32: Una agradable sorpresa

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UNA AGRADABLE SORPRESA. 



—Sí, ¡te extrañé muchísimo Eric! —exclamé con emoción. Hace tanto tiempo que no lo veo, está completamente diferente.

—¡Pez globo! —chilló emocionado una vez que nos separamos del abrazo- Te ves guapísima-me examinó con la mirada— Ya no eres igual que de pequeña —rió en burla. Bueno, digamos que de pequeña era... "gordita".

—Cierra la boca —le pegué en el brazo con toda mi fuerza a lo que él soltó una carcajada mientras desordenaba sus oscuros cabellos, sus hermosísimos ojos color miel brillaban de una manera especial, se podría decir que él estaba igual de feliz que yo, lo había extrañado tanto y ni siquiera me había dado cuenta. ¿Es eso posible? Pues, al parecer sí.

—¿De qué me perdí? —gruñó Ethan con una de sus miradas de pocos amigos. Su verdosa mirada se encontraba más oscura de lo normal.

—Oh cierto —me sonrojé, incómodo— Ethan él es Eric mi mejor amigo cuando era una niña, Eric él es Ethan, un amigo.

"¿Un amigo? Ja, repítelo hasta que te lo creas."

Se miraron intensamente hasta que no lo soporté y cuando estaba por decir algo Ethan habló.

—¿Por qué te llamo pez globo? —levantó una ceja. No lo pude evitar y estallé en carcajadas de tan solo recordar la manera en la que nos conocimos. Desde pequeña fui una chica muy extraña.

—Te explicaré yo —dijo Eric notando que no pararía de reír— La llamo pez globo porque nos habíamos conocido en la playa, yo estaba tratando de salvar a un pez globo bebé que estaba en la orilla del mar pero no sabía como, fue entonces que una niña viene corriendo y patea fuertemente al pez haciendo que éste vuele al mar —sonrió tiernamente— Desde entonces nos volvimos mejores amigos.

Dejé de reír y miré con ternura a Eric, nuestra amistad fue tan fuerte de pequeños que recuerdo que cuando se tuvo que marchar a Inglaterra por causa del trabajo de su papá lloré amargamente por dos semanas enteras. No solo sentía que perdía a un mejor amigo, sino que dolió como si perdiese a un hermano.

Desde esa vez nunca lo volví a ver, y me duele admitir que inclusive llegué a olvidarlo, claro, hasta que lo acabo de volver a ver y me llamó pez globo. Todos los recuerdos volvieron a mi mente, mi queridísimo amigo Eric.

—Oh —respondió Ethan cortantemente intentando procesar la información.

—¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en Inglaterra? —pregunté aún con mi sonrisa de tonta en el rostro.

—Volvieron a transferir a mi papá —dijo emocionado— Vengo para quedarme.

—Que buena noticia —comentó Ethan irónicamente.

—Ethan, ¿qué te ocurre? —fruncí el ceño. Odio cuando cambia de humor de la nada, en verdad que jamás podré entender que mierda hay en la mente de Ethan. Simplemente este chico sufre de bipolaridad.

Eric sonrió pícaramente y me hizo un gesto para que me acercara más. Hice lo que me pidió.

—¿Me das tu número? —pidió haciendo tiernos pucheros. Solté una carcajada e intercambiamos números de teléfono. Ethan nos observaba de reojo y gruñía. Cada día estoy más segura que nunca entenderé a los hombres, no importa la cantidad de chicos con los que salí, nunca los entendí. Y nunca lo haré.

Volví a tomar asiento al lado de Ethan y Eric se sentó a mi lado. Mi celular comenzó a vibrar y fruncí el ceño al ver quién era, era Jonathan. Contesté con grata confusión. Jonathan no suele llamarme.

Jugando a quererte {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora