Comienzos

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- Acercándonos a la casa. - Mi equipo y yo, avanzamos con rapidez y sigilo, a través de aquel césped húmedo.

- Tengan cuidado. Los sospechosos están armados.

Asiento y los dirijo al interior de la casa. Al estar dentro, nos dividimos en dos grupos, quedándome con Zachary y otros dos compañeros.

- ¡Espera! - Detengo a Zach de avanzar, con mi voz bastante contenida. - Revisa el perímetro.

Zach saca una cámara termográfica, comenzando a revisar el segundo piso de aquella casa vieja, deteniéndose en un sitio específico.

- Dos hombres y unos cuatro rehenes. - Veo que frunce su ceño y lo miro con intriga, esperando por lo que dirá. - ¿Qué es eso pequeño? ¿Un animal?

Nos muestra la imagen y al igual que él, intentamos descifrar aquello. Decido prestar atención a los sonidos, tensándome al escucharlo. Parece...

- Un bebé.

Me dispongo a subir las escaleras con rapidez, cuando siento que me detienen. Miro a Zach en silencio, frunciendo mi ceño.

- No confío mucho en aquellas cosas. No se ven muy... firmes. - Miro las escaleras, asintiendo, entendiendo y viendo el punto; se me ocurre algo más.

- ¿Cuántos explosivos de puerta tienes? - Él me mira sin comprender, pero responde.

- Suficientes.

Asiento y preparamos la emboscada.

Colocamos tres explosivos debajo del lugar donde aquellos imbéciles se detienen, y esperamos el momento oportuno para hacerlos caer. Ambos se posicionan sobre nuestra trampa en el momento justo, hablando de esperar la llamada de su jefe, cuando Zach presiona el botón y ambos caen al suelo, quejándose del dolor.

Nos posicionamos sobre ellos, colocándoles las esposas, escuchando sus quejidos infructuosos. Sonrío con satisfacción y los sacamos de aquella casa, rescatando a todos los rehenes que tenían, incluido, un bebé.

- ¡Señor! - Miro a uno de los oficiales que me llama y me acerco a él. - Lo llamaron de la oficina. El subdirector en jefe Bates lo necesita de inmediato.

Asiento y miro a Zachary, indicándole que es hora de irnos. Ambos subimos a la camioneta, llegando a la oficina en tiempo récord. Al llegar, bajamos de la camioneta, subimos al ascensor y marco el número de nuestro piso.

Unos cinco minutos pasan, cuando ambos llegamos y bajamos de él. Me dirijo a la oficina de mi jefe, entrando sin avisar. Nathan levanta su rostro, mirándome con una sonrisa.

- Bien hecho, Jonathan. Un buen trabajo el que hicieron allá atrás. - Asiento en agradecimiento con una sonrisa.

- ¿Qué sucede? - Nathan se levanta y se hace frente al escritorio, apoyándose en él.

- Nueva misión. - Asiento, esperando información. - Vas a estar de encubierto. - Se detiene un momento y levanto una de mis cejas, sospechando que viene algo que no me gustará. - Vas a velar por el bienestar de una joven. Su nombre es Rebecca Porter. - Frunzo mi ceño, algo confundido.

- ¿Iré de niñero? - Él asiente un poco y yo bufo frustrado. - No fui entrenado para eso, Nathan. Lo sabes.

- Lo sé, Jonathan, lo sé, pero eres el mejor agente que tengo en el campo. Por favor. - Asiento suspirando, resignado ante lo nuevo de la situación.

Nathan me extiende una carpeta y la tomo, viendo el reporte.

- Hija de uno de los generales más importantes del gobierno. Posible amenaza de ataque y secuestro. Madre muerta hace poco. - Miro a Nathan. - ¿Causa? - Él suspira y asiente.

Cercanías Peligrosas (COMPLETA Y CORREGIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora