La hija de Santa - Athala

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El frío se escabulle por las rendijas que la ventana de mi baño posee golpeando directamente mi rostro

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El frío se escabulle por las rendijas que la ventana de mi baño posee golpeando directamente mi rostro. Me veo obligada a abrir los ojos y, mientras mis pupilas se acomodan al destello de los faroles en mi habitación, escucho cascabeles y movimiento en la planta de abajo. Ahora que se acerca la Navidad, los duendes trabajan como nunca, corriendo de un lado para otro, avanzando lo poco que sus diminutas piernas les permitan para entregar todos los juguetes que mi papá ordena durante el año para cada niño alrededor del mundo.

Sí, mi papá, Santa.

La puerta de mi habitación se abre; sin embargo, nadie entra. Desconcertada, me acomodo en el colchón y veo a Wiki parado a un lado de la cama. Sonrío al ver el esfuerzo que ejerce por traerme un papel que parece doblar su tamaño y peso.

—Hola, Wiki —saludo alegre—. ¿Qué haces tan temprano por aquí? —inquiero confundida.

Wiki no es lo que llamaría el duende más puntual o el más responsable, pero es el que mi padre me ha asignado hace años y ahora es muy importante para mí. Mi pequeño amigo me observa y descubro sorna en sus ojos. Intento descifrar su mirada, pero no es hasta que señala el papel —que indica la fecha— que espabilo.

—Es el día.

Asiente complacido.

—¡Wiki, es el día! ¡Es Navidad!

Hago a un lado las mantas con el rostro de papá por todas partes y me dirijo corriendo al baño. ¡Es veinticuatro de diciembre! ¡El día que he esperado durante un año finalmente ha llegado!

La ducha que tomo es suficiente para asear mi cuerpo, vestirme con el conjunto rojo que mamá hizo, arreglar mi cabello y correr.

Claramente no dejo a Wiki atrás. Lo guardo en el bolsillo delantero de mi vestido y comienzo a andar. Algunos ayudantes me saludan, pero no tengo tiempo para responderles, así que con un grito les deseo ‹‹Buen día››. Todos tienen una sonrisa impresa en el rostro y sé que en el mío también ronda una.

En menos de lo que papá demora recorriendo Canadá llego al taller. Abro las grandes puertas de madera con guirnaldas y, como lo imaginaba, todos los duendes "corren" de un lado a otro con herramientas. Me abro paso entre sus diminutos cuerpos, con cuidado de no aplastarlos repitiendo una y otra vez ‹‹Lo siento››. El taller es amplio, pero consigo llegar rápido al gran cuarto al fondo. Sonrío con satisfacción y limpio las gotas de sudor que se juntan en mi rostro.

Wiki se sacude en mi bolsillo. Siente lo mismo que yo. ¡Es la hora!

Con firmeza abro la puerta de la oficina del asistente de papá. Jonathan está sentado en su oficina arreglando la ruta de Santa. Como cada día que transcurre se ve guapísimo con su cabello castaño, su tez pálida, su gran estatura, sus ojos verde oliva y su uniforme con tonalidades tierra. Siente mi presencia y levanta la cabeza. Sonríe cálidamente y hace que mi cuerpo tiemble.

Antología "Luces de Navidad"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora