Be my Christmas Eve - Michelle Aparicio

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Cerré la ventana de mi habitación mientras trataba de calentarme con una manta; afuera nevaba y chicos de todas edades jugaban en la nieve

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Cerré la ventana de mi habitación mientras trataba de calentarme con una manta; afuera nevaba y chicos de todas edades jugaban en la nieve.

Bajé a la cocina. Mis padres habían salido a hacer unas compras de último momento para la cena navideña. Algo me decía que sería otra típica Navidad aburrida. La misma tradición de todos los años: mis padres preparaban la cena, mi familia venía y pasaban el resto de la noche viendo películas clásicas de la época.

Bajé el último escalón. Entré en la cocina y observé a mi hermano pequeño subido en un banco, intentando hacer algo.

—Peter, ¿qué haces?

—¡Preparando galletas para Santa! —contestó con alegría y regocijo. Era su época favorita del año y su personaje favorito se haría presente a altas horas de la madrugada con su regalo; porque como todos los años se había portado bien, exclusivamente para esta ocasión—. ¿Me ayudas?

—No creo en el dichoso Santa Claus, Peter. —Rodé los ojos. Me acerqué a él—. No existe, pero te ayudaré porque eres mi enano favorito.

Tomé el rodillo que tenía entre sus manos y comencé a estirar la masa para galletas.

—No seas incrédula, Joyce. —Se sentó en el banco mientras hacía un puchero—. Santa existe. ¡Yo mismo lo he visto! —Extendió sus pequeños brazos, exagerando la última oración.

—Lo que tú digas, Peter.

Me alejé para buscar los moldes para galletas.

No entendía hasta cuándo seguirían mis padres con esa mentira. Lo mismo habían hecho conmigo, hasta que descubrí que solamente era mi padre disfrazado.

Cada vez que les decía que le contaran la verdad a Peter, mi padre juraba que era real y que incluso él lo había visto; seguro era para que mi hermano se la creyera aún más.

Tocaron el timbre de la puerta. Debían de ser mis padres o mi familia que venía a "poner el ambiente navideño".

—Peter, abre tú —le mandé mientras cortaba la masa con los moldes y hacía figuras navideñas con ella.

Él se levantó del banco.

—¡Voy!

Corrió hacía la puerta, la abrió, revelando a mis padres.

Mi papá tomó a Peter entre sus brazos y mi mamá cerró la puerta detrás de ella.

—¿Qué están haciendo mis pequeños bebés? —Se acercó a donde estaba.

—Haciendo galletas para Santa —contesté seca.

—¿Acaso es lo que creo? —Se acercó mi padre hasta la cocina—. ¿La chica que no cree en Papá Noel le prepara galletas? ¿Ya crees en él otra vez? —Me miró sorprendido.

—No, Peter se las prepara y yo les estoy ayudando. Además, ya sé que estas terminarán en tu estómago, papá.

—Vale, pero también todos sabemos que no las comeré yo, sino Santa. ¿Verdad, Peter?

Antología "Luces de Navidad"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora