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Simón.

Estoy recostado en el sillón mirando el techo de la casa con atención, cuando era un mundano ya unos meses antes, podía soñar y entrar a una dimensión distinta con aventuras que mi vida real no tenía, pero ahora no puedo hacerlo, dormir parece una palabra tan lejana ahora que es difícil ya volverla a sentirla como es, como también me pasa con el termino de comer comida chatarra, algo que he aprendido por los Nephilim es que los vampiros se alimentan de sangre toda su vida, no hay manera de probar otra sustancia que esa de color escarlata, espesa y sabor dulzón, espero que no sea del todo cierto porque extrañaría comer. 

Por mis párpados a penas visible pasa el rostro de mi madre, con una sonrisa radiante en su cara, con su pelo suelto de un color rubio ceniza que me gustaba peinar, con sus manos inquietas refregándose entre sí por los nervios acumulados, sus miradas alertas que había comenzado a tener después de la muerte de mi padre haciéndose cargo de todo el trabajo hasta que yo pudiera tomar el papel de hombre de casa, su voz apenas puedo recordar, no me acuerdo su tono o sus oraciones particulares, me siento tan mal, le he fallado a ella y a mi padre cuando le prometí ser el hombre de la casa cuando llegara a mi edad adecuada, y a pesar de las palabras de Raphael sigo sintiéndome tan mal. 

Muerdo mis labios y aprieto mis manos en puños cuando la visión de mi madre se va desvaneciendo para ser suplantado por los Nephilim, todos lo que me trataron como un sirviente, tomándome como un inútil, como si nunca más saldría de esa etapa de siervo que ellos creían, pero lo he hecho, no de la manera que en verdad quería, ahora soy un fugitivo a punto de muerte, pero lo he hecho y voy a vengarme cuando tuviera la ocasión porque me habían metido en la cabeza que era un inútil, haciéndome sentir mal cuando no era así, Raphael lo había dicho, solo debía de practicar y mejorare con los días.

"Simón tráeme un café."

"Simón debes limpiar las armas."

"Simón acomoda estos papeles por mí."

Había hecho trabajos que me lo tocaba, quería convertirme en un Nephilim, uno bueno para impresionar a Isabelle, demostrar que era bueno para ir en misiones y poder ser Parabatai de mi mejor amiga, Clarissa, ser un Nephilim era algo que me emocionaba desde el primer momento pero me habían tratado como una basura, ahora entiendo muy bien porque los subterráneos no les quieren, los respetan por obligación, por miedo a que les hagan algo malo, todos sabemos que no son más que mundanos con dones de ángeles, pero de personalidad egocéntricas tratando de ser superiores a los demás, no tienen nada de ser angelicales.

— ¿Simón?

Parpadeo viendo a Fran mirándome desde arriba, sus rizos caen por su cara y parece preocupado en un cierto punto, o eso quiero pensar, en alguien preocupado por mí, me siento viendo como el chico se sienta en el suelo delante de mí, tuerce un poco su cabeza mientras me mira con atención, me da miedo verlo así, como sus ojos me penetran con los míos tratando de descubrir que está sucediendo conmigo y porque estoy así, corro la mirada cuando ya está comenzando a hacerme sentir incómodo.

— Eres inseguro de ti mismo— me dice Fran— al ser un cachorro de los Nephilim han sacado la seguridad que estaba en ti.

— Nunca estuve seguro de mi mismo Fran— le comento enfadado— deja de hacerte el que leíste mi mente porque te voy a tirar con mi zapatilla por tu cabeza.

— Ahora tienes la oportunidad de serlo, ya sabes eres inmortal. Y sabes que soy mucho mejor, en todas las habilidades que pienses, así que tú zapato volador no me haría nada, ni rozarme.

El chico vuelve a irse cerca del televisor mientras que me quedo ahí sentado un poco distraído por toda la situación, por todos los recuerdos, la conversación que me ha dado, muevo mi mano a dirección de mi cara pasándola desde arriba hacia abajo como para tratar de dejar de pensar un poco. Dejo escapar un suspiro a pesar de que no tengo porque hacerlo, porque ya no respiro, pero como una necesidad humana que tuve en algún momento trato de sacar el aire acumulado dentro de mí, saliendo nada, ni un poco de aliento, miro el televisor cansado pasando mis manos por mi pelo para alborotarlo un poco cuando veo la puerta de la sala abrirse, subo la mirada de inmediato viendo a Raphael y a Ragnor entrar por ella.

— Muy bien mocosos, espero que hayan descansado porque hoy tendrán una mañana de historia con Ragnor.

Me es inevitable no sonreír con su presencia, ya me he asegurado de que me voy a aferrar a él, a mi jefe vampiro, que me ha dado a entender que si cree en un cambio con esta torpeza que llevo, si logro eso y recibo la ayuda suficiente de ese chico en semanas o meses ya dejare de ser alguien torpe, un don nadie y un inseguro, podre ayudar a Raphael, hacer un clan aparte al que ya está en Brooklyn, yo me encargaría de que Fran se quedará con nosotros y hacer un clan de cinco personas, nosotros y los brujos, será como los superhéroes de Marvel que he leído.

— No me gusta historia —se queja Fran.

— Yo nunca te pregunté si te gustaba o no —musita Raphael.

— ¿Y así quieres que sea bueno con él, Simón? Que se haga follar por un Nephilim.

Después de eso se armó un problema muy grande donde ambos, Fran y Raphael, terminaron golpeados con algunas heridas, más el polluelo que se ha recibido la mayoría de los golpes ya que el vampiro es mucho más rápido y ágil, pero Ragnor ha estado ahí para separarlos de aquel momento tan tenso, dejándolos uno en cada lado siendo sostenido por la magia para que no volvieran a una pelea donde podrían lastimarse peor de lo que están. 

No recibieron regaños por parte del brujo, pero si por Magnus Bane que ha sido despertado de su sueño y ha llegado a la sala con un humor de perro, me hace recordar tanto a las peleas de las películas que solía ver, la casa solo estaba llena de gritos por parte del moreno que estaba muy molesto, y ninguno de los demás hablaban en el proceso, cuando el brujo se pone así, sí que daba miedo. Pero agradezco que el brujo ponga en su lugar a esos dos vampiros antes de que lleguen a peores, Fran parece asustado y está prometiendo, junto a Raphael, comportarse ambos en aquella casa hasta que deban separarse ambos de camino.

— ¡Si vuelvo a escuchar una pelea más juro que los voy a convertir en alimento para Presidente Miau!— dice Magnus— ahora dejen dormir, estoy en proceso de un sueño de belleza, si esto se arruina y mi rostro no recibe lo que tiene que recibir, me molestaré mucho.

Después de que Magnus desaparece por la puerta, todos se sienta en los sillones, comienzo a reír por la situación, parecen niños que han recibido el regaño de su madre y ahora era el momento de quedarse callados, Ragnor al entender la situación también comenzó a reír hasta que el vampiro mayor nos miro de mala manera, donde nos indicaba que debíamos callarnos si no queríamos consecuencias.

— Es hora de que sigamos a lo que había venido, ahora— musita Raphael.

En ningún momento pude tener la atención de la mirada de Raphael, si no estuviera en la razón diría que vampiro mayor esta avergonzado de todo lo sucedido, pero sé que no es así, Raphael Santiago nunca se avergüenza de sus acciones, así que los tres escuchamos a Ragnor dar sus clases, de vez en cuando ambos, yo y Fran, comenzábamos a preguntar para sacarnos la duda cuando no entendíamos algo que el brujo dice, su lenguaje es mucho más avanzado para nuestra cabezas y entendimiento.

Al Lado Tuyo. •Saphael•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora