Capitulo 13: ¿Porque tan sola, pelirroja?

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Me agache para quedar en la altura de Clara, ella miraba el suelo con los ojos llorosos.

— Clary —intente tocar su mejilla, ella se alejó un poco.— pequeña... la directora Hank nunca me dio tu dirección, salí a buscarte millones de veces... pero jamás daba contigo.

— Ann ya es tar-

Brayden se callo cuando me miró, también a Clara y se quedó atrás mío.

— ¿Quien es el Ann? —preguntó Clara aún llorando.

— Mi... —suspire. El timbre sonó, ella miró que sus compañeros entraban y simplemente me abrazo y beso mi mejilla.

— ¡Vendré a buscarte! —grite.

— Ann —Brayden me hablo.— ¿quien es ella?

— Mi hermana, mi hermana de sangre.

(...)

— ¿Vas a contarnos? —preguntó Brayden aparcando el auto en el estacionamiento.

— Chicos, llegaremos tarde —dije.

— Ya perdimos la primera hora Ann —me calmo Marcus.

Aunque no si eso me calmo.

— Tengo 3 hermanos, Clara, Kennedy y la de en medio soy yo —hablé.— Cuando Clara tenía unos 5 años y yo tenía 9 años y Kennedy 16 mis padres murieron en un accidente de auto, mi familia es de Irlanda y nunca tuvimos contacto con ellos, así que entramos al sistema. A Ken lo llevaron en una casa compartida, con otros jóvenes por ser mayor, Clara y yo fuimos a un orfanato.

Suspire, algo dolida y con algunas lagrimas cayendo por mis mejillas.

— Está bien Ann.

— Cuando Clara tenía 7 la adoptaron, Ken trabaja en una empresa de motores, pero aún tiene 19 años, no puede hacerse cargo de sí mismo. Menos de dos chicas. Así que después de unos años perdí contacto con ambos —hablé triste.

— ¿Los extrañas? —preguntó Jack.

— Más que a nada en el mundo —dije triste.

(...)

Me aleje de los chicos y salí a unas bancas que están en el campus de la universidad.

No había visto a Clara en años, ahora, puedo ver claramente a una chica de 12 años. Con su cabello pelirrojo tan Rojo como la lava, sus labios rosas y esas pequeñas pecas que siempre la hacían ver más tiernas.

Extraño a mi hermanos de sangre así como a los que hice en el orfanato, me siento mal por no corresponder tan bien el amor que los Marshall tienen por mi, también me siento mal porque no puedo hacerlo como sé que a ellos les gustaría.

Que llamara mamá a Samantha o papá a Oliver, que les dijera hermanos a los chicos, mis chicos. Que les platicara cada cosa o como me fue en el día, simplemente no puedo.

No puedo dejar de pensar en Clara, en su sonrisa y su linda forma de ser cuando estábamos juntas. Como le encantaba jugar a alas atrapadas y escondidas y que también amaba que le hicieran dos coletas.

Una salvaje sonrisa junto a unas rebeldes lágrimas salieron de mi, recordando el día que Clara tomó un pote de chocolate y lo comenzó a comer, Ken y yo estábamos preocupados pero cuando mis padres lo vieron lo único que hicieron fue reír.

— ¿Porque tan sola? —me limpie las lágrimas rápidamente para ver quien era el responsable de esa voz, esos ojos verdes fueron mi primera vista para después seguir por sus labios rosas y esos rizos rebeldes.

— ¿Disculpa?

— ¿Que porque han sola, pelirroja? ¿Acaso estás sorda? —hablo, bufé.

— Largo de aquí Alexander —dije, Este soltó una risa.

— Sabes mi nombre —medito.

— Y tu el mío.

— Hermana de los Marshall ¿como no saberlo? —dijo.— Oh, y chica que entró al vestidor de hombres mientras estaba ahí.

Maldije a mis mejillas por sonrojarse, creo que estaban del mismo color que mi cabello.

— Fue una apuesta de Henry —dije.

— Lo debí de suponer, Travis me habla como es el chico —dice, se acerca a mi.— ¿estabas llorando?

Veo como levanta su mano y con su pulgar limpia una lagrima de mi mejilla, deja su mano ahí por un segundo hasta que alejo mi cara de el.

— No, bostece —mentí.— me tengo que ir, ya falte a dos clases.

Me levante, no tenía ganas de estar en alguna clase o de estar con personas.

— Está bien pelirroja, nos vemos —se levanta también y acerca su mejilla a la mía dándole así un beso de despedida.

Quedé observándolo hasta que entro a un edificio.

¿Que rayos acaba de suceder?

Saque mi móvil y marque a Dylan.

— Mira, se que puede que sea una emergencia Zanahoria, pero ahora estoy un poco ocupado —dice agitado. 

— ¿Quien es Dy? —preguntó una mujer.

Oh.

— Lo-Lo siento Dy... lan. —colgué.

Maldita sea, necesitaba a alguien.

— ¡Ann! —grito Brayden.

Ahí estaba el chico, llegando junto a sus hermanos. Mis hermanos también.

— ¿Vienes? —me sonríe tendiéndome la mano.

— Claro, hermano.

Adoptada por los Marshall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora