Arrebatos

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Después de oír ese Mama de Jason yo me he quedado exactamente igual de boquiabierta de él, debemos parecer dos tontos muy tontos, mirándola fijamente sin articular palabra, después de un minuto largo consigo cerrar la boca, pero no se bien que hacer o que decir, ella avanza hasta quedar delante de Jason, sonríe y sus ojos se aguan :

__Jason.....hijo...__me fijo en Jason, esa simple palabra ha reactivado algo en su cabeza, frunce el ceño, aprieta la mandíbula como si quisiese rompérsela por completo, está a punto de explotar, lo sé, se va poniendo rojo escarlata, sus puños se aprietan hasta ponerse blancos,  avanza un poco más  hasta quedar casi nariz con nariz y susurra de manera contenida:

__!!yo no soy tu hijo¡¡ Y ni se te ocurra entrar a verlo...¿quieres matarlo de la impresión...? Vete...aquí nadie te necesita__dicho ésto la deja ahí plantada como un pasmarote y sale caminando casi a la carrera, yo salgo tras él y lo veo  respirar de manera acelerada, veo que no se dirige a la cafetería, sale de urgencias, encaminándose  hacia el coche sin decir ni mu,  entro tras él  y lo miro fijamente, su mirada está clavada en el cuadro de luces del coche, como si ahí estuviera la respuesta, entonces sucede. 

Lo escucho gruñir de forma agonizante y comienza a darle golpes al salpicadero ensañándose, lo dejo desahogarse sin decir nada , un rato después se cansa y jadeante se detiene. Arranca el coche y mas tranquilo se dirige al kiosko. Cuando aparca miro el reloj, aún me quedan quince minutos;

__Espera un momento.... no te vayas, vengo ahora...__ni me mira, salgo escopeteada y entro al kiosko,  dejó que Dorinda atienda a un par de niños , me mira y me mira sonriente:

__!!Buenos días niña¡¡__me acerco a ella.

__Le compro una bolsa de hielo__ella frunce el ceño, después de un momento se encoge de hombros, salgo corriendo a la nevera, abro una bolsa de hielo y saco dos piedras, corro a nuestro cuarto privado y los envuelvo en papel de cocina, después vuelvo a salir escopeteada, y dejo dos euros que encuentro por mi bolsillo en el mostrador__!vengo ahora¡.

Entro en el coche y sujeto su mano,  hinchada y roja, pongo el hielo contra ella y me quedo en silencio, él me mira por fin y mi mundo se detiene, sus ojos que otras veces me paralizan y me aceleran el alma ahora están apagados, hundidos, vacíos,  le mantengo la mirada, aguantando las ganas de abrazarlo, no se como reaccionará y si es lo que necesita, pero él me sorprende, estirando su otra mano y acomodando un mechón rebelde de mi pelo en mi oreja, deja caer sus dedos en una sutil caricia por mi mejilla y mentón, algo que sin poderlo evitar me provoca un estremecimiento. Inclino mi cara hacia su mano a la altura de mi boca  y doy un beso en sus dedos, le arranco una sonrisa, toma mi barbilla y se inclina besándome los labios casi en un leve contacto, una ínfima caricia llena de ternura:

__Luego te vengo a buscar princesa__asiento y salgo del coche. No quiero dejarlo solo, porque ¿ahora? ¿Volverá al  hospital?¿Estará ella allí? Pero no tengo mas remedio....  entro al kiosko preocupada y sin más comienzo a hacer mi trabajo, hoy al ser un día entre semana, está relajado y tranquilo, dorinda se dispone a colocar mercancía mientras yo atiendo y la ayudo en mis huecos, pero no puedo andar mas distraída de la cuenta y no paro de cometer errores, cobro mal,  doy mal las vueltas y no me quedo con lo que la gente quiere, a las ocho, cuando aún me queda una hora para salir, ella se me acerca cuando no hay nadie y suspira:

__Cleo, ¿estas bien?__niego y bajo la mirada.

__Lo siento...sé que uno no debe traer sus problemas al trabajo, solo estoy siendo un estorbo para usted__ella sonríe.

__Niña, nadie es perfecto, y días como éstos, los tenemos todos__mira a su alrededor__vete anda....__parpadeo.

__¿Que me vaya?_frunzo el ceño y miro el reloj de pared__Pero si aún me queda una hora... no son ni las ocho__ella niega.

Por tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora