Situación

154 21 28
                                    

Hace una media hora llegué a la casa e hice uso del enorme baño que hay en la habitación; el agua caliente ayudó a mi estresado, y algo frustrado, cuerpo a sentirse mejor. Me encuentro en la habitación, sólo con un jean oscuro, mientras decido la camisa que llevaré.

Ella dijo que no era algo informal pero tampoco era demasiado elegante, así que estoy decidiendo entre una camisa gris, negra, blanca o incluso vinotinto. Todavía no me he decidido cuando escucho que me están hablando. Me giro con tranquilidad, viendo a mi nueva intrusa quedarse estática ante mí; levanto una de mis cejas, mirándola con una medio sonrisa.

- ¿Me decías algo? - Sacude levemente su cabeza, volviendo sus ojos a mi rostro.

- Sí. Quería que me dieras tu opinión sobre lo que llevo. - Frunzo mi ceño algo confundido ya que lleva una bata puesta.

Al ver mi expresión, se quita aquella bata con lentitud, haciendo que la admire sin pudor alguno al ver lo que trae puesto.

Lleva un vestido algo grisáceo, verde, no sé ni qué color, sin ser demasiado llamativo ni opaco, que se acomoda a la parte de arriba de su cuerpo, soltándose bajo su busto, con un cinturón negro; el vestido tiene unas mangas pequeñas, que la hacen ver delicada. Le queda un poco más arriba de las rodillas y es bastante cubierto.

- ¿Qué tal? ¿Está bien? - Me acerco a ella por pura inercia, examinándola con mi mirada; sé que la pongo nerviosa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- ¿Qué tal? ¿Está bien? - Me acerco a ella por pura inercia, examinándola con mi mirada; sé que la pongo nerviosa. - ¿Y bien?

Me detengo a escasos centímetros de su cuerpo, sin poder dejar de mirarla. ¿¡Qué rayos tiene que me hace desearla tanto!? ¿¡Por qué!? ¿Acaso lo hace a propósito? La miro unos segundos más y sonrío ladinamente.

- Te ves... - ella me mira, expectante a mis palabras - hermosa.

Veo que sus mejillas se tiñen de un rojo vivo y desvía su mirada de la mía, asintiendo.

- Gracias. - Un pequeño susurro escapa de sus labios carnosos. - Iré a terminar.

Se da media vuelta, colocándose la bata nuevamente y sale a paso apresurado de la habitación; río un poco, negando en silencio, volviendo a lo mío.

Al final me decido por la camisa vinotinto, junto a un saco negro y mis zapatos negros. Estoy presentable pero no es demasiado elegante ni demasiado informal; creo que está en un punto medio. Al estar listo, salgo a la sala para esperarla.

Me ubico frente a la ventana, cruzando mis brazos sobre mi pecho, pensando en lo mucho que me está costando mantenerme al margen con ella; es casi imposible evitar los impulsos que siento al tenerla tan cerca de mí.

Una media hora ha pasado cuando escucho que viene bajando por las escaleras. Me acerco a esperarla, viéndola bajar con mucha elegancia, haciéndome sonreír, admirándola de nuevo.

Su bello cuerpo traía aquel vestido que le quedaba tan perfecto, combinándolo con unos zapatos negros un poco altos; quizás demasiado. Su rostro iba bastante sencillo, pero arreglado de una manera tan sutil que te podía entorpecer; lo que más resaltaban eran sus bellos labios. Sonreí.

Cercanías Peligrosas (COMPLETA Y CORREGIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora