Capítulo 11 - Fuego.

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Las personas fácilmente podían notar que aquel joven estaba buscando algo que al parecer no encontraba por ninguna parte, se le notaba ya un poco exhausto, como si estuviera a punto de rendirse, y lo estaba, después de todo había salido de su escuela alrededor de las dos de la tarde ya llevaba alrededor de cuatro horas caminando, sabía que buscar a Dabi podía tomarle todo el día, que a pesar de que estaba la opción de que fácilmente podía esperar en su habitación a que él viniera, decidió buscarlo.

Teniendo en cuenta que ese azabache era un villano, ya que así se había presentado, buscó por los lugares más problemáticos de la ciudad sin muchos resultados, sólo veía como los pandilleros le miraban con desprecio, lo sabía... Cualquiera en su mayoría sabía que era el hijo de Endeavor.

La tarde se hacía presente, como algo de cansancio en las piernas del menor a causa de los golpes de la noche anterior. Estaba merodeando en un callejón, ignorando las miradas de todos los sujetos que comenzaban a murmurar, ni uno de ellos era Dabi por más que los mirara de reojo y llevará las manos en el suéter que había traído en su mochila... El suéter de Bakugō. Sabía muy bien que aunque pudieran ser usuarios con Quirk bajos o mal entrenados debía tener cuidado, no quería entrar en peleas innecesarias por lo que avanzaba con un perfil bajo.

Ya poco le faltaba para abandonar ese callejón, los pandilleros habían quedado atrás, agradecía que ninguno le hubiese buscado pleito. Al llevar la cabeza agachada notó con facilidad como un felino grisáceo se pasaba por sus tobillos, acariciarlo no le vendría mal después de tanta búsqueda, sólo serían unos momentos y después continuaría con su camino, con eso en mente se puso de cuclillas para acariciar la cabeza del felino.

— Eres muy suave. —Murmuró pasando sus dedos por las orejas del pequeño animal, su pelaje era suave y hasta esponjoso, era tentador hasta abrazarlo más cuando le escuchaba ronronear tan mimoso pegando su pequeño y peludo rostro a la palma del adolescente, hasta que le mordió. El joven de cabello bicolor soltó un pequeño quejido al ver que su dedo índice sangró donde los colmillos de aquel felino habían sido clavados. — ¡Oye...!—Le hubiese tirado un golpe al gato de no ser que unas risas detrás de él lo alertaron.

Aquellos pandilleros que al principio eran pocos eran más; sí. De todos los callejones en los que se había metido, de todos los lugares en los que había merodeado, parecían haberle seguido de manera muy discreta hasta acorralarlo ahí, debía reconocer que no eran tan estúpidos como esperaba. Chasqueó la lengua mirándoles con recelo, podía correr de ahí y librarse de una batalla innecesaria, pero... Entre sus piernas corrió el felino yendo al hombro de uno de los pandilleros el cual le quitó aquellos colmillos postizos al gato.

— Oh, parece que el pequeño Endeavor tiene problemas. —Se burló el propietario del felino. Todoroki no respondió nada, no caería en su provocación, no hizo más que mirarlos detenidamente antes de que desde su pie derecho el hielo apareciera de golpe congelándolos a todos desde la parte inferior del cuerpo al suelo.

— No. Ustedes tienen problemas. Evitemos actos no tan heroicos de mi parte, si tratan de librarse de mi hielo lo más seguro es que terminen arrancando la piel de sus piernas, ¿Están dispuesto a correr ese riesgo sólo por atacarme?—El vapor de aquellos labios salió a causa de la gran cantidad de hielo que invadió el callejón, sus palabras tan frías y neutras demostraban que no bromeaba, aquello infundió temor en algunos pandilleros, no en todos, eso no pasó desapercibido para Todoroki que hizo que él hielo subiera más allá de la cintura de los delincuentes. — Me iré. Tranquilos, los descongelaré antes de eso, después de todo aún planeo ser un héroe. Así que si vuelven a seguirme estarán en problemas más graves.

Como respuesta de uno de los delincuentes se le arrojó una navaja, el menor esquivó pues si levantaba un muro de hielo sabía que bloquearía su campo de visión, y recordaba que a causa de eso Bakugō se había aventajado en el torneo. Sí, había tomado en cuenta las críticas del rubio para mejorar un poco, pero el instinto de resguardarse detrás del hielo ya estaba en él. Miró con indiferencia a los pandilleros, para su sorpresa estos estaban muy tranquilos, iba a volver a hablar pero sintió un ligero mareó que le hizo sujetarse de una pared.

Go Fuck YourselfWhere stories live. Discover now