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31/12/18         3:37 A.M.

Un cuerpo se removía entre las sabanas, se escuchaban pequeños gemidos saliendo. Se levantó rápidamente soltando un grito volteando hacía todos lados, una capa de sudor se encontraba en su rostro y las lágrimas se acumulaban en sus ojos.

— ¡JIMIN! ¡¿Estás bien?! — Dijeron a sus espaldas.

— S-sí, s-sólo, sólo fue un mal sueño — Dijo con la respiración agitada.

— Vuelve a dormir amor, tienes que levantarte muy temprano, tienes que ir al banco y luego ir a ver a tu padre — Susurraron en su oído y unos labios se posaron en su nuca dando un delicado beso.

— Lo haré, gracias Kookie — Dijo antes de voltearse y dejar un casto beso en el chico.

Eran las 6:30 de la mañana cuando la alarma comenzó a sonar, se escucharon gruñidos y la alarma fue apagada. Jimin se estiró y paso su brazo hacia el lado contrario de la cama y al sentir frío volteó viendo que se encontraba solo en aquella cama matrimonial. Se levantó aún adormilado y se colocó su bata, caminó hacia el baño y se encontró con la espalda desnuda de su novio, sonrió y se acercó a él rodeándolo de la cintura depositando un beso en su hombro.

— Buenos días amor — Dijo viendo al castaño.

— Buenos días bello durmiente, deberías darte prisa si no quieres que se te haga tarde — Contestó mirándolo con una sonrisa.

— Que amargado eres Kookie — Mencionó el peli-gris dirigiéndose a la ducha.

El castaño miro como este se quitaba la bata y trago duro al apreciar las marcas en su espalda, había mordidas y rasguños, lamió sus labios recordando la noche anterior, bien podría decirse que tenían una vida sexual activa, MUY activa. Se acomodó su cabello y salió de la ducha dejando a su hermoso novio bañarse a gusto.

Jimin disfrutaba de la agradable sensación del agua tibia por su cuerpo, recordó su sueño y un escalofrío le recorrió la espina dorsal, trataba de olvidar aquello, pero se sintió tan real.
Al salir se topó con su novio bien arreglado, tenía un traje negro con una camisa blanca, se veía muy apuesto. Sonrió y se dirigió a su armario, saco un conjunto de color negro totalmente y se comenzó a vestir.

— Llegaras tarde si no te apuras Jiminnie, tu padre es muy estricto debido a la puntualidad — Le mencionó su novio viendo cómo este se vestía con lentitud.

— Vale no llegaré tarde, solo iré rápido al banco y nos veremos en la empresa — Respondió el chico dándose prisa.

— Yo iré a la empresa más tarde, tengo que ver la decoración para la casa y que todo este listo para la noche — Dijo Jungkook acercándose para besarlo.

— Que te vaya bien — Respondió el peli-gris.

El castaño sonrió y salió de la habitación. Jimin se apresuró y se arregló lo mejor que pudo, después de todo estaría frente a su padre, el gran Choi Seung Hyun, uno de los Ceo más poderoso de Corea.

Salió de la casa y tomó las llaves de su auto, un hermoso Ferrari color rojo, una de las cosas que más amaba Jimin a parte de Jungkook era su auto, lo adoraba. Encendió el auto y tomó rumbo al banco central de Seúl.

Miro la hora y vínculo su iPhone con la computadora inteligente de su auto. Ingresó su destino y este rápidamente le dieron las calles más rápidas para llegar. A veces ser rico tiene sus ventajas. Al llegar estacionó su auto un poco antes del banco, salió de él y entró. Vió mucha gente pero él se dirigió a una caja que se encontraba en la segunda sección.

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