Mi vida es...

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POV's Rebecca

Un mes y medio después

Me encuentro en nuestra habitación, observando nuestro armario con su ropa en él; siento un leve dolor en mi pecho, y una lágrima escapar de mi ojo derecho.

- Te extraño, amor. No tienes una idea de cuánto.

Acaricio mi vientre, todavía pequeño, suspirando con una medio sonrisa, manteniendo la cordura dentro de mí. Mi padre, mis amigos, incluso Nathan, han intentado mantenerme distraída y alegre, pero...

¿Cómo lo hago?

Nunca creí amar a alguien de la manera en la que lo amo a él; jamás pensé estar así y, mírenme, aquí estoy. Amando a más no poder.

Decido alistarme, ya que mi padre me llamó a las 07:00 de la mañana, diciendo que me quería en la casa a las 10:00; son las 09:45 y todavía no me he bañado. Suspiro, saliendo de la habitación, acercándome a la cocina por algo de comer.

Tomo una manzana del mesón, y saco un poco de jugo de naranja de la nevera. Me dirijo a mi habitación, comiendo y tomando lo que llevo en mis manos, llegando a nuestra habitación, decidiendo qué ponerme.

Sonrío al sacar una blusa ajustada en mi busto, pero suelta debajo de este, de un color amarillo pastel. Alexa me la regaló hace unas semanas, diciendo que necesitaba comprar nueva ropa para esta nueva etapa. Saco un jean ajustado que todavía me queda, y unas zapatillas negras.

Me meto al baño, dándome una buena ducha relajante que quite los nudos de mi cuerpo. Al estar lista y sentirme mejor, salgo de la ducha, secándome con tranquilidad, saliendo a la habitación, cambiándome con algo de rapidez. Aplico perfume mientras me alisto para no tener que hacerlo al final y que la esencia se pierda.

Cuando estoy vestida, entro al baño, lavando mis dientes, peinándome y aplicando algo de maquillaje a mi rostro. Al terminar, salgo a la habitacion, tomando mi suéter, buscando mi bolso, mi celular, las llaves del apartamento y mi billetera.

Reviso mi celular, viendo que tengo diez llamadas perdidas de mi padre; sonrío, rodando mis ojos, escribiéndole que ya voy para allá y que disculpe mi demora. No pasa mucho tiempo cuando me responde, diciendo que envió a uno de los escoltas a recogerme; doy gracias por eso y me apresuro a salir, cerrando con llave el apartamento.

Subo al ascensor, marcando el primer piso y espero con paciencia mi llegada. Al estar allí, bajo del ascensor, dirigiéndome a la puerta, encontrándome a la escolta afuera, esperando por mí.

- Buenos días, señora Blake. Suba y la llevaremos. - Sonrío, devolviendo el saludo, y subo a la camioneta, acomodándome en el asiento trasero.

El camino a casa es bastante silencioso, viendo que, lo único que puedo, y sé hacer, es suspirar constantemente. Parece que mi organismo no tuviera nada mejor qué hacer.

Unos veinte minutos nos toma en llegar a la casa de mi padre, y la escolta estaciona la camioneta afuera, ayudándome a bajar. Agradezco el gesto y me acerco a la portería para entrar.

Los guardias, al verme, me saludan con efusividad, haciéndome entrar sin perder tiempo; sonrío ante eso, caminando hacia la entrada principal, tomando varias bocanadas de aire que llenen mis pulmones.

Al estar de pie frente a la puerta, me siento indecisa en tocar y entrar o dejar así e irme. Muerdo mi labio inferior, sintiéndome insegura y algo nerviosa. Abro mis ojos con sorpresa al escuchar que abren la puerta, dejándome ver a mi padre en el portal. Sonrío un poco y él se acerca para abrazarme.

- No habrás pensado en salir corriendo, ¿verdad? - Río un poco sobre su hombro, suspirando.

- Nunca dejo de pensarlo. - Él ríe y se separa de mí, tomando mi rostro entre sus manos, analizándome con detalle.

Cercanías Peligrosas (COMPLETA Y CORREGIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora