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Simón.

— ¿U...una cita esta noche?

— Si, Simón, una cita esta noche, tú y yo— dice Raphael mientras está viendo su vestimenta en el ropero— ya te lo he repetido tres veces desde que llevamos aquí.

No sé porque estoy en pánico, es Raphael Santiago, llevo meses junto a él, hemos compartido buenos momentos como compañeros, nos hemos salvado la vida muchas veces y hablamos sin sentirnos nerviosos del otro, como una comodidad que se creó entre ambos, pero ahora con esto, con una cita entre nosotros dos es algo distinto, es más que toda la amistad que llevamos, es más de lo que pensé, y si, me gusta Raphael lo he pensado antes y no dudo que es algo fascinante por todas las facetas que he logrado conocer de él. 

Es un hombre perfecto, pero dudo que él quiera esto, que desee una cita conmigo, su mano derecha, un hombre porque no es así, él solo quiere salvarse del plan de Magnus Bane, que en realidad yo también temo ver, Raphael lo dijo, irá en búsqueda de su amor verdadero y ese no soy yo, eso solo pasa en las películas o en los libros románticos que todo adolescente, hasta yo, leen.

— Creo que sería conveniente en ir a un lugar lejos, donde nadie nos vea, me sentiré culpable si el rumor se esparce y no puedas tener oportunidad de conocer a tu verdadero amor.

Trato de sonar lo menos molesto posible, nombrar esa palabra "verdadero amor" me da rabia, me molesta imaginar a Raphael con otra persona, que yo deba conocerla y que deba fingir que me agrada porque la persona que me gusta me la presenta, vivir eso sería como el infierno, ni imaginarlo puedo porque ya me molesto solo, tengo que calmarme o Raphael sospechara, pero es imposible, no soy bueno ocultando estos sentimientos, maldigo a los otros chicos del grupo por meterme en este problema. Raphael me mira, sonríe mostrando sus colmillos y viene a mí para revolver mi cabello como ya ha hecho antes, me pierdo en sus ojos como un adolescente hormonal y enamorado que soy.

— No te preocupes por eso Simón, solo trata de disfrutar la cita pagada por nuestros amigos.

Me siento un poco estúpido al sonreír por aquello que ha dicho, aunque todo es más por lo cerca que está de mi cara y puedo ver lo guapo que es, no sé si se da cuenta lo que causa en los demás, la belleza vampírica que tiene encima, claro que debe darse cuenta, pero esto lo hace inconsciente porque no me ve como alguien para conquistar. Tengo que dejar de pensar de esta manera tan mala, pero todo me grita que soy solamente un amigo en esta situación.

— Creo que nos quieren ver juntos si o si— bromeo nervioso.

Raphael se aparta y acomoda su pelo aunque no ha perdido ni un poco de orden que lleva siempre, sus brazos al flexionarse muestran a través de la chaqueta lo trabajado que son, y su remera se levanta un poco dándome vista a piel que hace que mis sentimientos exploten dentro de mí, es hermoso, es fascinante, es alucinante como algo así pueda causar tanto, y es que he visto tantas películas, he leído tantos libros, pero vivir esos sentimientos en carne propia es otro nivel, es loco decirlo, pero todo lo que hemos pasado desde el comienzo, parece sacado de una película, como mi mundo cambio al conocer a un chico al que quise salvar sin pensar en mi vida, y ahora terminé enamorado de él a punto de tener una cita pagada por nuestros amigos.

— Somos muy compatibles Simón, hasta yo me sorprendo que me agrades tanto.

— ¿Será el destino?

— Ve a cambiarte— dice riendo— niño tonto.

Salgo de esa habitación para ir a la mía, coloco música mientras me decido si ir a bañarme o buscar ropa, nunca he sido difícil de decidir que ponerme además la ropa que he recibido después de mi transformación no tiene ningún color más que negro, blanco o rojo, si hay un gris o alguno colorido puede que sea un milagro, así que optó por ir a bañarme, aunque no es necesario, nuestros cuerpos al perder la vida humana no produce ningún olor, ya no hay transpiración puberal, no hay malos olores por cualquier motivo del cuerpo. 

Al Lado Tuyo. •Saphael•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora