¿Qué tanto puedes saber de mí?

Capítulo 17. El Maravilloso Fin De Semana. P.1

- AMOR!!! ES TARDE – exclamé con molestia –
- Ya voy, ya voy, tranquilo Chris...
- Ayer me dijiste que tenías todo listo y vamos a perder el autobús.
- Ya salí, y ¡si sigues discutiendo conmigo lo perderemos por tu culpa! – sentí como sus ojos de Kazi se prendían ante mí –
- Lo siento, lo siento ¿ya? Vamos.

Eran las 11 de la mañana y el autobús salía en 30 minutos, estaba seguro de que lo perderíamos...

- Amor... mírame, - Kazi tomó mi mano y lentamente mi mejilla –
- ¿Qué pasó? – contesté con frialdad –
- No quiero que vayamos juntos si vamos a estar así, y la verdad es que...
- ¡Hey! No estoy molesto contigo – traté de "arreglar" lo que había causado mi mal humor – mi enojo es con el tiempo, no se puede detener para que tú estés lista – intenté sonreír –
- Eres un tonto, Christofer.
- Pero es al que quieres, cariño. Vamos, se nos hace más tarde.

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Llegamos a la estación y resulta que el autobús se demoraría 40 minutos más de lo pensado. Kazi sólo comenzó a reírse de mí, por lo dramático que fui, sé que ella sabía que estaba de mal humor, pero nunca me pregunta lo que me pasa hasta que yo decida decirle, me gusta que no apresure nada, me gusta admirarla a lo lejos de mí sonriendo con sus amigas, no ha dejado de ser quien es desde que la conocí.

Durante el tiempo que esperamos, comencé a recordar lo que pasó hasta el día de hoy. Romina era una de ellas, nos dejamos hace tiempo o tal vez eso pensaba, porque en realidad yo dejé que se fuera si no es que ya me había dejado ella a mí. Pensarla, me hacia bien. No porque todavía hubiese el amor que sentí en su momento, sino porque evitar no pensarla, era como hacerme la idea de que nunca existió en mi vida, pero, era todo lo contrario. Sólo me gustaría verla una última vez y darle el último adiós, tal vez sea en unos años cuando seamos ancianos y nos riamos de todo lo que un día hicimos juntos, que locura sería.

- Hola, pesado. – se sentó junto a mí, Kazi –
- Hola, irritante. – sonreímos –
- ¿En qué piensas eh?
- En... ¿cómo no fuiste mi novia antes? – puse mi brazo sobre su cintura –
- Porque nunca me lo pediste y me fui con el descerebrado ese que dices...
- Ya no recordemos nada de ese mal gusto que tuviste – solté una carcajada –
- Sí, y aún no se me quita ese pésimo gusto por los hombres ¡já!
- ¿Qué? ¿Qué trataste de decirme?
- Lo que entendió tu pequeño cerebro, amor. – En ese momento entendí que no quería a nadie más conmigo ese fin de semana, no por el simple hecho de que me hacía reír, con Kazi todo era diferente. –

Nos pusimos de pie y la abracé lo más fuerte que pude.

- Te quiero, Kazi.
- Te quiero, Chris.

- Autobús 0505, en la salida 3. Autobús 0505, en... - dijo la voceadora –

Tomamos nuestras maletas, y se las entregamos al encargado de acomodar el equipaje.

- Bueno, haremos de este fin de semana una gran aventura, ¿no lo crees? – me preguntó Kazi –
- Por supuesto que sí, espero sea inolvidable.
- Lo será para ambos, cariño. – rosó ligeramente mis labios y finalizó con un beso en la mejilla.

A lado de nuestros asientos, estaban las amigas de Kazi ¿ya había dicho que son muy irritantes? Su voz, su forma y sus actitudes son bastante "delicados", Kazi me ha dicho que debo llevarme con ellas qué si las conozco, podrían caerme mejor, pero, no sé cómo hablar con ellas sin decirles "Cállense". La primera era una rubia con ojos azules, un cuerpo delgado y con una voz chillona, la siguiente era una morena de ojos verdes, su cabello era totalmente negro y largo. Durante 40 minutos iba a escuchar sus voces, no incluyendo a la mi novia, la de ella lo bastante soportable aún cuando se comportaba como una niña pequeña en ocasiones. Antes de sentarnos le dije a Kazi que quería el lado de la ventana, porque sé que platicara con ellas en gran parte del camino, tomé mis auriculares y puse a Elvis Presley, me siguen gustando sus canciones románticas, aunque no pase en mi relación.