CICATRICES ━ Son Gohan.

Capítulo 6| ¿Y Videl?; ¡¡Trav me matará!!

Al día siguiente no busqué a Gohan; siento que yo ya he hecho bastante, ahora es su turno, si en realidad me sigue amando me buscará. Quizás... ya es momento de dar un espacio a mi dignidad.

¡Bien! El fin de semana ya había llegado, y yo no hacía más que cambiar y cambiar canales de la tv. El día se ha pasado entre videojuegos y películas que hasta me da miedo tanta tranquilidad. Desde que volví a ver a Gohan no he tenido días tan... normales.

«Así es señoras y señores. El gran Saiyaman es un ladrón»

Me detengo en el canal del noticiero donde lo primero que veo es a Videl con Gohan entre sus piernas (?). No, enserio. Gohan está entre las piernas de Videl y el visible sonrojo en la cara de éste me hace fruncir las cejas.

Menuda forma de "amarme".

—Pero miren que el mojigato no lo era tanto.—Una nueva presencia no tan agradable hace que le mire enfadada. Trav se encoge de hombros—. Eh... Liss—le miro y éste se sienta a mi lado—. Si según tú Gohan te ama, dime, ¿el sentimiento es mutuo?

En realidad por más que lo he intentado no he podido olvidar a ese tonto, pero no sé si soy capaz de admitirlo en voz alta.

—¿Lisa?—Miro a mi hermano, pero luego a la televisión.

—Quizás a Videl también le interese Gohan...

—Aunque no me guste admitirlo, de todos los hombres que conozco sólo te visualizo junto al paliducho.

¿Por qué de pronto tan... cambiada la opinión de Trav?

—¿Y Videl?—Éste niega con la cabeza.

—No creo que debas interponer tu felicidad.

—¿Qué no estabas en desacuerdo con el tal "Lihan"?—pregunto haciendo comillas con los dedos sólo recibiendo silencio de su parte—. Si Gohan en verdad me ama me buscará, pero si me llego a enterar que a Videl también le gusta...

—Lisa...

—Si eso ocurre, me alejaré de él independiente a lo que sintamos—concluyo el tema colocándome de pie—. Iré al parque. Necesito pensar.

Y en cuanto vuelva a ver a Videl, le preguntaré sus sentimientos.

(...)

—¡Es él!—Unos gritos llaman mi atención, y cuando me giro veo a dos sujetos vestidos de negro que miraban bastante a un enano de cabello lila. Uno de éstos se acerca con un saco listo para atraparle, pero me levanto cuan resorte y salto hacia éste para así derribarle con una patada voladora.

—¿Estás bien?—pregunto al pequeño quien me mira extrañado, pero no me fijo tanto en ello sino que miro por el rabillo del ojo al compañero del hombre acercarse. De un puñetazo lo mando junto a su compañero—. ¿Te has perdido, enano? Ten cuidado con idiotas como esos.

—No estoy perdido. Sólo vine a dar un paseo.

¿Y solo? Pero miren la libertad que le dan los padres a los pequeños en esta ciudad. A éste por poco y lo secuestran.

—¿Y cómo te llamas?—pregunto con una sonrisa sincera a la vez que siento como uno de los idiotas se sostiene de mi pierna. De una patada lo mando de vuelta a su sitio.