Capítulo 5. La cita

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Regresando a casa con papá, no podía pensar en algo más que no sea lo que me pidió Christofer el día de hoy, ¿Una cita?  Estaba emocionada.

- Cariño, ¿estás bien?
- Sí, ¿por qué? -traté de ocultar mi extraña felicidad-
- ¿Segura? Durante el camino he observado el movimiento extraño que haces con las manos cuando estás nerviosa.
- Mmh... -dudé en contarle- ¿Recuerdas a Christofer?
- ¿El muchacho que te tiró de las escaleras? Lo recuerdo bien.
- Tú y mamá no dejarán de recordarlo, ¿Verdad? -sonrío- Bueno, el caso es que él me invitó a salir.
- Oh, y ¿qué le has dicho?
- Que sí, a las 5 vendrá.
- Me da gusto que te des nuevas oportunidades cariño.

No quería que me recordara lo que había pasado en Liverpool, así que sólo le sonreí. Bajamos del auto, papá me alcanzó y me abrazó. Al entrar a casa, mamá estaba haciendo la cena, quedé sorprendida.
- Hola, mamá.
- Hola querida, ¿Ya tienes hambre?
- Muchísima.

Eran ya las 3 de la tarde estábamos almorzando y papá nos contaba que su jefe trasladaría su empresa a Londres y que tomamos la mejor decisión de venir aquí hace tres meses, mamá dijo que empezaría su nuevo proyecto en el hospital general, al parecer faltaban habitaciones del personal y de consulta, para personas con poca economía para poder pagar los que necesitaban.

Después del almuerzo, comencé a revisar mis notas de clases para mañana, sólo había unos problemas de matemáticas estaban sencillos, lo terminé en 15 minutos y me metí a la ducha, salí y fui a mi armario para buscar una ropa cómoda y adecuada para la ocasión. Puse sobre la cama una blusa negra de manga larga y mi pantalón azul claro con mis zapatillas negras.

Las 4:45 de la tarde, Christofer ya casi venía, aunque tampoco era tan puntual. Me puse un poco de maquillaje y me hice una trenza del lado derecho y el colgante que papá me había dado en mi cumpleaños. Esperaba a Christofer en la sala, eran las 5:10, no llegaba, para calmar mi ansiedad me tomé un Yogurt, lo terminé y fui a lavarme los dientes lo más rápido que pude, por si llegaba.

- Hija, ¿aún no llega? -preguntó mi mamá desconcertada-
- No mamá, ya son las 6:00, ¿se le habrá olvidado?
- No lo creo, ¿Por qué no le llamas?
- Él es muy puntual. Pero, tienes razón. Le llamaré.

Tomé el teléfono de casa y le llamé. Marqué unas 3 veces y no contestaba, mamá me miró y me dijo:

-No dejes de intentarlo.
-Bien.

Volví a intentarlo.

- ¿Hola?
- ¿Chris? Soy Romina, ¿Qué ha pasado?
- ¿Hoy saldríamos verdad? Lo olvidé por completo, disculpa.
- Aún estoy lista, ¿puedes venir? Te espero.
-No lo creo. -escuché como su voz se cortaba-
- ¿Por qué? ¿qué paso?
-Mi hermanita, Romina.
- ¿Estás en casa? ¿Está bien?
- No estoy en casa, estoy en el hospital. Romina, te necesito. -echó a llorar-
- Voy enseguida, tranquilo.
- Te espero.

Mamá, papá y yo salimos lo más rápido al coche camino al hospital. Estaba tan confundida, ¿Qué le había pasado a Fátima? ¿Él estaba bien? ¿Cómo iba a ayudarle? Durante todo el camino, estuve haciéndome las mismas preguntas sin encontrar respuestas. Quería que mi padre vaya más rápido, pero mi desesperación podría causar un accidente, decidí tomar calma.

Al fin llegamos, mis padres le preguntaron a la enfermera Paterson en donde se encontraba la pequeña Lowell y nos dirigió camino al segundo piso.

- Están en la segunda habitación. -dijo en tono amable la enfermera -
- Gracias. -contestaron mis padres-

Abrí la puerta y ahí estaba Christofer, sosteniendo la mano de Fátima, sus ojos alegres y cafés, no estaban con él, sólo la tristeza que evadía su dulce mirar.

- Chris... -le hablé-
- Romina, estas aquí...
- Aquí estoy... tranquilo.

Se levantó de aquel asiento y fui a abrazarle. Sentí como él se derrumbó en mí, sentí su corazón acelerado, y sus lágrimas cayendo en mi hombro, no sabía qué hacer.

- ¿Qué... que le ha pasado a Fátima?
-Estaba yo haciendo el almuerzo, y cuándo escuché que me dijo ¡Chris...! la vi tirada en el piso, lo único que hice fue llamar a emergencias y después a mis padres que estaban en Oxford para visitar a mis abuelos y están en camino.
- ¿Ya te han dicho algo los doctores? -contesté desanimada-
- Hace 5 años, sufrimos un accidente... -calló por un momento y siguió- caímos a un barranco mi padre y nosotros dos, ese día Fati estaba en el lugar del copiloto y sufrió un fuerte golpe en la cabeza, nos llevaron al hospital general, a los dos días nos dijeron que mi hermanita más adelante podría tener problemas en el cerebro, por una fractura interna y que en ese momento no podrían atenderla por falta de recursos que ellos necesitaban. Durante ese tiempo la estuvimos trayendo cada seis meses a este hospital, para que la analicen y estar pendiente de cualquier anormalidad, el próximo mes era su análisis, pero se ha adelantado, los doctores aún no quieren decirme nada, hasta que estén mis padres presentes.
- ¡Papá, mamá! ¿No pueden hacer algo? -pregunté desesperada-
- Ya hemos preguntado cariño, tiene que estar sus padres.
- Tranquilo Chris...
- Gracias por estar aquí, Romi. -sostuvo mi mano-
- Para las veces que me necesites.
- Siempre te necesitaré.
- Aquí estaré.
- Y yo también para ti.

Eran las 8:00 de la noche, los padres de Christofer estaban en la habitación de Fátima con el doctor dándole los resultados.

Salieron de la habitación, el doctor junto con los padres de Chris, la señora Jessica me dijo que Chris quiere verme, entré por aquella puerta blanca, él seguía tomando la mano de su pequeña y frágil hermanita, salían las lágrimas en su rostro y le decía:

- Fati, sé que no soy un buen hermano para ti, en algunas te he fallado, pero aquí me tendrás hasta que salgas de aquí, te lo prometo.
- ¿Qué te ha dicho el doctor?
- Estará bien, aunque ya no será tan buena en la memoria.
- ¿Se olvidará de ustedes? -contesté sorprendida-
- No Romi, me refiero a qué se le olvide en donde dejo sus cosas, lo que hizo o comió ayer, así que tiene que tomar vitaminas todos los días para qué no empeore.
- Ah bueno, ¿No puede mejorar con algo más?
- Por ahora no. Iré por un café, ¿puedes verla por un momento?
- Por supuesto que sí, me quedaré con ella. -le mostré una sonrisa-
- Gracias.

Ahí estaba Fátima, con el rostro pálido y sus manos suaves pero cada vez no con tanta calidez, tenía unas pestañas largas y...

- ¿Quién eres? -tartamudeo la pequeña-
- Soy Romina, tu hermano fue por un café, no te alteres.
- Tranquila. Al fin te conozco, él me ha hablado mucho de ti. -sonrió- Creí que estaba exagerando, pero aquí estás, cuidándome.
- Y para lo que necesites.
- ¿Cómo está Lowell?
- Él está bien, quédate tranquila.
- No me mientas, te lo pregunto a ti porqué sé que él me dirá lo mismo.
- La está pasando un poco mal, no es fácil ver a una persona tan importante como tú en el hospital, ¿Puedes entenderlo?
- Lo entiendo, por eso quiero pedirte que estés con él, mi hermano puede aparentar ser muy fuerte ante todo, pero en el fondo no es tanto como dice.
- Lo sé y es por eso que estoy aquí, para apoyarlo, animarlo y claro por ti, que aunque te acabo de conocer, él no para de decir maravillas de ti. -le sonreí-
- Muchas gracias. -sonrió- ¿vendrás a verme muy seguido?
- Te lo prometo, que sí.
- ¿Aunque él no pueda venir?
- Las veces que sean necesarias, aquí estaré.
- Eres buena, para él.
- Descansa, pequeña.

A los pocos segundos ella se durmió, quería que Chris la escuchara, aunque sea esta noche, pero me ha dejado un mensaje para él, lo dejará un poco más tranquilo.

- ¿A despertado?
- Sí.
- ¿Qué te ha dicho?
- Me preguntó por ti, qué cómo estas, le dije que estás siendo fuerte para estar con ella.
- Es todo lo que debe saber, ¿sólo de eso hablaron?
- Me dijo que, la venga a visitar y a leerle su libro favorito, ¿tú sabes cuál es?
- Sí, "Sheccid"
- ¿En serio?
- No lo ha terminado de leer, pero dice que le recuerda a una historia.
- ¿A cuál?
- Una historia, nunca me dijo cuál.
- Mmh... está bien, ¿lo traerás mañana?
- Sí, te veo mañana en el colegio.
- Perfecto, nos vemos mañana.

Iba camino a la puerta, Chris me detuvo y me abrazó diciendo:

- Gracias por estar aquí, te quiero.
- Yo también te quiero, verás que todo mejorará. -me soltó- adiós.
- Adiós.

¿Qué tanto puedes saber de mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora