Capítulo 9. Diciembre

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- ¡Hola, Christofer!

- ¡Hola, Nicole!

- Desde que nos cambiaron de salones, no te he visto. ¿Cómo has estado?

- Muy bien, y ¿tú?

- Alguno que otra dificultad, pero bien, gracias. Bueno, me tengo que ir, cuídate.

Sentí que ella no quería saber nada más, que si estaba bien. En realidad, la mayoría de las personas lo hacían.

- Hola... - lo saludó –

-Su voz. Ella no puede ser. - ¿sí? – le gritó.

- No quería molestarte, perdón.

- No, espera, te confundí con alguien más, perdón, ¿Me decías?

- Dejaste esto en el salón.

Era una libreta que Romina me había regalado un día después que se fue.

En el descanso, evitaba ir a la cafetería, todo me recordaba a ella. Me preguntaba cómo Romina pudo hacer eso o porque lo hizo. De todas las preguntas que me hacía, no podía responder ninguna.

- Joris, hola.

- Hola Chris, ¿qué pasa?

- ¿cóm... cómo está... ¿cómo estás? – no podía preguntarle cómo ella estaba –

- ¿Yo? Muy bien y ¿tú?

- Si, igual bien. ¿hiciste la tarea de álgebra?

- ¿Tarea? No puede ser, no la hice, me tengo que ir.

- Ah sí, nos vemos. – sonreí – en verdad la extraño. – dije en voz baja –

Han pasado dos meses desde que no sé nada de Romina.

En la libreta que Margaret me entregó en la portada decía:

Hola Chris, no quería irme sin buscarte una vez más para que me escucharas. Sé que será difícil que creas lo que te diré en la libreta, porque me fui sin decir nada. Te quie...

Ya no puedo seguir pensando en ella. Después de todo, es una mentira que no quiero recordar.

Entré a clases, no podía concentrarme. Cada vez que miraba a un lado, me recordaba todo lo que había en ella. Romina, la chica del cabello castaño, su simpática sonrisa y personalidad. No puedo creer que ya hayan pasado dos meses sin verla. Tal vez debería leer lo que hay en la libreta, lo que quiso decirme.

La semana pasada, mi papá nos dijo que conseguiría un nuevo empleo, lo cual me pareció genial, ya que en el que estaba no era bueno del todo, no le daban seguro ni ingresos extra. Hoy al llegar a casa, mi madre dijo que él no estará en casa, le pregunté el motivo, pero no me dio razones, sólo bajó la mirada y se fue a su habitación.

Si quería saber lo que Romina me había escrito, pero es fin de semestre, y entre Romina y mi semestre, prefiero ser alguien.

¿Han sentido alguna vez tanta presión por algo? Yo sí. Sentía tanta presión e interés por saber qué es lo que decía la estúpida libreta.

Te escribí todo lo que debí decirte. No quiero que te quedes con la mala imagen de tu padre, pues lo conoces mejor que yo y has vivido con él. Pero date cuenta de todo lo que hace en el "trabajo", ¿de verdad crees que se va por construcciones? No quiero ser tan dura con la verdad, pero te la diré porque te quiero. Hace unos pocos días que me enteré que tu padre, trabajaba con el mío. Tu papá ha estudiado contaduría, y tenía muy buenas recomendaciones, eso es lo que pensábamos.

Espera... ¿qué? ¿contaduría?

Tu papá llegó a la empresa que se construyó hace dos meses. Él se encargaba de administrar el ingreso y egreso. Las primeras semanas mi papá lo felicitaba por su gran trabajo, las cantidades coincidían. Él me contó que confió en él, porque cada semana le entregaba cuentas y le decía que podían mejorar para mayores ingresos, lo dejó en sus manos.

Semanas más tarde, mi padre se dio cuenta que la cantidad de productos que se habían vendido, el precio no era el correcto para las empresas que lo habían solicitado, así que llamó al señor Ernesto y contestó que las empresas ya habían rechazado el producto, así que pidió dinero al banco que mi padre tiene en Liverpool, para indemnizar lo que se perdió claro, sin el consentimiento de él. Esa fue su primera llamada de atención, ya que el dueño de la empresa es mi padre no el señor Ernesto, para confirmar o rechazar empresas.

¿Por qué defiende tanto a su padre? ¿Por qué puedo asegurar que va a culpar a mi padre?

Chris, no quiero que dejes de leer, todo lo que escribí. Tienes el derecho de saber porque tu padre no estará en casa en algunos meses.

Dos semanas más tarde, tu padre ya no rendía cuentas. Así que decidió renunciar, mi papá lo aceptó sin pedir razones. Hace una semana, mi padre habló con los del banco para saber qué días se podía pagar la cuenta restante. El banco le dijo que él no pidió el préstamo hacia su cuenta. Así que mi padre fue personalmente a Liverpool para verificar los datos y efectivamente Chris, la firma era de tu padre, hacia una cuenta que no tenía registrado en los archivos que él devolvió a los pocos días que renunció. Fueron miles de euros que fueron transferidos. Sin embargo, mi padre no hizo nada en contra del tuyo, quiso pagarlo pues creyó que era por la cuenta de tu hermanita de cuando estuvo en el hospital, pero ...

- Chris, ven a cenar.

- Ya voy, mamá.

Fui a la cocina, y no sabía que era verdad y que era mentira a cerca de lo que Romina me contaba en aquella libreta.

- Mamá, ¿me puedes contestar algo? -supliqué-

- Por supuesto que sí, cariño, ¿qué pasa?

- ¿De qué trabajaba, papá?

- Ayudaba a construir el hospital ¿no lo recuerdas? -la noté segura-

- Si, pero después de ese, ¿en qué más trabaja?

- De... lo mismo, ¿por qué lo preguntas?

- Nada más, es para una encuesta de los empleos de padres de familia.

Era obvio que mi madre mentía, siempre tocaba sus cienes cuando se ponía nerviosa por algo y sólo se concentraba en algo que no sea la mirada de quien le hace preguntas en este caso era yo.

Eran tantas mis dudas que tenía. Después de la cena subí a mi habitación y terminé mis tareas pendientes para el día siguiente y dejé de pensar en Romina.  

¿Qué tanto puedes saber de mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora