Un ángel para Navidad - Fátima Barrientos Cousin

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Desde hace mucho tiempo Krampus ha decidido tener ayudantes para darles su merecido a los niños malcriados; cada año son más los que se unen a la lista negra

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Desde hace mucho tiempo Krampus ha decidido tener ayudantes para darles su merecido a los niños malcriados; cada año son más los que se unen a la lista negra. Aunque disfrute hacerlo él mismo, quiere asegurarse de que no falte ninguno; años atrás los traía al mundo oscuro dentro de una cesta sin dejarles escapar.

Esto ha ido cambiando con el tiempo. 

Los ayudantes son almas oscuras que desean seguir el camino del mal cuando mueren porque en vida fueron malas personas. Algunas otras deciden enmendar sus cosas terrenales para tener salvación. Yo, por otro lado, no elegí estar en ningún camino, no tengo otra opción.

Soy la hija de aquel que todos temen y de aquella que nadie quiere recordar.

Muchos han descrito a papá con aspecto de cabra o cosas similares. Sacan ilustraciones tenebrosas que lo muestran como un monstruo horripilante, de seguro son personas que han tenido la experiencia de haberlo visto. Muchos otros no creen en su existencia.

Aunque no se equivocan respecto a su apariencia el día de Navidad, mi padre no siempre se ve así, solo es un demonio con cierto grado máximo de poder. Tiene un aspecto humano como cualquiera. Puede deambular por las calles terrenales y tú no te darías cuenta. Su transformación se da el día de Navidad, cuando quiere asustar a los pequeños para luego castigarles. Su aspecto de malicia da bastante temor, pero estoy acostumbrada.

Nadie sabe que Krampus tiene una hija, a excepción de los que vivimos en este mundo. Ni siquiera los del mundo terrenal lo saben.

Las leyendas ahora no son de gran importancia y es por eso que no están actualizadas. Con el tiempo a algunos se las han dejado de contar o simplemente ya no les causan miedo.

Todas las navidades eran lo mismo: visitar a los niños para luego castigarles por no haberse portado bien durante el año y dejarles un trauma durante toda su infancia. Era una rutina un tanto aburrida y no me gustaba hacerlo; rompía las reglas charlando con los niños y estos prometían cambiar su comportamiento, luego los dormía dejándolos en sus camas tranquilos.

Esto llegó a oídos de mi padre y, claro, después de castigar a millones de niños, le tocó castigar a su hija. Me prohibió totalmente ir sola a una casa y es por eso que, hoy debo ir acompañada para asegurarse de que realmente cumpla con el trabajo.

Todas las navidades era lo mismo, excepto la de dos años atrás...

Todas las navidades era lo mismo, excepto la de dos años atrás

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