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Nací y fui críada en Denver Colorado.
La ciudad en donde utilizar pants, chaquetas y botas es el mejor outfit diario. Ese lugar perfecto donde puedes hacer snowboard. En el sitio donde la mayoría de los habitantes tiene un cajón repleto de guantes, gorros, bufandas y calcetines calientes. Mi alma vive en Colorado y siempre voy a estar feliz de haber nacido allí porque lo amo y sé que me ama de vuelta.
A través de la ventana del coche de Hunter aprecio las calles mojadas y el cielo nublado. Me doy cuenta de que estamos en verano y la ciudad luce como otoño, sonrío en mi interior recordando todas esas veces en las que la fría temperatura hizo de mi día el mejor y suspiro.
Observo el coche de Hunter por instinto y me doy cuenta de qué hay varias de mis pertenencias. Como por ejemplo un suéter, un perfume y un labial para los labios partidos. A Hunter al parecer no le molesta lo más mínimo pues estas cosas llevan semanas aquí. Después mi ojos terminan en él, quien ajeno a mi mirada, observa la carretera con atención tarareando la canción Redbone, con su mano derecha apoyada en el freno de mano y mostrando su perfil, ese perfil que parece esculpido a la perfección y me pregunto qué se sentirá ser alguien tan guapo y conocido por media población femenina.
—Hemos llegado— Hunter dice cuando aparca su auto y de inmediato despego mis ojos de su rostro. Me quito el cinturón de seguridad y me doy cuenta de que estamos en frente de mi casa. Sonrío con emoción al visualizar las camionetas de mis dos hermanos y es en ese preciso momento en donde descubro que los había extrañado un montón.
Antes de bajar coloco nuevamente mis ojos en Hunter y el permanece en silencio observando mis movimientos. Sus ojos se suavizan cuando me ve sonreír y veo como su manzana de Adán sube y baja dándome entender de que acababa de tragar en seco.
—Hunter— Mi voz sale como un susurro ronco por todos los minutos que no abrí la boca para hablar. Carraspeo —Gracias por este viaje. Quiero que sepas que fue y será inolvidable.
Cuando termino de hablar me acerco a él para darle un beso en la mejilla, en modo de despido. Se tensa cuando estoy lo suficientemente cerca y su olor me golpea aún más. Le doy un beso rápido, más bien es un contacto de mejillas y después me alejo de él. Hunter sonríe, una sonrisa pequeña pero perfecta para darle un ataque al corazón a cualquier chica.
—Gracias a ti, por haber venido y por haber aguantado mis caprichos. Solo espero que lo hayas disfrutado y que tú cumpleaños te haya gustado...— Termina de hablar de manera pacífica. Me doy cuenta de que Hunter siempre es pacífico. Pero no solamente hay calma en su voz también un poco de desilusión.
—¿Estás bien?— Le pregunto y alzo una ceja recorriendo su rostro para encontrar una señal de que no está bien.
Hunter frunce los labios y asiente.
—¿Seguro? Estás raro— Le digo y él niega lentamente, me deja un poco confundida.
—Estoy bien. Ve con tu familia— Me dice.
Lo observo varios segundos sin creerle pero después asiento y vuelvo a sonreír. Le guiñó un ojo y me volteo para abrir la puerta, preparándome mentalmente para correr con mis cosas sin mojarme por culpa de la lluvia. Pero eso no sucede ya que Hunter me jala de nuevo al asiento y cierro la puerta.
—¿Qué fue eso?— Le pregunto.
—No te vayas— Susurra y de inmediato busca mis ojos con los suyos. Me quedo estática por sus palabras. Cuando ve que me quedo muda comienza a hablar. —E-es solo que tu compañía me agrada y creo que te extrañaré.
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American Football
Ficção AdolescenteCOMPLETADA Jamás, nunca en tu vida, ni por maldito error se te ocurra mandarle pack a un extraño por Omegle porque en una de esas terminará siendo el capitán de fútbol de la escuela, por supuesto el chico más sexy de todo Denver y finalmente utiliz...