Capítulo 18

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Pronto su viaje se vió acompañado por la luz creciente del solo anunciando el nuevo día que llegaba. Leah parecía saber perfectamente por donde ir, pues era la que los guiaba.

—Estamos cada vez más cerca —dijo Eddy en la tarde, lo suficientemente fuerte para que todos lo escucharan, iba acompañado de Ethan y Caleb, quienes iban jalando con ayuda de unas cuerdas y un pedazo de madera sobre el cual iba, a Aarón todavía inconsciente—. Comienzo a reconocer este camino.

—Mejor deja de hacerte el tonto —dijo Ethan entre jadeos por el cansancio de jalar a Aarón todo el día—. Y ayúdame con esto.

Eddy lo vio con un gesto de sorpresa y rápidamente corrió hacia él y tomó su posición.

—Qué poco aguantas hermano —dijo Caleb con un poco de cansancio, el también llevaba consigo a Aarón, pero no lucía tan agotado.

—Lo mío es el aire —contestó Ethan mientras tomaba agua—... no la tierra, como ustedes, mortales.

Todos rieron excepto Dylan quien se acercó a Ethan.

—¿A qué te refieres? —preguntó Dylan con curiosidad.

—Soy un piloto, haré caer uno de esos triángulos, el principal de hecho, y no es que presuma —contestó con elocuencia y chispa en sus palabras y gestos.

— ¡Claro! Por tu culpa perderemos la guerra —dijo Caleb, burlándose de su hermano menor y el comentario fue efectivo, todos rieron una vez más incluso Emmanuel, quien iba junto a Daniel.

—Crees que algún día, después de que la guerra acabe, ¿nos enseñaran a volar un avión? —preguntó Emmanuel a Dan con cierta felicidad e inocencia en sus palabras.

—No sé —contestó Daniel, quería sonar neutral, tenía que hacerle entender a Emmanuel que eso no iba a ser posible, que su destino no debía ser el Arca.

Daniel revisó el reloj de Evan intentando saber la hora, pero solamente se encontró con el hecho de que este seguía sin funcionar. Caminaron otro par de horas, hasta que el mediodía llegó y finalmente llegaron a un pequeño cruce, el cual lucía bastante despejado, a la lejanía podían ver varios árboles alzándose, tal vez era un bosque, y entre estos había una carretera, seguramente era por la que se iban a ir. Todos se sentaron a descansar y esperar, Leah sacó de su mochila y la de Eddy un aparato de comunicación que Dan no había vito antes y comenzaron a intentar establecer comunicación, hasta que lo lograron. La voz que salía de aquella especie de radio anunciaba su llegada en menos de ocho minutos.

Fue entonces cuando Daniel decidió separarse del grupo unos cuantos metros y fue a sentarse sobre el cofre de un auto muy viejo. Emmanuel lo vió y se acercó a él, con una botella de agua y ofreciéndole un trago a lo cual Dan aceptó.

—Te conozco lo suficiente —dijo Emmanuel sentándose a su lado, la vista que ambos tenían frente de ellos era el grupo restante que se organizaba, conversaba y reía con completa tranquilidad—. Sigues con la idea de no ir, ¿no es así?

—Me conoces lo suficiente... —contestó Dan observando al grupo de sus viejos amigos, en el fondo esperaba que cuando el momento de encontrarlos llegara, sería todo diferente, ahora no sentía más que la necesidad de irse.

—Te necesito Dan —dijo Emma entonces ambos se vieron mutuamente—. Eres la única familia que me queda, mi único verdadero amigo, la única persona que me importa tener junto a mí... Te necesito conmigo en esto, por favor, no me pidas quedarme sin hacer nada que eso es lo que he hecho mi vida entera, y ya me cansé de esa mierda. Quiero hacer la diferencia, por primera vez quiero sentir que hice algo bueno, quiero que cuando todo termine y la gente me pregunte que hice yo en la guerra contra las sombras pueda decir que yo estuve en el momento que todo acabo, no quiero decir que fui un cobarde que decidió esconderse —las palabras de Emmanuel eran firmes, eran sinceras, era su más profundo deseo y Daniel no supo qué hacer ante eso, no quiera arrebatarle eso a su amigo, pero tenía que hacerlo. No era cobardía lo que guiaba a Daniel, más bien un profundo sentimiento de culpa y de necesidad de mantener a salvo a Emmanuel y al él mismo, sabía que si todo lo que decían del Arca era cierto, entonces realmente ganarían esta guerra, pero su instinto le decía que no fuera, no era lo correcto, pensó en lo que haría Evan en esta situación y seguro se decantaría por no ir, pues si bien, Evan luchaba las batallas, solamente lo hacía si era necesario. El problema era que no era lo correcto, sus amigos habían viajado por él, por esperar que estuviera a su lado, pero su decisión iba más allá de la promesa que le hizo a Adam, por primera vez en su vida sentía que podía elegir y por primera vez quería preocuparse por sí mismo que por el resto del mundo, aun si eso significaba hacer lo que a los ojos de los demás era un error. Sacó de su bolso las fotos dobladas que Adam le dio antes de morir y se las entregó a Emma, él las desdoblo y al verlas, una lagrima se escapó de sus ojos.

La última esperanza Parte 3: Confrontación (The Last Hope #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora