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Ese instinto de querer lanzarme sobre él y golpearlo se apoderó de mi mente pero no me quedaba de otra que contenerme. No quería agregar otro problema y empeorar las cosas.

—Dominic —dije con desagrado—¿O Clifford? ¿Cómo me tengo que dirigir a ti?

—Ahora soy Dominic Lanse, pero no importa cómo te quieras dirigir a mi —sonrió altanero.

Ignoré su comentario y pasé de él para proseguir mi camino, no tuve que esperar mucho para darme cuenta que iba a mi lado.

—Fue una sorpresa verte en este tipo de lugar. O ahora que lo pienso... tú ya estás familiarizada con estar detrás de una reja.

Me detuve bruscamente y lo miré con enojo, él solo comenzó a reírse ante mi reacción.

—No me hagas querer...

—¿Golpearme? —me interrumpió—No querrás hacerlo afuera de Iron Heights ya que si algún oficial te ve, podrías estar adentro y entonces, ¿quién ayudaría a Barry?—se fue acercando a mi—Recuerda que yo soy el jugador y ustedes, mis peones.

~*~
Narra Barry

Si estar detrás de una celda común era nefasto, el estar detrás de una celda que tenía una puerta más grande que la del laboratorio... era fatal.

Esa mujer que acompañaba al alcalde, podía reconocerla de las noticias pero, no estaba seguro de lo que quería conseguir conmigo pero si de los otros, aunque mi instinto me hacía mantenerme alerta y, tenía que asegurarme de que Nina o cualquiera de los chicos, supiera de mi situación para ayudarme.

—Si no se detiene pronto, voy a pedir que me vendan antes —dijo la mujer a lado de mi celda.

Sylbert no dejaba de golpear una bandeja con la que nos servían la comida contra la cerradura de la puerta como si aquella acción fuera a servir de algo.

—Ser un prisionero metahumano o una metamascota... ¿cuál es la diferencia? —agregó Deacon con fastidio.

—La diferencia es Amunet Black —respondí acercándome a la puerta—Ella captura metahumano y los vende al mejor postor. Jefes mafiosos, traficantes de drogas, pandillas... solo imaginen como nuestros poderes podrían utilizarse en las manos equivocadas.

—Entonces, quiero irme de aquí. ¡Hagamos algo! —gritó mientras se dejó estrellar contra la puerta.

Sin querer aportar algo más al debate, fui hasta mi litera donde sobre ella, estaba la bandeja de la asquerosa comida del lugar y entonces, mi menté comenzó a maquilar una idea... tomé la almohada, retiré un poco del relleno para batirlo con los frijoles y luego tirarlo en el inodoro de mi celda. De manera rápida, obtuve lo que buscaba.

A los cinco minutos, un intendente irrumpió mi lugar para destapar el inodoro. En una esquina, me senté a esperar a que el hombre se despistara... se reincorporó y se acercó con el guardia con el objetivo de informarle la razón de la obstrucción, entonces, fue ahí donde aproveché a tomar dos baterías.

—Ya quedó. Está listo para usarse —recogió su caja de herramientas sin cerciorarse antes si algo le faltaba. Yo solo asentí.

Dejé que el hombre saliera y el guardia cerrara mi celda para seguir con mi plan.

Conseguí los resortes de la litera y los deformé introduciéndolos a una botella de agua y que los picos que salían de este, tocaran la batería para hacer reacción. La mezcla final, la vertí sobre la caja que propiciaba la seguridad de las celdas y estas, terminaron abriéndose.

Fast Enough -parte 4 | Find outDonde viven las historias. Descúbrelo ahora