Capitulo 23.

57 4 1
                                    

Llevaba ya dos putas semanas en coma y aquello ya me terminaba de destrozar por dentro, cada vez que entraba es esa habitación y la veía ahí postrada en la cama en la misma posición de siempre, día tras días, no podía evitar que mi estomago se encogiera y me dieran ganas de darme cabezazos contra la pared por ser tan sumamente capullo. En lo más hondo de mi corazón sabía que todo aquello era mi culpa, que ella ahora mismo no estaría en esa maldita cama si no hubiera sido tan hijo de puta y me hubiera callado todas esas tonterías. Alejarme de ella era la mejor opción que había, ya que estaba seguro que no le haría ninguna gracia verme por allí si algún día llegaba a despertar. Pensar aquello me dolía realmente el simple hecho de que fuera posible que ella no despertara nunca hacía que sintiera un gran vacío por dentro y me dieran ganas de salir corriendo de allí y esconderme en cualquier lugar donde nadie nunca me encontrara y convivir yo solo con mi dolor con el vacío que ella dejaba dentro de mi cada vez que no estaba conmigo.

Todas las mañanas me sentaba al lado de su cama y le hablaba aunque sabía perfectamente que ella no podía escucharme, le contaba mis sentimiento, las cosas que me contaban los chicos y cosas que habían pasado durante el día anterior.

A veces me imaginaba que ella abría de nuevo sus preciosos ojos, me miraba, me sonreía y me abrazaba diciéndome que ella tampoco podía vivir sin mi, pero para que engañarme, aquello nunca ocurriría, si alguna vez había tenido oportunidades con ella se habían ido de golpe el día en el que ella entro en este maldito hospital.

Otra mañana más en aquella jodida habitación que olía a antiséptico. Me senté a su lado y me llamaron los chicos para preguntarme por ella y por si había habido alguna mejora, pero había hablado con el médico unas horas antes y dijo que no había nada nuevo. Todo el personal de ese maldito hospital me conocía ya perfectamente y no era porque fuera famoso o cualquiera de esas tonterías si no porque desde el día en el que entró y me llamaron no había salido de allí en ningún momento. Comencé de nuevo a hablarle.

- Hola princesa, joder ya han pasado dos semanas y tu todavía sigues aquí, mira ya puedes añadir otra promesa rota a tu lista, la de protegerte siempre y no dejarte sola. De verdad que siento todo lo que pasó esa día, aunque claro eso da un poco igual ya porque estas malditas disculpas no te van a sacar del estado en el que estas. Ayer por la noche estuve pensando en ti, en el día en que nos conocimos, en lo que me has hecho sentir todos y cada uno de los malditos días de mi vida desde que te conocí, ya no es la primera vez que te alejo de mi y a veces pienso que de verdad soy un verdadero capullo por hacer eso ya que realmente no puedo vivir sin ti, pero parece que no puedo pasar más de dos días si cagarla.- Un par de lágrimas se escaparon de mis ojos aquello era realmente duro, hablar con el amor de tu vida, con tu princesa y que ella no te contestara y ni si quiera pudiera moverse, que no pudiera tener esos preciosos ojos abiertos mirándome con reproche por decirle todo esto demasiado tarde.- ¿Tú te acuerdas del día en que te conocí? Estábamos en el patio del colegio y tu tenías unos 6 años y yo 9, estabas realmente guapa con tu vestidito y tus dos coletitas. Aquel día ya no empecé bien contigo, me acuerdo como mis amigos y yo te molestábamos cada día hasta que tu hermano vino y me dio un gran puñetazo en la cara amenazándome. Esa día fue cuando me di cuenta de que estaba realmente enamorado de ti tenías 11 años y yo 14. Cada vez estabas más guapa y el día que conseguí que salieras conmigo recuerdo que llegue a mi casa tan contento que toda mi familia se dio cuenta al instante recuerdo que Greg no paraba de molestarme diciéndome que tu eras demasiado guapa para un duendecillo como yo. También recuerdo que los chicos del colegio me vitoreaba, recuerdo que la mitad de la población masculina babeaba por ti, pero estaba realmente tranquilo ya que sabia que tu eras mía.

Me quede un rato en silencio con la mirada perdida realmente estaba recordando todo aquello y me hacía llorar. Recordaba cada momento que habíamos pasado juntos, cada momento feliz, todo.

- Después de eso recuerdo el día en el que te regalé el colgante de trébol cuando llevábamos un año juntos, parecía todo perfecto, tu eras perfecta para mi. Luego llegó el día en el que me dijiste que te marchabas, recuerdo lo mal que me sentí y verte a ti llorando me hizo hacerme el fuerte pero en realidad estaba roto por dentro se sentía como si me hubieras arrancado el corazón, te hice todas aquella absurdas promesas que luego no cumplí.

No podía seguir hablando las lágrimas ya no paraban de salir y mi voz estaba quebrada. Le di un par de golpes a la silla que estaba a mi lado e intenté calmarme antes de que alguien me viera así.

~

Un puto mes había pasado y seguía igual que el primer día aquello ya me desesperaba, necesitaba con todas mis fuerzas que despertara y verla. Me daba igual que me insultara, gritara, pegara o ignorara, tan solo necesitaba saber que estaba bien. Seguía sin incorporarme al trabajo y muchas fans me preguntaban por el estado de Zaira, parecía que la mayoría la quería mucho y daban bastante apoyo aunque siempre estaba la típica que la insultaba, esos comentarios no me gustaban nada a si que los ignoraba completamente.

Justin venía bastantes veces a hacerme compañía o a hablar conmigo. Él era el único que sabía todo y como realmente me sentía su apoyo me ayudaba bastante para no mandarlo todo a la mierda. Pensar que antes estaba como una de esas locas fans gritando cada vez que él hacia algo y ahora había pasado a ser uno de los mejores amigos que tenía después de los chicos.

Parecía un muerto andando por ahí, no tenía ganas de nada, la gente me hablaba pero la mayoría de las veces no me enteraba de nada. Algunas veces salía a dar una vuelta por los alrededores del hospital y algunas fans intentaban pararme para hacerse fotos pero yo simplemente no tenía ganas, aunque me gustaba oír los comentarios de apoyo hacia Zaira, a los que siempre respondía con una sonrisa.

~

Ya íbamos por el mes y media ya me había convertido en una roca, no exteriorizaba ningún sentimiento, la gente intentaba hablar conmigo y darme apoyo, pero yo simplemente me cerraba en mi mismo, no quería segur llorando y recordando todos esos preciosos momentos que había vivido con ella.

Ese día los chicos empezaban unas pequeñas vacaciones de unas semanas, la verdad es que se lo merecían bastante después de haber estado haciendo su trabajo y el mio.

~

Hii Honey!! Bueno aquí teneís otro nuevo capitulo, espero que os guste y ya sabéis comentar y votar por favor.

#LoveYa princes ;)

~Mi pequeño irlandés~ Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora