Sannin de Konoha 10

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El banquete de bodas

Fue un segundo que le tomó reaccionar y quitarle el sombrero para con él quitarle la identidad. No lo podía creer...

-Hinata-chan -apenas susurró audible.

Ella sintió un terrible encogimiento en su estómago... había dicho su nombre...

Su cabello recogido en una cola alta onduló con más elegancia que nunca. Al tiempo que ella se arrodillaba y le entregaba la espada de su abuelo.

-ahora si- dijo ella –bienvenido a casa, sir Naruto-kun

El Sannin de Konoha ni siquiera se movió. Ella permanecía de rodillas, sosteniendo la espada de su abuelo, en claro homenaje de caballerosidad que no podía significar otra cosa que la entrega de las tierras y por ende de su corazón a Sir Naruto.

Lady Hinata estaba preocupada, él no reaccionaba...

Lentamente, Sir Naruto se arrodilló. Y quedó frente a ella, sin siquiera tocar la espada ofrecida. Lady Hinata abrió los ojos para toparse los de él justo sobre ella. Cielo y Perla. Él acercó su mano y la despojó del antifaz negro que llevaba. Lo que provocó que sus mejillas se encendieran.

Sir Naruto tenía en entrecejo fruncido al momento de preguntarle a Hinata –"Porque..."

-¿Cómo esperabas que una mujer se hiciera cargo de un feudo...? -respondió con simplicidad Lady Hinata. –me respetan por que los ladrones temen a la sombra de 'Minato'...

-¿Hace cuanto... tiempo?

-Tenía 12 cuando mi madre falleció, y cuando mi padre empezó a abandonar Byakko. Primero lo hacía días, luego meses y más tarde años... por lo general su paje Yamato me mandaba noticias de él... Un día, no mucho después de eso llegó a visitarme el Ilustre Hatake para darme las condolencias. Fue cuando trajo muchos libros con él... y me instruyó en la caballería... esgrima y las ciencias... él fue de gran ayuda... No supe en que momento, pero yo me había convertido en 'Minato'. Defendiendo al pueblo y protegiendo a la dulce dama de las tierras... a mi.

-Así que llevas más de 10 años protegiéndote -atinó sir Naruto.

Ella asintió.

Ése era el gran misterio》 pensó sir Naruto al momento de tomar la espada de Lady Hinata de sus manos y guardarla en su cinto 《todo éste tiempo eras tu... pero ya no tienes que protegerte... yo lo haré por ti

En silencio tomó la mano de Lady Hinata y ésta se puso de pie. Sus ojos reflejaban incertidumbre y hasta miedo ante la mirada fría de sir Naruto.

-mañana se realizará nuestra boda... será mejor que nos vayamos a dormir...-hasta al Sennin le impactaron sus propias palabras.

Ella asintió. 《¿éste hombre estaba hecho de hielo...?》 Ahí estaba ella, vestida de hombre, había librado singular batalla a su futuro esposo, le había confesado el más terrible de sus secretos... ¡y así respondía!.

-Acerca de eso... sir Naruto-kun -dijo al fin la ojiperla. Él sólo la miró. -nuestro acuerdo sigue en pie... lo hablamos en los acantilados y planeo seguir con ello...

Naruto quería contradecirla, pero extrañamente su vos no salía.

-te recibiré en la alcoba nupcial... pero en mi cama solo hasta que seamos amigos...

Y esas fueron las últimas palabras de Lady Hinata a Sir Naruto. Se retiraron en silencio a sus aposentos. Mañana sería solo el principio.

La plateada niebla que cubría Byakko la mañana de la boda de Hinata fue entendida como un mal presagio prácticamente por todo el mundo en la isla. Los murmullos de preocupación comenzaron en el pequeño grupo de criadas que ayudaron a Hinata a bañarse y vestirse.

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