Condición...

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POV's Rebecca

Me encuentro fuera de la habitación, observando a Jonathan a través del cristal; una de las enfermeras vino y me pidió que esperara un momento mientras traía unas cosas para Jonathan y una bata para mí.

Mi corazón se estruja en mi pecho al verlo así.

Dirijo mi vista a la enfermera que se acerca con una sonrisa, entregándome lo que necesito. Me lo coloco con rapidez, y entro a la habitación, evitando las ganas de llorar.

Al estar cerca de su cama, acaricio su cabello negro mientras lo observo con detalle.

Tiene un tubo dentro de su boca, por el cual recibe oxígeno; el contador de sus latidos se encuentra en su mano y, por si acaso, tiene una chupa conectada a su pecho. Sus bellos ojos se encuentran cerrados y, debajo de éstos, unas enormes ojeras azuladas hacen aparición.

Su piel luce pálida, casi sin vida.

No puedo evitar que las lágrimas escapen de mis ojos, haciendo que cubra mi boca con mi mano para no sollozar. Me acerco a la planilla que se encuentra a los pies de la cama y la observo, buscando información.

Lo único que logro encontrar es un mensaje bastante notorio que dice:

Estado del paciente: reservado y en espera.

Me siento desfallecer ante aquello y suelto la planilla, acercándome otra vez a su lado. Tomo una de las sillas que hay cerca a su cama, tomando asiento en ella, tomando su mano izquierda entre las mías, dando suaves, y tiernas, caricias.

- Prometiste que no me dejarías, ¿recuerdas? - Suspiro en silencio, evitando el sollozo que quiere escapar. - Logramos detener el ataque. En éstos momentos, deberías estar diciéndome que hice un buen trabajo...

Reí un poco en silencio, observando su rostro, esperando una reacción, un movimiento, un sonido. Algo que me diga que puede escucharme y que se repondrá.

Al pasar de los segundos, y ver que nada sucede, dejo caer mi frente sobre la cama, sin dejar de acariciar su mano.

Las lágrimas caen de mi rostro, estrellándose en el suelo blanco mientras los sollozos escapan de mis labios, rompiendo mi cordura y corazón.

- ¿Por qué, Jonathan? - Mi voz sale en un susurro bastante roto. - ¿Por qué tuviste que ser tú?

Guardo silencio mientras aquellas preguntas invaden mi cerebro, dejándome peor.

Ésto es mi culpa.

De no ser por mí y por mis estúpidos conocimientos, nadie habría venido a buscarme. Nada de ésto habría sucedido.

Voy sintiendo a mis sollozos aumentar su volumen, y decido juntar mis labios, respirando con lentitud, calmando mi ser en el proceso. No voy a renunciar. No ahora.

Levanto mi vista del suelo y la fijo en el hombre que está frente a mí; me levanto del asiento, acercándome a su frente mientras acaricio su cabello.

- Te amo, Jonathan. - Dejo un pequeño beso en su frente, sonriendo levemente. - Aquí estaré cuando decidas despertar.

Me acomodo en la silla nuevamente, observándolo en silencio, dejando que el tiempo pase sin que me importe.

Debería estar allá afuera, buscando a Parker, pero en éstos momentos, es mi esposo el que me necesita y no pienso abandonarlo.

Mientras transcurre el tiempo, decido buscar cosas para hacer o con las cuales distraerme. Consigo algunas revistas, periódicos y cosas así. Evito tener mi celular aquí; no quiero causar un daño o algo parecido.

Cercanías Peligrosas (COMPLETA Y CORREGIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora