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Raphael.

Camino hasta la sala principal de la casa, donde se encuentra ese Nephilim, hijo mayor de los Lightwood, de esa maldita familia, está bien que Magnus le perdonará y sean amantes o amigos con derecho, o lo que sea, eso es un problema de ellos, pero voy a dejar en claro que no va a venir hasta acá, a esta casa para entregar unas cartas a uno de mis polluelos y plantarle el miedo en su único lugar de confort, no voy a permitir aquello, menos frente a mis narices, no sabe con quién se está metiendo y sé que Magnus también le entenderá lo que voy a hacer. 

Simón es un polluelo tratando de salir de toda esa jaula de miedos que lo tienen prisionero, se está abriendo a su tiempo y se está animando a sí mismo para hacer sus entrenamientos como corresponden, puedo olerlo cuando estoy cerca. El chico quiere avanzar y ser mejor persona a pesar de que mente lo anula muchas veces, pero viene este Nephilim a engatusar a Magnus y así poder meter las estúpidas cartas de los demás Nephilim sin que este lo sepa para dar amenazas, no lo voy a permitir, nunca. 

Mientras camino para llegar a la sala choco con Ragnor y Fran haciéndome cabrear más de lo que estoy, apartándolos a ambos y así seguir caminando, abro la puerta de la sala de par en par viendo al Nephilim coqueteando con el brujo en el sillón.

— ¡Tú!

Digo acercándome a ellos viendo como ambos se separan y Magnus se para al ver mi cara tratando de apartarme porque sabe que no estoy nada contento con su presencia y que no hace falta decir que estoy echando chispas, detrás de mi Ragnor y Fran están mirando todo confundido por la situación, porque no entiende el motivo de mi comportamiento, pero lo van a saber ahora. 

Alexander Lightwood se queda sentado en el sillón un poco intimidado por como estoy, todos sabemos que el Nephilim no estando con su Parabatai o su grupo de adolescente no podrá hacer nada más que callarse si no quiere salir herido, pues el que busca problema en ese dúo es el rubio y este es quien trataba de evitarlo, dejando que los colmillos se noten trato de apartar a Magnus para acercarme lo más que puedo al Nephilim y así poder intimidar todo lo que fuera posible para que entienda, para que le lleve el mensaje a Robert Lightwood que no va a venir a hacer lo que quiera en esta casa, no conmigo presente.

— ¿Que sucede Raphael? —pregunta Magnus preocupado.

— Ese Nephilim trajo una carta de la clave para Simón, donde le estaban advirtiendo que pasaría si no se entrega ¿Hasta cuándo soportaremos esto? ¿Hasta cuándo vas a permitir que este chico haga esto? Simón ya no es de su pertenencia, es mía, de mí clan, mi polluelo ¿O acaso tú lo sabías Magnus?

Miro a Magnus con molestia y buscando una respuesta de su parte, si él ha llegado a saber esto entonces no se lo perdonare, porque no se puede poner del lado de ese Nephilim cuando Simón es una responsabilidad importante de ambos, me separo del agarre con brusquedad mientras espero una respuesta, veo como Ragnor se acerca para intervenir entre nosotros explicando con palabras más exactas y entendible lo que yo he explicado, no puedo correr mi mirada de ese chico, lo quiero matar aquí mismo, entonces miro a Magnus y como está sorprendido, pero no conmigo si no con el Nephilim, el brujo le mira con vergüenza y culpabilidad por lo que acaba de enterarse.

— Vete de aquí —susurra Magnus al chico— Creí... Yo... Creí que era una carta sobre que ya se había perdonado lo que hizo, los que ambos hicieron. Los Lightwood son todos iguales.

— M-Magnus yo no, no es eso— susurra el Nephilim.

Pero puedo ver como Magnus le señala con su mano izquierda hacia la puerta y el Nephilim se para y se va a pasos lentos como si no hubiese esperado aquella acción por parte de su "Amigo con beneficio", como si hubiese estado confiado de que el brujo encontraría la manera para arreglar la situación y así él se seguiría quedándose aquí para seguir con sus coqueteos baratos, pero lo que no sabe el Nephilim es que Magnus no se deja llevar por el corazón si se trata de una injusticia a uno de nosotros, a su gente, los subterráneos somos mucho más importante para él que algún amante, después de escuchar la puerta principal cerrarse, me acerco hacia él para colocar una mano en su hombro, estoy más calmado que hace rato.

— Si él es inteligente sabrá de qué lado estar para seguir contigo, si te ama volverá, pero que no esté solo contigo para hacer sus trabajos de Nephilim, que este aquí, que se entregue a ti porque te ama. Porque yo sé que antes del amor tu corazón está con nosotros, el submundo, y de Simón quien te dio toda su vida para salvarme.

— Tienes razón mi niño, nadie nos va a tocar, ni Alexander.

Le sonrío como una muestra de que todo va a estar bien y camino hasta la puerta casi chocando con Ragnor y Fran que están mirando un poco confundidos por la situación que acababa de pasar, mas el polluelo, me detengo frente al niño que me ha devuelto la mirada, ambos estamos serios.

— Esta es una familia niño, si tú nos traiciona y alguien sale herido por lo que vayas a decir a Camille, sufrirás las consecuencias. Puedes pertenecer a la familia o puedes salir herido.

Le doy un suave golpe con mi mano en el hombro de Ragnor para dirigirme por los pasillos y así ir a mi habitación para leer un rato o solo estar ahí dentro, pegarme un baño y estar mirando la ventana hasta que el amanecer llegue para apreciarla como hacia los últimos meses, pero mientras estoy de camino por el pasillo me detengo cerca de la puerta de Simón donde puedo oler el aroma de humedad, jabón y un sentimiento de relajación que me llega por parte del cuerpo del polluelo, trato de seguir caminando, pero aunque quiera solo me quedo ahí para golpear la puerta esperando que el polluelo atienda, un movimiento inconsciente de mi parte, así que Simón no demora tanto, abre la puerta en la cual puedo observar cómo lleva una toalla en su cuello, esta sin remera, su pelo esta mojado y una preocupación aparece en el ambiente cuando el polluelo me ve.

— ¿Debo irme? ¿Debo entregarme? Lo siento, yo iré con ellos, no quería causar problemas.

— ¿Qué dices?

— Me vas a ordenar irme, a entregarme, ya lo veía venir— susurra Simón casi en un sollozo— me iré en unos minutos, solo dame tiempo para despedirme de este lugar.

Dejo escapar una risa, de esas que rara vez se escapan de mis labios, pero siempre hay excepciones porque ver a Simón así, es algo que me hace dar gracia, se ve tan triste como si en verdad creyera que va a tener que irse, que le voy a ordenar a irse a las garras de los Nephilim, al parecer aún no me conoce bien y sigue con esos pensamientos de los comportamiento de los Nephilim comparándolo conmigo.

— No te vas a ir Simón Lewis, yo te ordeno que te quedes aquí y si rompes las reglas no vas a querer saber lo que te podría ocurrir.

Después de eso sí me fui a mi habitación sin dejar de reírme de aquella situación, cuando camino hasta el escritorio donde están los libro me sorprendo y me molesto a ver una carta de los Nephilim, camino hacia este para tomarlo sintiendo que si esto sigue voy a tener que hacerlo por mis propias manos para que aprendan que a pesar de haberme tenido capturado, con un Santiago no se meten. Al abrir al sobre veo la letra perfecta de Isabelle Lightwood, la chica que anda solamente con subterráneo, la que fue mi carnada en todo este juego, me acuerdo aun en los primeros días cuando ya estaba capturado la chica iba a coquetear conmigo, habían dejado de hablar cuando Jonathan Herondale le había obligado a no bajar más.

Estimado Raphael:

No vayas a donde esta mi padre, Robert Lightwood, ha pedido que se entreguen al mundano. Es una trampa, esperan que Simón Lewis se entregué y ustedes vayan al lugar junto a él, les matarán. Toma esto como alguien que no está en contra de ustedes y que lamenta todo lo que he hecho.

Isabelle Lightwood.

Los Nephilim están jugando sucio y solo podemos pararlo si hacemos lo mismo, vuelvo a salir para hablar con Magnus de esto, es el único que puede pensar y hacer más que yo cuando se tratan de estos temas, porque es el Gran brujo de Brooklyn y tiene un porta voz mucho más grande en el submundo, Ragnor y Fran aceptaron ayudar en lo que necesitemos si algo grave ocurre, todo esto para defender al polluelo Simón quien se ha estado ocultando detrás de la puerta tratando de camuflase pero no lográndolo porque puedo olerlo, espero que así Simón note que ellos están para defenderle de todo lo malo que pueda pasar y que no somos iguales a los Nephilim.

Al Lado Tuyo. •Saphael•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora