Una semana y mi madre no me ha dicho nada sobre papá. Debo preguntarle todo, si es verdad que mi padre de verdad tiene ese problema. A mí es a quien debería Romina odiar. Su familia no ha hecho nada más que estar para nosotros. Me levanté de la cama decido a hablar con mi madre. Bajé por las escaleras, busqué a mi madre y la encontré en el sofá sentada con la cabeza hacia abajo aún con su pijama rosada, leyendo una carta. Me senté a su lado.
- Buenos días, madre. ¿qué ha pasado?
- Buenos días, cariño. Es una carta de tu padre. -contestó angustiada -
- ¿Sobre el trabajo? - bajé la mirada -
- No, Chris. Mira, no te he dicho toda la verdad. Tu padre no está buscando ni ha encontrado un trabajo. Él está huyendo y no sé durante cuanto tiempo. - Su voz se rompía con cada palabra que pronunciaba -
- Mamá, yo... ya lo sabía. Romina me ha contado todo. - dudé en decirlo -
- La familia Becher - suspiró - ellos siempre nos han ayudado, desde que eras tan sólo un pequeño. Por nuestra familia es que ellos se fueron hace muchos años.
- ¿Hace muchos años? ¿Ellos antes vivían aquí? ¿en Londres?
- Claro que sí, sólo su hija no. Ella nació en Liverpool y querían alejarla de aquí para que los problemas no la persigan. Aunque eso fue imposible, ¿no?
- Supongo que sí, tal vez hubiese cambiado muchas cosas si la hubiese conocido antes.
- Ay hijo, lamentablemente no podemos regresar el tiempo.
- Si, es verdad. ¿Qué ha dicho papá en la carta?
- Léela tu mismo.
Tomé la carta que dejó en la mesa de madera, la observé y la enviaron desde Cambridge, eso significaba que estaba con mis abuelos. El papel era viejo y con algunas manchas cafés, la caligrafía de mi padre siempre ha sido en manuscrita, para ser sincero casi no la entendía, pero había que hacer el esfuerzo.
Hola familia, ustedes saben que son lo mejor que tengo. No tengo palabras para despedirme de ustedes por ahora. Me he tenido que ir por problemas financieros con las empresas que he trabajado, he cometido un fraude a la familia Becher y eso es algo imperdonable y más aún ahora porque no pienso entregarme. Cada fin de mes les mandaré dinero, porque no pienso dejarlos solos. Sólo les pido un gran favor, contacten a la familia Becher y háganle saber que los papeles y el dinero están bajo la cama de Chris, nunca los saqué de Londres. Los quería guardar por si me amenazaban o les amenazaban a ustedes, pero han pasado ya casi 6 meses y ustedes siguen bien, eso me han dicho. Espero ustedes logren perdonarme por lo que he hecho, sé que en algún momento tendré que pagar esa deuda, con cárcel o efectivamente, ya casi es navidad y espero puedan estar aquí con los abuelos. Los extraño mucho y los quiere, Ernesto.
Al término de la carta dejó una posta data "Mandé los documentos a los Becher, lo que necesitaban".
Fui a recoger la libreta que Romina me había dado, detrás de ella estaba un número de teléfono, llamé rápidamente, pero la operadora decía; "Este número ha sido desconectado, por favor intente en... "aporreé el teléfono. No podía creer que desperdicié tanto tiempo por esperar la verdad, aunque ya la sabía. Mi madre tomó los papales que estaban bajo mi cama y los metió en una caja y con una carta de disculpa, por parte de nuestra familia y lo envió a Liverpool. Quería que su padre de Romina ya reciba la caja y sepa de ella. No sé cómo lo tomará su familia, no sé en que momento ellos podrán regresar. Tengo miedo de no verla jamás.
Abracé fuertemente a mi almohada como si la tuviera a ella conmigo. Recordé cuando ella era la niña nueva y el juguete que todos querían, me contaba las cosas tontas que los chicos le decían, ella lloraba en mis brazos, no podía soportar que estuviera así, Romina terminó de contarme y en aquel momento fui con toda mi decisión a romperle la cara a esos idiotas. Ellos siempre se quedaban junto a las escaleras, recuerdo que sólo llegué y me enfrenté cómo yo quería que Romina me viera, claro, ellos eran unos tíos bastante altos y se iban hacer ejercicio, creí que con saber algunas técnicas sobre defensa personal que aprendí en los videojuegos me salvarían y ellos saldrían lastimados con mis pulgares. Ese día fue mi primera pelea perdida, la primera vez que sentí tanto dolor en mi cuerpo y la primera vez que defendí a una chica. Romina fue a recogerme en el pasillo, me sostuvo en sus rodillas y puso su mano en mi mejilla, me dijo que fui un tonto, pero, que fue lo más lindo que han hecho por ella. Muy dentro de mí dice que debo dejarla ir, y ser feliz por mi cuenta. Lo que hubo entre ella y yo sé que fue muy especial, aunque nunca llegamos a nada.
En navidad, fuimos a casa de los abuelos para estar con mi padre. En la cena, nos contaba que los Becher habían retirado la demanda y que él ya podría regresar a casa, también nos dijo que la familia de Romina no iba a volver, porque establecieron una empresa demasiado grande en Liverpool e iban a mandar a alguien más aquí en Londres. Mi corazón se rompió una vez más.
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¿Qué tanto puedes saber de mí?
Teen FictionDesde los 11 años, veía películas de amor y sentía cómo esas dos personas que tenían contacto al mirarse, podían suspirar y decirse "Te quiero" . Desde esa edad le temía al amor, temía que alguien llegue tan lejos a conocer mis sentimientos, temía a...