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Llegué al laboratorio hecha una furia. Los chicos al ver cómo me encontraba, no dudaron en preguntarme.

—¿Todo bien? —Caitlin se acercó y con una mirada le hice ver que no.

—Nina, a mi oficina ahora —dijo mi padre con tono autoritario.

—Que les explique Barry cuando llegue.

Cabizbaja caminé para entrar y él esperó a que tomara asiento en frente de su escritorio para que igual lo hiciera en su silla.

—Y bien... —me miró con gesto duro.

Al parecer, ya se había enterado de la situación pero quería una explicación viniendo de mí aunque yo no tenía ni la menor idea de cómo pasaron las cosas.

—No sé papá, yo apenas me he enterado hace rato —dije sin mirarlo. Me daba pena hacerlo.

—Clifford me llamó totalmente decepcionado por la acción de Barry. No sabes la pena que me dio escucharlo.

—Opino que lo hables con Barry, no conmigo.

—Lo hago contigo porque si lo hago con él, soy capaz de estrangularlo sin importarme qué sea más rápido que yo —alzó un poco más la voz—Y estoy también enojado contigo por no decirme que sospechaban de mi amigo por ser el responsable de la brecha.

Nos hundimos en un incómodo silencio y tras este, dejé que continuara con sus regaños, hasta que mejor me hizo retirarme de su oficina para no hacer escándalos.
Al salir, me percaté que Barry ya se encontraba allí

—Tenemos que hablar —dio un paso adelante y yo di uno atrás.

—No, no quiero hacerlo ahora.

Salí del cortex para dirigirme a la cafetería por té, por ahora, eso era lo único que podía calmarme en estos momentos. Y si fuera poca la mala suerte que traía ahora, en el trayecto me topé a Melissa.

—¿Barry se encuentra en el cortex? —preguntó sin su típica altanería—Necesito verlo con urgencia.

—Si, ¿qué pasa?

—Me enviaron una orden de restricción que impuso la familia DeVoe a Barry —me mostró un sobre amarillo—Y tengo que hablar con él.

~*~
Narra Barry

Las cosas para nada están en orden, encima tengo una orden de restricción y dos semanas de suspensión en el trabajo. Pero no me arrepiento de nada de lo que he hecho y no me arrepentiré por las cosas que haré para comprobar que yo tengo razón.

Así que sin importarme esas dos cosas, volví a la universidad para hablar con más libertad con él.

—¿De nuevo usted? Espero no tener que llamar a la policía por violación a la orden que le impuse —dijo al verme al entrar.

—Puede hacerlo —respondí secamente—En verdad no me importa.

—¿A qué ha venido? —miró más allá de mí en busca de algo—Si has venido sin Nina, quiere decir que es algo delicado.

—¿Quién es usted? —enfaticé en cada palabra.

Dejó el libro que tenía en mano sobre su escritorio y se acercó a mi controlando su silla de ruedas. Él sí que era un digno recuerdo de Eobard.

—¿Quién hace esa pregunta? —al ver mi gesto de confusión, agregó—¿Barry Allen? O ¿Flash?

El que dijera eso, me había hecho entrar en pánico un momento y él al notar eso, sonrió y continuó hablando:

Fast Enough -parte 4 | Find outDonde viven las historias. Descúbrelo ahora