El cielo estaba completamente cubierto de nubes que iban adquiriendo un color añil metálico. Era un triste y nuboso amanecer.
—¿Qué? —Eddy no sabía que decir. Lo único que entendía era que ese Doble D quería confundirlos de nuevo. «No, no de nuevo», decía.
«Eres un maldito.»
La conmoción invadió a los chicos, quienes ya no sabían en qué o en quién creer. Ocurrían tantas cosas en tan poco tiempo que cada vez les resultaba más difícil distinguir lo real de lo irreal.
—¿Do-Doble D? —balbuceó Marie, quien ahora se encontraba pegada al piso.
En lo único en que casi todos coincidían era en el mismo final triste y desolador.
—Rolf no entiende nada de lo que acaba de ocurrir —dijo Rolf, afligido, recogiéndose los pelos con la mano.
—De no haber sido por él, ustedes no estarían aquí —sostuvo Doble D, señalando a Eddy.
Se escucharon murmullos y comentarios entre todos. Kevin permaneció en silencio. La verdad era que lo último que le importaba ahora era su exterior. Había sido humillado de una manera bastante cruel. Sentía tanta vergüenza que no era capaz de decir ni hola.
—No. ¡No puede ser! —exclamó Ed—. Eres un mentiroso.
A Eddy le atormentaba la idea de que de un segundo a otro, después de todo lo que había hecho para probar su inocencia, todo se desplomara. Podía verlo en los ojos de los demás. En cualquier momento, todo regresaría a lo que era el viernes por la noche: todos contra Eddy.
—¿Eso es verdad, Eddy? ¿Tú y él lo...? —cuestionó Nazz.
—¡No! —Eddy bajó de un salto hacia lo que quedaba de la pista—. ¡Yo no tengo nada que ver! ¿Le van a creer a este demente?
Sí. Realmente le fastidió saber que aún había algunos que no creían en él. Ni siquiera exigía que le dedicasen una oración —aunque en otras circunstancias no le habría venido nada mal—, solamente que dejaran de verlo como a una rata miserable y mentirosa.
Los quejidos de Jimmy y el canto de los gallos allí en algún lugar del bosque fueron lo único que se escuchaba.
—¡Deja de mentir, cobarde! —volvió a gritar Sarah, señalándolo—. ¿Por qué deberíamos creerte? ¡Siempre nos has traído problemas!
—Doble D... ¿Por qué? —seguía murmurando Marie, lagrimeando.
Mientras Eddy intentaba rascar un poco de confianza de sus amigos, Doble D se acercó a ella.
—¿Dijiste algo, primor?
—Tú me... Me dijiste que me necesitabas... Que estaríamos juntos en esto... —Bajó la cabeza, y sus lágrimas cayeron en el frío piso de tierra, retumbando al aterrizar.
Escuchó a su yo interno, al original. Tal vez sí fue demasiado cruel con ella al haberla usado de esa manera, pero al menos le había cumplido su fantasía por un día. Y además él no quería arriesgarse.
«Insensible. ¿Cómo pudiste hacer eso?»
Levantó su cabeza con sus dedos, para que lo mirara a los ojos.
—Y era verdad, Marie. Sin ti habría sido más difícil tenerlos a todos reducidos ante mí —le aseguró, echándose a reír—. Te echare de menos.
Marie vio como él se alejaba guiñándole un ojo y riéndose de ella, y se volteó a ver a sus hermanas. En especial a Lee, quien le asintió con la cabeza. Luego se volvió hacia él.
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El ladrón de Peach Creek [Ed, Edd & Eddy][+13]
FanfictionLas pertenencias de todos desaparecen misteriosamente. Doble D interrumpe su trabajo para investigar los pasos del responsable, sin saber que éste se encuentra fuera de su alcance, y al mismo tiempo está mucho más cerca de lo que cree. ►Los personaj...