15: Un día interminable

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UN DÍA INTERMINABLE. 



Me encaminé al aula de detención y tomé asiento en el último puesto. Estoy perdiendo una valiosa hora de mi vida por culpa de un amargado viejo, ¡Que me trague la tierra!

Aguanté la risa al notar que la clase se llenaba más de lo normal, el aula no es en absoluto pequeña y podría decir que más de la mitad de los asientos ya estaban ocupados, al parecer hay un montón de chicos malos. Algo que me hizo sentir un tanto incómoda fue el hecho de que era la única chica, el resto eran sólo hombres, hombres que no dejaban de mirarme, que no se tomaban la molestia de ocultar la risa al percatarse de mi presencia, hombres que con sólo verlos me caían mal.

Nunca fui la típica chica que se muere por tener como novio a un chico malo, más bien diría que siempre me gustó ser la que mandaba en la relación, es decir, un chico malo siempre querría mandarme o ser quien domina la relación, pero no, a mi me gustan los que son débiles, tímidos, vulnerables, ya que, así soy yo quien domina la relación y el posible hecho de salir lastimada disminuye.

No podía creer lo que mis ojos apreciaban en este justo momento, ¿Es una broma? Intenté contener la risa pero se me hizo imposible, ¿Ethan entró al aula de detención? ¿Es en serio? Digo, ¿qué hace un chico como él en un castigo tan severo como este? Esto será divertido...

Se sentó a mi lado.

—¿Así que decidiste ser un chico malo y dejar atrás tu lado nerd? —pregunté con mi muy típico tono burlón.

—No es simpático —se cubrió el rostro con sus manos— no fue mi culpa, yo no pertenezco aquí —agregó molesto.

—Si no perteneces aquí, ¿por qué te encuentras en detención en este momento? —levanté una ceja.

—E-es sólo que, agh, ¡no fue mi culpa! ¡es la culpa del idiota del maestro de ciencias! —gritó furioso, no había visto este lado de Ethan.

—¿Por qué no aceptas que fue tú error? Digo, eres tú quién se encuentra en detención, no él.

—¡Porque no fue mi culpa! —se puso rojo del enojo, creo que será mejor que lo deje así, digo, si no quiero que me pegue o algo por el estilo.

—¿Qué hizo el maestro entonces?

—Perdió un trabajo mío de muchos puntos y yo me molesté un poco y le dije que no sabe hacer su trabajo y que era un inútil —bajó la mirada avergonzado.

—Oh por Dios, y que yo me creía toda una chica mala —solté una carcajada.

Me fulminó con la mirada.

—¿Tu qué hiciste?

—Me quedé dormida en la clase de matemáticas —levanté los hombros restándole importancia.

—Pero que malota —hizo un gesto simpático con sus labios, parecía un pato.

Reímos juntos.

—Así que... escuché por ahí que tuviste una pelea con las pu... —se aclaró la garganta— tus amigas.

Gruñí.

—Ni me lo recuerdes.

—¿Quieres hablar sobre lo ocurrido? —preguntó.

—N-no, pero gracias de igual forma —le sonríe de costado apenada.

—Entiendo... espero que se arreglen —me guiñó un ojo.

Jugando a quererte {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora