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Raphael.

Estoy sentado en el sillón de la sala principal de la casa de Magnus que tiene localizada en China, estamos prófugo desde hace meses, esperando que los Nephilim dejen de seguirnos como si nos trataran de asesino peligroso, pero no es así, Magnus también ha recibido las amenazas de parte de los Nephilim sobre aquella traición, teniendo que vivir en esta casa conmigo hasta que se pueda arreglar aquella situación en la cual estamos metidos, nos quieren muertos a pesar de no haber hecho nada, pero como son Nephilim y se creen los dueños de todos pueden culpar a cualquier subterráneo a su favor y nadie puede decir nada para contradecirlos.

Pero quiero volver a donde estuve antes, ver a mi hermana o por lo menos no enterarme que está muerta, volver al hotel donde habite por largos tiempos con los demás vampiros y poder ser libre, también matar a algunos Nephilim para que me acusen con razón y no por mentiras inventadas que han hecho rondar por cinco malditos años, los odio, ya no tengo nada más que un odio que necesito saciar. 

Cuando le dije a Camille que una alianza era digna para el reforzamiento del clan, esta vez no será así, volveré para matar a Camille por su traición también y al fin me encargare de los polluelos con los demás vampiros sin preocupaciones, siendo el jefe del clan, me cobrare la venganza, esa Camille fue la que me entrego a los Nephilim, Magnus me lo ha confesado días después de nuestra convivencia, en un cierto punto supe que lo que sabía, sabía desde hace tiempo que había sido así, Camille se quiso deshacer de mi presencia desde que comencé a tener un aumento de control en el clan, mas poder en ellos mientras que ella comenzaba a bajar, pero esa no es mi culpa mi dedicación a ellos ha sido siempre primordial, ella nunca estaba ahí.

— Quiero volver a Brooklyn —pido por milésima vez.

Aunque sé que no pasara, no hasta que Magnus se digne a dar la orden de volver ya que él tiene la magia del portal, al parecer se está tomando su cambio de hogar como unas vacaciones normales, como si en verdad no pasara nada afuera y no nos estén buscando para matarnos, ha salido para comprar prendas de vestir, de las importadas que tanto le cuesta conseguir pero que tanto ama para la colección de ropa que tiene en cada hogar que ha logrado conseguir con inversiones en este mundo, a pesar de eso ha ido por comida y hasta ha conseguido materiales para decorar la casa, dando señal de que se quedaría un tiempo aquí, porque siempre es así, unas décadas es siempre lo que considera aceptable.

— Sabes que no, están buscando nuestros bellos cuerpecitos y tú recién estas comenzando a tener tu cutis normal, con algunas marcas, pero entrando a la escala normal, no puedo dejar que aparezcan nueva ¿Sabes lo que diría el submundo?

Sigo tomando de la copa de alcohol que me ha ofrecido mientras hablo entre dientes molesto maldiciéndolo por no extrañar Brooklyn como lo hago yo y siempre importarle lo que pueden llegar a decir los demás, Magnus nunca fue una persona que depende a un lugar, se libera muy rápido y solo recuerda a través de sus aventuras en ellos, le da igual estar acá o allá, con sus años de vida ya sabe que podrá volver cuando le dé las ganas, es inmortal siempre lo ha dicho, eso le da una ventaja para no aferrarse a nada, aunque por mi parte lo considero una maldición. 

Minutos después de tratar de convencerlo, trato de cambiar de temas por unos momentos como para poder pensar en algo rápido, nunca habíamos hablado del tema del rescate, se que el mundano no fue el único ayudante en todo eso, no sería capaz, casi había metido la pata si no hubiese sido por el ataque improvisado que había sucedido, un Nephilim debió haber ayudado en la situación y como es Magnus había usado sus coqueteos de por medio, tiene un radar para ver la vulnerabilidad y encontrar con quien coquetear, que caiga en la trampa, lo ha usado tantas veces con otros Nephilim y subterráneos, es un don dice él, yo solo lo veo como una idiotez.

Al Lado Tuyo. •Saphael•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora