suelo.
Aquella explosión llamó la atención de cierto azabache que volvía tomando un jugo enlatado, no quería creer que el rubio tuviese las agallas como para intentar algo, pero al bajar las escaleras sin prisas se percató de que quizá no estaba tan acabado ese joven...
En el suelo yacía el rubio soltando pequeños quejidos, colocándose sobre sus codos y después rodillas para intentar ponerse de pie y encarar a su secuestrador.
— Oh, y yo que creí que simplemente habías abandonado todo, mocoso. —Murmuró el azabache observando al menor con una sonrisa maliciosa, era perfecto, disfrutaría mandarlo a la otra vida en un combate.
— Tú no tendrás a Shōto... —Murmuró con voz temblorosa poniéndose de pie, con la mirada agachada, se mordía el labio inferior buscando fuerzas desde lo más profundo de su ser.
— Vamos niño, ya es muy tarde para decirlo. —Desafió sin borrarse esa sonrisa superior del rostro, en cuánto vio que el rubio se puso en posición de ataque, el azabache preparó su mano derecha dejando que el humo desprendiera primero para después dejar salir aquella llama que cobró un color azul al estar el fuego quizá en su mayor nivel.
Aquel era un encuentro nuevamente, un encuentro en el que ambos buscaban darle final a eso y proclamarse ganador. Quedó en claro cuando las llamas acumuladas hicieron estallar el lugar junto a las explosiones. Los pocos civiles que merodeaban el lugar observaron aterrados como de entre fuegos mezclados a causa del naranja amarillento de las explosiones y el azul oscuro, emergía la silueta de un joven rubio que había salido disparado sobre un trozo de metal del cual tomó impulsó con sus explosiones para ir a enfrentarse contra el azabache que yacía cayendo de nuevo, a causa del impactó recibido por el rubio, atravesaron un edificio vacío que estaba en construcción, sin embargo el fuego azul y las explosiones comenzaron a expandirse de nuevo entre gritos por parte del más joven que desesperadamente trataba de luchar con lo último, aunque sus huesos tronaran, aunque sus fibras musculares estuviesen rasgándose, buscaba hacer retroceder a Dabi y así ganarle, no paraba con las explosiones.
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Go Fuck Yourself
FanfictionIrónicamente, tras una salida tarde de clases, Todoroki Shōto tiene la casa sola para él, sin embargo su privacidad y planes se ven arruinados cuando alguien más yacía ahí tomando tranquilamente un té.