The Eyes Of The Devil// James Patrick March.[TERMINADA]

Capítulo 39

Baje del brazo de mi adorado esposo.

La señorita Liz sonrió al vernos.

—Buenos días Señores March—dijo Liz

—Querida Liz buenos días— habló James.

—Hola Liz buenos días—sonreí.

James me dijo que tenia el dia libre para salir.

Asi que le dije a Liz que me acompañara a comprar algunas cosas. Entramos a varias tiendas de ropa, fue un dia de compras para chicas, compramos mucha ropa y zapatos.

Decidimos llegar a comer a un pequeño restaurante.

—Se me antojan unas hamburguesas— toqué mi estómago.

—¿Con qué antojos?—

—Si, últimamente se me antoja muchas cosas—rei.

—Extraño—dijo dudosa.

—¿Que pasa Liz?—pregunte.

—Nada nada, pidamos comida—

Pedimos hamburguesas con papas ya que era mi antojo, tambien unos refrescos y pastel.

—¿Todo eso comerás?— 

—Si tengo mucha hambre—rei.

—Creo que el sexo con March te deja hambrienta— río.

—Me agota las energías—rei.

Al terminar de comer dimos un paseo antes de llegar de nuevo al Hotel.

—Mira quién está justo ahi—

—¿Que paso?—gire a verla.

—Es tu madre de nuevo en el hotel—

—No puede ser, le dije muy claro que no la queria volver a ver aqui—

Camine hacia a ella.

—¿Que haces aqui?—pregunte.

—Hija— me abrazó.

—¡No me toques!— me aleje. —¿Que quieres de mi? Por que no solo me dejas en paz—grite.

—Quiero que te vayas conmigo, regresariamos a nuestra vida de antes, a nuestra casa—

Comencé a reir

—No quiero mi asquerosa vida de antes, esta es mi mejor vida es lo unico que quiero, tu ya no eres parte de mi vida, ahora solo tengo a James, mi esposo—

—¿Tú esposo? ¿Te casaste con ese señor?— grito.

—Si me case con el—

Comenze a sentirme mal, todo se torno de color negro y caí al suelo.

Desperté gracias a una voz que me llamaba.

—Señorita, señorita despierte—habló una voz dulce.

Poco a poco abri mis ojos, me percate de que no estaba en el Hotel, estaba en un ¿Hospital?

—¿Donde estoy?—pregunte.

—Hospital—

—Que me paso—

-Sufriste un desmay tal vez te podrías ir hoy— salió de la habitacion.

Me acomode de nuevo en la cama dispuesta a dormir de nuevo pero el sonido de la puerta me hizo sobresaltar.

—Hija, ¿estas bien?—pregunto mi madre.

—Si.

—Sabes que dijo la doctora—

—No— rodé los ojos.

—Es una sospecha aun no es seguro.

Suspiró.

—Tal vez vayas a tener un bebé—

—¿Que? Eso es imposible—

—¿Por que? No has tenido relaciones con el—pregunto.

—No tengo porque decírtelo—

—Hija por favor si eso es asi, no lo tengas—

—Sólo cállate ya me quiero ir de aquí—

—No puedes aun—

—¡Que ya me quiero ir maldita!—grite.

Me quite todos los aparatos que tenia en mi brazo, tome una de las jeringa que estaban en la mesa y la escondi en mi mano.

En cuestión de minutos entró una mujer tratando de calarme.

—Por favor señorita tranquila le hará daño—

—¡No te me acerqués perra—

—Hija calmate solo quiere ayudarte—

— Tu tampoco te me acerqués si no quieres morir— grite.

La chica trato de inyectarme para sedarme. Pero fue solo en vano le enterre la jeringa a ella dejándola en el suelo, inmóvil.

—Tu no te me acerques ni un metro mas, si no quieres terminar peor que esa perra—

Ella salió de la habitacion casi llorando.

Salí por la ventana sin que nadie se diera cuenta, aun tenía puesta la bata de hospital.

Corri hasta llegar de nuevo al Cortez.

—¡Emily!— grito Liz.

—Por que me dejaste sola—

—Lo lamento tu mamá me corrió—

—No importa, y ¿mi esposo?— pregunte.

—Te morías por decirle asi no—dijo.

—La verdad si—conteste.

—Mi amor, ¿Donde estabas?—pregunto.

—Hospital.

—¿Otra vez? ¿Que sucedió?—pregunto.

—Nada importante, ire a darme una ducha—

—Te acompañó—

—No tengan mucho sexo— Liz río.