19.

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— Chico... Detente. 

Plagg intentaba hacerme dejar de beber, sin embargo, estaba sumamente hundido en mis pensamientos, con la mirada perdida en la nada, había intentado llenar el vacío de mi pecho con el mismo causante de toda aquella mierda: Vino.

— Terminarás empeorando todo si continuas bebiendo así — El pequeño revoloteó alrededor mío y tomando la botella de  "Beaujolais" casi vacía la llevó consigo hacia la mesa frente a mi, yo no me inmuté, seguía pensando en todo el desastre que había ocasionado, pensando en qué habría pasado si le hubiese dicho lo sucedido a Marinette dos años antes y no ahora, no después de tanto tiempo, vamos, en qué habría pasado si tan solo...

¡Hubiera mantenido mi polla bien guardada en mis malditos pantalones! 

Froté mi rostro con mis manos y eché la cabeza hacia atrás, perdiendo la mirada en la lámpara que colgaba del techo.

— Me duele... Respirar... — Susurré, Plagg posó una de sus pequeñas manos sobre mi frente, al parecer su preocupación era sincera.

— Si supiera utilizar ese aparato, le llamaría a Nino para que viniera ahora mismo.

Negué, no quería ver a nadie, quería estar solo, joderme yo mismo con mi propia estupidez sin involucrar a terceros, aunque en cierto modo, estaba jodiendo a mi kwami.

— Marinette... —Musité, Plagg se sentó sobre mi hombro, supuse que esa era su forma de demostrar que me apreciaba. 

— Vamos chico, fuiste sincero con ella, tal vez algo tarde pero... Al final le hablaste con la verdad.

— ¿Y de qué carajos sirvió? ¡Ella me odia! — Grité con tanta fuerza que Plagg se fué de espaldas, tenía un inmenso nudo en la garganta, llevaba luchando con no dejarlo desatar, intentaba encontrar alguna solución para aquello, alguna forma de recuperar a Marinette, pero nada de lo que se me ocurría en ese momento me sería de utilidad.

¿Secuestro? Ilegal (Y enfermo) ¿Rogarle? Conociéndome terminaría empeorando todo aún más, ¿Rendirme y dejarla ir? Nunca... ¡No!

  Suspiré, me puse de pie como pude y caminé trastabillando hacia la cocina, me sentía sumamente acalorado, mareado y estúpido. Estaba sirviéndome un poco de agua cuando el sonido del timbre me sobresaltó haciendo que derramara un poco de esta.

¿Visitas? ¿A esta... ? ¡Marinette!

Corrí a toda la velocidad que mi ebria anatomía me lo permitió y teclee el código interior fallando un par de veces, una vez que teclee el correcto, abrí la puerta del departamento, toda mi ilusión se vino abajo en cuanto me encontré con el rostro de mi asistente,  Annie. 

— Ah... E-eres... Tú — Me costaba articular las palabras, Annie me miró con evidente sorpresa ante mi estado.

— Joven Adrien... ¿Qué fue lo que...? 

Me giré antes de que terminara la pregunta, entré nuevamente a mi departamento  y me dejé caer en el sillón, Annie entró y cerró la puerta detrás para después caminar hacia donde yo estaba, se sentó justo en la mesa de centro frente a mi mientras dejaba a un par de carpetas a un lado.

— Venía a dejarle los informes de la reunión con los asociados...  Intenté comunicarme con usted antes de atreverme a venir a buscarlo pero no respondió a mis llamadas...

Suspiré, fueron tantas cosas para una tarde que había olvidado mis responsabilidades en Gabriel's, seguramente mi padre me reprendería por haber dejado a mi asistente a cargo de la reunión.

Soy un puto fraude...

— Gracias... Deja..los y vete. 

Annie negó.

𝓑𝓲𝓽𝓽𝓮𝓻𝓼𝔀𝓮𝓮𝓽  / 𝐀𝐝𝐫𝐢𝐧𝐞𝐭𝐭𝐞 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora