12.

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Habían pasado ya 3 días desde nuestra estúpida apuesta, a pesar de lo que yo misma creía, aquello era más complicado de lo que había imaginado, Adrien solía provocarme cada que podía sin necesidad de tocarme, bastaba con verlo con vestimentas que él sabía perfectamente que a mi me encantaba que usara, como sus chalecos que lo hacían ver entre formal y tremendamente seductor, sus camisetas deportivas o tan simple como su transformación en Chat Noir, sin mencionar como solía rosarse contra mi trasero cada que tenía oportunidad, aún así yo no me quedaba atrás, seducirlo era fácil, pero su fuerza de voluntad sin duda me tenía sorprendida, ambos queríamos ganar.

— Hoy será la prueba de fuego del pulgoso — Comentó Alya mientras daba los últimos retoques a su disfraz, ese traje de cuero negro entallado resaltaba muy bien su curvilínea silueta y su maquillaje felino la hacía lucir en verdad preciosa.

— ¿Porqué lo dices?  — Pregunté mientras la observaba desde la cama, acababa de salir de la ducha, me había retrasado un poco en Gabriel's con un diseño que el padre de Adrien necesitaba y apenas estaba por montar mi disfraz, un corto vestido de corset blanco con tonalidades rojizas y negras, la falda de este era roja con tul negro por debajo, el escote era pronunciado para mi gusto pero Alya lo había comprado para mi, según ella si me dejaba confeccionarlo terminaría disfrazandome de monja.  La caperuza estaba colgada en un perchero de la habitación y unas zapatillas de aguja rojas me esperaban para torturarme durante toda la noche.

— Porque usarás esto — Extendió un provocativo liguero blanco el cual se ajustaría al par de calcetas del mismo color con largo a medio muslo que me había comprado, las cuales estaban decoradas con un par de lacitos rojos por detrás.

— Tu quieres que a Adrien le de un infarto — Susurré en medio de una risa nerviosa, Alya sonrió y se acercó a mi para apoyar sus manos sobre mis hombros. 

— Eso no lo niego, pero lo que yo quiero es que tu ganes, no quiero que me dejes solita aquí  — Simuló un puchero. Yo sonreí, tomé el liguero y suspiré mientras comenzaba a ponérmelo encima de la lencería que ya llevaba puesta.

— Además, tengo una sorpresa para Adrien y sin duda para ti también — La mire de reojo mientras terminaba de atar el ligero a las calcetas.

— ¿Sorpresa?

— Ya lo verán.

El timbre de la puerta resonó y Alya salió corriendo para recibir a sus primeros invitados de la noche, yo por mi parte me quedé en la habitación para terminar de montar mi disfraz y aparte maquillarme.

Estaba por terminar mi atuendo, ya solo faltaba ponerme la caperuza encima cuando alguien tocó a la puerta de mi habitación, me apresuré a abrir y me encontré con mi lobo feroz.

Madre mía... 

Adrien iba vestido de gala, pantalón de vestir negro con camisa gris oscura debajo de un ajustado chaleco en tonalidad vino con negro, llevaba las mangas dobladas por encima de los codos y sobre su rostro, una máscara de lobo la cual dejaba al descubierto parte de su nariz y sus hermosos y provocativos labios, pude percatarme de que usaba pupilentes grises y su cabello rebelde y desaliñado sólo hacían que luciera aún más... Seductor. 

— Mierda... — Susurró mientras me recorría con la mirada, entraba al cuarto y cerraba la puerta detrás suyo, por un instante me sentí victoriosa.

— ¿Te gusta? ¿Qué tal me veo? — Giré en mi lugar haciendo que mi vestido se levantara un poco ante el movimiento, el llevó sus manos a sus bolsillos, sin embargo, pude notar como sus músculos se tensaban debajo de su camisa, sin duda mi disfraz había tenido el efecto esperado en él.

𝓑𝓲𝓽𝓽𝓮𝓻𝓼𝔀𝓮𝓮𝓽  / 𝐀𝐝𝐫𝐢𝐧𝐞𝐭𝐭𝐞 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora