25
SOLITARIA.
La profesora entró y dio inicio a su clase. Siempre amé el francés, es un idioma tan elegante, dulce, romántico... Pero ahora no estaba de humor para ello, estaba sufriendo de una ruptura y no quería saber nada del amor.
Sigo sin entender por qué nunca puedo tener una relación normal. Por qué no puedo ser feliz con algún chico. Siempre algo tiene que arruinar todo, o mas bien alguien. Si señores y señoras, me refiero a la perra de Laura y sus infaltables secuaces.
Seguí sumida en mis pensamientos hasta que el timbre sonó dando fin a las clases. Caminé hasta mi locker y una carta cayó de éste. Mierda, ¿qué tendrá por decir mi acosador el día de hoy?
Reí al abrirla y automáticamente mi sonrisa se borró.
"¿Qué parte de que Oscar es el correcto no entró en tu cabeza nena? Las pagarás. N"
¡¿Me estaba amenazando?! ¡Como si no tuviera suficientes problemas ahora!. Rodé los ojos molesta.
Metí mis libros y cerré agresivamente mi locker. Cuando sepa quién es N se va a enterar. Caminé hasta el gimnasio dispuesta a enfrentar el castigo que me pondría el entrenador por la escena de ayer y mi sangre se congeló cuando el entrenador me miró.
—Bennote, ven aquí —me llamó el entrenador con tan solo entrar al gimnasio. Mierda.
—¿Qué pasa entrenador? —dije inocentemente una vez que llegué en donde él se encontraba.
—Camila y tú se sentarán en las gradas por hoy, ése será su castigo —sentenció. Esperen, ¿sólo eso?
—¿Ése es nuestro castigo? —pregunté confundida. ¿En verdad será sólo eso nuestro castigo? digo, esperaba algo mas siendo que casi nos matamos... Okay, tal vez exageré un poco pero en verdad que nos lastimamos.
—Temporalmente... —se quedó pensándolo— hasta que se me ocurra algo mejor —agregó encogiéndose de hombros.
—Bien —gruñí. Ya decía que era un castigo muy sencillo viniendo del entrenador.
Caminé hasta las gradas y me senté en la fila más alta. No quería estar cerca de Camila, me daba vergüenza solo el hecho de verla después de todo lo que le hice. Fue entonces que Camila entró al gimnasio. El entrenador le indicó su castigo y vino a las gradas. Lo que no me esperaba fue que se sentó a mi lado. Fruncí el ceño y la estudié con la mirada.
—Em... Caitlin —bajó la mirada avergonzada.
—¿Qué? —respondí cortante. Ni siquiera se por qué reaccioné de esa manera.
—L-lo siento —levantó su mirada hasta encontrarse con la mía.
—¿Por qué lo sientes? —fruncí el ceño— soy yo la que debe disculparse. Lo lamento en verdad, no se por qué te traté de esa manera... yo... —me interrumpió.
—No importa Cait, el saber que lo sientes arregla todo —sonríe amablemente.
—Gracias —asiento. Vaya, a veces pienso que estas chicas son indestructibles, con todas las malas pasadas por las que sufrieron a causa mía siguen perdonándome.
Guardamos silencio el resto del entrenamiento, yo me quedé sumida en mis pensamientos y en cómo confrontaré el colegio desde hoy en más. ¿Tendré que estar sola siempre? ¿Las demás personas me darán otra oportunidad como lo hizo Camila? (y supongo que lo harán también Luján y Belén).
ESTÁS LEYENDO
Jugando a quererte {EDITANDO}
RomanceA Caitlin le encanta hacer sufrir a los hombres. Sus víctimas son chicos muy guapos, pero no tan inteligentes como parecen. Los hace sentir como si fuera que ellos pueden enamorarla, y luego los bota como un pañuelo usado. Rumores hablan de que nunc...