¿Tiempo?

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Estoy sentado en la oficina de Nathan desde hace unas cinco horas, revisando cada documento que Zach logró encontrar. Rebecca se encuentra sentada a mi lado, ayudándome con la revisión.

Samuel se encontraba con Zachary, intentando hallar algo nuevo que aún no sepamos; Nathan y Andrew están reunidos en la sala de conferencias, hablando con el presidente y algunas de las cabezas del proyecto.

Sobo mi frente con la palma de mi mano, dejando a un leve bufido escapar, sintiéndome estresado sin poder evitarlo.

- Hey, - siento su mano en mi pierna derecha, haciendo que la observe en silencio - nada de estrés, ¿recuerdas?

Asiento en silencio, negando al mismo tiempo, intentando mantener la calma.

- No puedo evitarlo, Becca. James quiere tenerte a como dé lugar y me está cansando no poder hallarlo ni hacerle nada. - La veo asentir, levantándose del asiento.

Frunzo mi ceño, observando sus movimientos y medio sonrío al ver que cierra las persianas de la oficina, dándonos total privacidad. Se acerca a mí, quitando los papeles que están en mis manos, sentándose en mi regazo con cuidado, pasando sus brazos alrededor de mi cuello.

Mis brazos rodean su cintura mientras mis manos dan leves caricias sobre su ropa. Une nuestras frentes, suspirando con suavidad en el proceso.

- Nada de estrés, Jonathan. Lo encontraremos y le haremos pagar todo el daño causado. - Asiento suavemente.

Me acerco a sus labios, buscando un calmante ante mi ansiedad y ella me corresponde sin vacilar. Sus manos se enredan levemente en mi corto cabello, atrayéndome a ella, intensificando el beso.

Nos separamos al sentirnos faltos de oxígeno mientras siento que, mi pecho, arde en fuego vivo. Coloco una de mis manos sobre éste, intentando aplacar el malestar cuando siento otra mano sobre la mía.

Dirijo mis ojos hacia mi bella esposa y medio sonrío, intentando ocultar mi malestar.

- Tranquilo, Jonathan. Todo está bien. - Asiento en silencio, viéndola levantarse de mi regazo mientras la observo.

Se acerca a su cartera, tomando entre sus manos una de las pequeñas cajas que el doctor le entregó. Me extiende la que tiene el inhalador y lo tomo entre las mías, mirándolo como si estuviera loco.

Abro aquella cosa con lentitud, analizando aquella medicina con precaución; lo agito levemente, colocándolo entre mis labios, haciendo una leve presión, sintiendo a aquella cosa entrar por mi boca, haciendo que la aspire.

Contengo la respiración unos cuantos segundos y la suelto de a poco, sintiendo que el ardor se va esfumando. Observo a Rebecca.

- Gracias. - Ella niega en silencio y sonríe, tomando el inhalador, guardándolo en su cartera, volviendo a su antigua posición.

La observo unos leves segundos, sonriendo un poco, sintiéndome afortunado de tenerla a ella, junto a mí. ¿La merezco?

No, no la merezco y, aun así, está conmigo.

Escucho que abren la puerta de la oficina y me giro hacia ella, observando a mi mejor amigo, tensionando mi cuerpo al ver su rostro. Me levanto del asiento, acercándome con sigilo a él.

- ¿Qué encontraste? - Su mirada está perdida, desenfocada. - Zach. - Me observa en silencio, abriendo sus ojos con ansiedad. - ¿Qué sucedió?

- Es Alexa. - Escucho que una silla se mueve y, a los pocos segundos, Rebecca está a mi lado, mirando a Zach con confusión y preocupación. - La tiene.

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Estamos reunidos en la sala de conferencias, analizando la situación y los planes que tenemos. No es mucho.

Cercanías Peligrosas (COMPLETA Y CORREGIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora