Capítulo 15. ¿cuánto tiempo?

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Marzo y, mi vida sigue siendo un desastre. Ya no soy organizado como antes, mis hojas de trabajo están por todas partes, no encuentro ninguno de mis útiles. Revisé debajo de mi cama, encontré una carta parecida a la que le había hecho a Romina hace unos meses. Aquella decía que estoy con una chica que había conocido, quería saber si ella me buscaría con alguna respuesta en carta, llamada o lo que sea que ella hubiese querido decirme al leerla. Si conocí a esa chica, pero la verdad es que no siento absolutamente nada por ella, soy realmente estúpido por dejarla ir, tal vez a los brazos de alguien más.

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El verano al fin, todos esperan el momento de la graduación, nos iremos a la playa con los amigos y mi novia, será diferente para nosotros porque cada que podemos vamos a cenar o a alguna feria, pero, nunca a la playa; últimamente ya todo es diferente, nos tenemos mucha más confianza y no parecemos una pareja, si no más que mejores amigos que disfrutan de su compañía y me gusta que sea así. Desde que me la volví a encontrar pasamos un buen rato, me contó que hace un año que dejó al descerebrado, y que no me había vuelto hablar porque estaba con Romina. Le conté mi historia con Romina, ella me sugirió que era lo mejor, la distancia y la confusión sólo nos hacía daño, por esa razón la dejé ir hace meses, tal vez sólo fue un momento de capricho hacia ella.

Cada que voy al colegio, observo lo que hay en mi alrededor, cada árbol, cada persona que pase por mi lado sonriendo o con tristeza en los ojos. La calle en la que vivo siempre ha sido solitaria, el tráfico no existe, me gusta el silencio que aporta la soledad. A diferencia del colegio en la que llegas y el tráfico es espantoso, pases a algún lado y cuchichean todo de ti, hablando de sus problemas amorosos y otros sólo escuchando las estupideces que dicen.

- Hola. ¿Ya estás listo para el fin de semana? – con sus brazos alrededor de mi cuello, con su cabello pelirrojo y sus dulces pecas alrededor de su nariz, sus labios color cereza rosando mis labios, y sus ojos color miel impregnados en los míos -

- Hola, siempre estoy listo. La verdadera pregunta es... - entrecerré mis ojos - ¿tú estás lista? – ella sonrió bajando la mirada –

- Me faltan algunas cosas, pero, prometo estarlo. – me dio un beso en la mejilla y caminamos hacia el salón de clases –

- Chicos, como saben, hoy es el último día de clases – todos hicieron una bulla – Sinceramente no les voy a extrañar – el profesor sonrió – así que no me queda nada más que darle sus calificaciones, sé que fue difícil, sólo algunos reprobaron – hizo una mirada malvada – Empecemos... Luis Villa...

El profesor de literatura era demasiado tenaz y sarcástico. Cada que me miraba me decía "No interrumpas mi clase" yo sólo sonreía por aquel recuerdo momento incómodo en el primer día de clases en segundo año. 

Tuve un 93 de calificación, no fue la mejor, pero, hice lo mejor para no reprobar.

Al salir de clases todos estaban alborotados, fue como de película ver como cada uno de los estudiantes aventaba sus libros con algo de miedo de que no les cayera uno encima y salía corriendo por la puerta principal. Yo esperaba a Kazi, ella estaba despidiéndose de unas de sus amigas que no irían a la playa el día de mañana, observaba su sonrisa y sus pómulos que se sonrojaban cada vez que me miraba, era sencillamente hermosa.

- Listo. Ya podemos irnos. – me sonrió –
- Perfecto.

Empezamos a caminar de la mano, jugábamos con nuestros pulgares y sonreíamos porque nos parecía gracioso.

- ¿Ya tienes listo todo para mañana? – me preguntó –
- Sí, desde anoche. – dije sarcástico –
- Mmh, no se te olvide guardar lo necesario. Y por la sonrisa que haces, no has hecho la maleta, sólo espero... - interrumpí –
- No se me va a olvidar nada, tranquila. – solté su mano y crucé mi brazo en su cuello y le di un beso en la mejilla –
- Me gusta estar contigo, Chris. – me miró esperando una respuesta, pero, no pude decir nada, sólo le besé la cabeza y seguimos caminando –

Su casa estaba a unas cuantas cuadras del colegio, así que el camino fue corto.

- Hasta mañana, Kazi. – le dije –
- Hasta mañana, Chris. – se dio la vuelta y no me dijo nada más –

¿Qué tanto puedes saber de mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora