Capítulo 12| Ley del hielo; ¡Le gustas!

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—¡Lisa! ¡Arreglaron la máquina!—grita Videl. Yo iba corriendo a su dirección con una cara que asustaría a cualquier pequeño, cosa que ésta nota—. Eh... Oye ¿estás bien?—Al llegar a su lado asisto con la cabeza, y me formo detrás; No quiero mirarle, no ahora. Claro que mi amiga no nota la indirecta, se gira para verme —le duró poco—, su vista pasa hacia alguien tras de mí.

—¡Eh, Gohan!—le saluda alegre y juro que con la presencia de éste sentí como me hacía más pequeña en mi lugar—, arreglaron la máquina—avisa, y no escucho respuesta del nombrado.

¡Caray! ¿Seré más tarada? ¡Formarme tras Videl! ¿¡Cómo carajo pude pasar por alto que ahora Gohan se formará detrás!? ¡¡Argh!!

Éste se forma a mis espaldas y todo lo demás fue silencio, se me hacía inevitable temblar y más cuando podía sentir el calor corporal, aroma, y respiración de cierto sujeto a mis espaldas. De un momento a otro me asalta el recuerdo de sus labios sobre los míos, mis manos en su cabello tan... ¡Ay! Eso fue tan... ¡Ah!

En menos de lo que creía Videl ya estaba golpeando la máquina apuntando exactamente doscientos diez puntos. Y bueno, mi turno llegó; camino en dirección a la máquina medidora de fuerza consciente de que debo marcar algo no tan alto, pero no tan bajo. Pffff ni que fuera tan fuerte, sólo que...tampoco quiero sacar algo fuera de lo normal, sin embargo, clasificar es una prioridad... ¡¡Bah!! Todo este cálculo me servirá de entrenamiento, es hora de sacar... trescientos ochenta puntos. Entonces alzo mi puño cerrando un ojo para medir más o menos la altura, luego tenso los músculos preparando la fuerza exacta que utilizaré, y golpeo.

—¡Trescientos ochenta y uno!—grita el calvo a cargo de la máquina y frunzo en entre cejo.

¡Ah, por favor! ¿Uno más? ¿Es en serio?

Me giro para caminar hacia Videl de brazos cruzados, y ésta me sonríe.

—¡Lisa, sacaste bastante!—Descruzo mis brazos algo apenada. No me interesa sacar bastante, yo quería sacar lo que me propuse.

«¡Aún te falta entrenamiento!», diría Vegeta.

—Tú también—respondo—, de hecho, has superado hasta a tu propio padre—le informo y sonríe. Si no me equivoco Mister Satán había sacado un poco más de cien puntos.

De pronto me asalta el recuerdo  sobre la existencia de cierto sujeto al que quiero evitar.

—Vamos.—Y sin que Videl se lo esperara tomo su brazo para correr directo al lugar donde se sentía el ki de Vegeta.

Ajá, ki.

(...)


-—¡Trunks, Trunks, Trunks!—Me encontraba gritando y alzando mi puño aferrada al barandal como si me tratara de una garrapata. Ambos pequeños, y con ello me refiero a Goten y Trunks, se subieron a la plataforma.

¡Ay, que emocionante!

—¡Gohan! ¡llegaste justo a tiempo!—exclama el sujeto al que casi todos llaman Goku, y no me giro. Sigo mirando la plataforma donde ambos pequeños no dejan de sonreír cómplices.

¡Ya tengo ganas de que sea mi turno! ¿Contra quién me tocará luchar? No lo pienso bastante, la pelea comienza. En menos de un segundo ambos llegaron a su contrincante con un puñetazo brutal —demasiado como para niños de su edad—.

En el resto de la pelea, tengo que admitir que mi cabeza se movía descontrolada; los miraba haciendo un esfuerzo por leer sus movimientos, cosa que resultaba. Pero, de pronto, el supuesto hermano de Gohan vuelve su cabello rubio imposibilitando que pueda ver sus próximas acciones sólo hasta que vuelve a la normalidad.

CICATRICES  ━ Son Gohan. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora