16
TONTA.
Luego de 10 minutos de viaje llegamos al supermercado. Bajamos silenciosamente del auto y entramos al establecimiento.
—¿Saben en qué zona están las palomitas de maíz? —preguntó Mike.
—Creo que es por allá —dijo Luján señalando uno de los miles de pasillos.
—Creo que será mejor si cada uno va por un pasillo —sugerí.
—Sí, ésa es una buena idea —concordó Belén— nos encontramos aquí mismo dentro de 20 minutos.
Cada uno se dirigió a su pasillo correspondiente al igual que yo, me había tocado la zona de caramelos, ¿En qué cabeza entra que unas palomitas de maíz estarían en la zona de dulces? Pues al parecer sólo en la de Kevin.
¡Caramelos por doquier! Al diablo con las palomitas, yo quiero dulces. Intentaba decidirme entre Kit Kat o Snickers hasta que caí en la cuenta de que no hacía falta que escoja uno, ¡puedo pagar ambos, duh!
Cogí ambas bolsas de chocolate y las cargué en un carrito de compras que agarré en la entrada de la tienda. Caminaba feliz de la vida con mis chocolates hasta que escuché unos susurros y risitas en la zona de lácteos. Como persona curiosa que admito que soy me acerqué cautelosamente hasta el lugar y me arrepentí por completo al ver de quienes se trataba. Eran Ethan y Laura.
Laura estaba insinuándose notablemente y Ethan no hacía nada para detenerla. La ira se apoderó de mi cuando Laura besó la mejilla de Ethan y le susurró algo a lo que él soltó una risita, ¿por qué no comparten el chiste así yo también río?
No me quedaría parada mirando como Ethan cae en las garras de Laura como todos, no debí pensar en ningún momento que ése chico tenía cerebro, no señor. Frustrada me di la vuelta y volví a la zona de dulces, un momento, ¿no era que Laura estaba con su grupito ése en el parque? Agh, si una está, todas están.
Apresuré el paso y me dirigí al punto de encuentro. Tan sólo habían pasado 10 minutos y habíamos quedado en encontrarnos aquí en 20... Dios quiera que no me encuentre con ellas. Esperé pacientemente hasta que finalmente todos vinieron a mi encuentro.
—¿Alguno consiguió palomitas? —pregunté.
—Sí, yo las tengo —dijo Camila levantando dos paquetes de palomitas de maíz, pero esta vez eran las de microondas.
—Okay, vámonos.
Fuimos a la caja para pagar y adivinen quien estaba formando fila justo en frente a nosotros. Así es, Laura y su grupito.
Para nuestra suerte no se voltearon en ningún momento y logramos pasamos desapercibidos, una vez que salieron de la tienda pude volver a respirar, ¡Oh Dios soy patética! ¿Por qué les tengo miedo? ¿Qué me podrían hacer ellas?
Pagamos todo y entramos al auto de Camila.
El camino de vuelta fue menos silencioso que el de ida, Camila entabló una que otra conversación con Luján y el resto incluyéndome nos limitamos a escuchar. Una vez que Camila aparcó su hermoso minicooper entramos en mi casa y fuimos directamente a la cocina para preparar las palomitas de maíz.
—Deja que un experto te enseñe como cocinar —dijo Mike con ego de más.
Reí fingidamente.
—Son sólo palomitas de maíz Mike, no necesito tu ayuda —gruñí con el orgullo lastimado, no soy tan inútil como para no saber cocinar algo tan sencillo, fue tan sólo un pequeño descuido. Además, éstas solo debes meter en el microondas.
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Jugando a quererte {EDITANDO}
RomanceA Caitlin le encanta hacer sufrir a los hombres. Sus víctimas son chicos muy guapos, pero no tan inteligentes como parecen. Los hace sentir como si fuera que ellos pueden enamorarla, y luego los bota como un pañuelo usado. Rumores hablan de que nunc...