La tensión en el ambiente era notable. Nadie decía nada, todos estaban en silencio, decepcionados y conmocionados por la decisión de Daniel. Después Adam les ofreció quedarse a dormir esa noche, a lo cual todos aceptaron debido a la alta hora que ya era.
Adam subió a su cuarto, para sacar un par de cobijas viejas y cuando giró la mirada al cuarto de Emmanuel, observó como Dan estaba sentado en la cama, con la cara tapada por sus rodillas. Decidió entonces acercarse a él.
—¿Dan? —preguntó tímido Adam.
—No... no, no —susurró Dan aún sin alzar la mirada, Adam entonces se acercó un poco más y tocó su hombro, Dan alzó la cabeza rápidamente, tenía una mirada de miedo—. ¿Adam?
—¿Estás bien? —preguntó preocupado Adam al ver su estado.
—Sí... sí —dijo Daniel viendo a ningún lado en especifico—. Hace mucho que no tenía una pesadilla, al menos no mientras estaba despierto —dijo Dan con miedo en sus palabras.
Adam no sabía que hacer, nunca había lidiado con ese aspecto de Dan, el que siempre lo hacia era Emmanuel.
—¿Quieres que le hable a Emmanuel? —preguntó curioso.
—No... no, creo que puedo lidiar con esto. No son mas que recuerdos.
Adam lo miró por varios segundos, aún un poco preocupado, pero no había mucho que hacer, así que se sentó a su lado, lo abrazó del hombro y se quedaron en esa posición por varios segundos. Contrario a lo que esperaba, Daniel se sentía más en familia con él y Emmanuel que con sus amigos, seguramente era por el tiempo y experiencias que había vivido a su lado esos cinco años.
—Gracias —rompió finalmente el silencio Adam.
—¿Por qué? —preguntó con curiosidad Dan.
—Por no ir. Es decir... Emmanuel te quiere mucho, tal vez más que lo que me quiere a mí, y lo comprendo, durante todos estos años no he hecho más que procurar su bienestar, aun si eso implica ser el malo de la historia y sé que te seguiría ciegamente, no solamente por el cariño que te tiene, también por su sed de aventura, su necesidad de sentirse útil en este mundo. Es un chico noble, de gran corazón y valentía infinita... pero no sabe cómo es la vida allá afuera, no lo sabe como tú y yo. Sé que escaparía contigo a esa guerra si tu hubieras aceptado, y yo no hubiera podido hacer nada por detenerlo —la voz de Adam temblaba, no sabía cómo terminar su oración—... Si tu hubieras ido, sé que el te hubiera seguido... la cosa es que seguramente si Emmanuel sale de este lugar, no va a conseguir sobrevivir mucho.
—No lo subestimes —contestó Dan seriamente.
—No lo hago, simplemente soy honesto —Dan se quedó sin palabras, sabía que era cierto, Emmanuel sabía disparar armas y no tenía tan mala puntería, pero no era lo mismo practicar apuntando a maniquíes o troncos comparado con la vida real, tal vez no era solo su culpa, también la de su papá, pero ya era tarde para cambiar eso—. Prométeme Dan, prométeme que no vas a ir a eso. Prométeme que mantendrás a mi hijo a salvo.
Dan volteo a verlo, su mirada era triste, era de suplica y Daniel no sabía que decir o como actuar.
—Sé que mi hijo te seguiría a donde sea que vayas, pero es lo único que me queda y no aguantaría la idea de él sufriendo, así como tú tampoco lo harías. Así que prométeme que pase lo que pase no iras a la guerra, mantendrás a salvo a mi hijo, por favor.
Daniel recordó entonces las palabras que una vez Evan le había dicho, acerca de las promesas, de lo valiosas que son, de como se convierten en nuestras esperanzas, nuestras razones para vivir y seguir adelante. Tal vez eso era lo que más necesitaba ahora Dan, una razón para vivir. Pero también recordó como Evan le dijo que no debía hacer promesas que no iba a poder cumplir o mantener.
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La última esperanza Parte 3: Confrontación (The Last Hope #3)
Science FictionCuando la esperanza se acaba, los sueños se destruyen y lo que más amas se te arrebata, ¿qué es lo que resta para luchar? Han pasado veinte años desde que las sombras invadieron la tierra. Han pasado cinco años desde que Dan abandonó a su grupo. La...