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Terror.

Miedo.

Pánico.

Eso era lo que sentía Jimin en ese momento, ¿cuánto tiempo había pasado? ¿2? ¿3 días acaso? No tenía idea, había perdido la noción del tiempo. Nunca hubiera imaginado estar en esa situación. Le dolía el cuerpo, había estado tirado en el suelo, estaba atado de pies y manos y no podía hablar ni ver absolutamente nada, estaba vulnerable en todos los sentidos. Había algo que le extrañaba, el lugar en donde estaba no parecía algo típico de un secuestro. El suelo estaba tapizado a o algo así sentía, el olor era diferente a lo que imagino, normalmente piensas en olor a basura, humedad, mierda incluso pero no era así, olía a menta, cosa que agradecía ya que era de asquearse rápidamente pero también lo hizo sentir extrañado. Quizá estaba en una casa o un departamento.

Podía escuchar leves pisadas pero estas pasaban de largo, trató de reincorporarse logrando sentarse, sus rodillas estaban en el suelo e hizo lo posible por poder mantener el equilibrio. Escuchó nuevamente pisadas y esta vez  se detuvieron muy cerca. Escuchó una puerta abrirse y se tensó al instante.

-Pero mira a quién tenemos aquí – Hablaron – ¿Disfrutas la estadía Park? – sintió que lo tomaron de la barbilla  y acariciaban suavemente su mejilla.
Jimin se quedó estático, estaba molesto, frustrado, sentía mil y un emociones recorriendo su cuerpo.

—¿Por qué tan callado? ¿te comió la lengua el ratón? — Preguntaron tomando su cabello con brusquedad, sintió que le retiraron la mordaza y ahora sí no se contendría.

—¡NO ME TOQUES BASTARDO! — Gritó con rabia tratando de mirar algo.

—Vaya al parecer si tienes lengua — Hizo más fuerte su agarre — Y una muy suelta por cierto.

—SUELTAME MALDITO, MI PADRE TE VA A ENCONTRAR Y ACABARAS DE LA PEOR…

En ese instante sintió un fuerte ardor en su mejilla derecha, sintió un líquido resbalar por la comisura de su labio,  ese era el colmó, el maldito lo había golpeado.

—¡MÁS VALE QUE TE CALLES IMBECIL! SI POR MI FUERA YA TE HABRIA DADO UN TIRO ANTES DE SIQUIERA TERMINAR DE HABLAR — Gritó volviendo a tomar su cabello — Sólo porque él te quiere, bueno admito que no tiene malos gustos. No estás mal para ser una zorra.

Jimin se quedó callado mordiendo sus labios con fuerza, no podía hacer nada, estaba indefenso, iba a contestar pero otros pasos lo detuvieron.

—Lárgate, quiero hablar con el — Habló una voz diferente – Cierra la puerta.

Volvió a escuchar pisadas y una puerta ser cerrada. El ambiente se tornó algo tenso, a pesar de no poder mirar sentía una mirada  sobre él.

—Así que… Park Jimin ¿eh? Dime ¿estás cómodo? Sería una lástima que no lo estuvieses ya que te quedaras acá por un tiempo.

Aquel hombre observo fijamente a Jimin, admiro su rostro y poco a poco fue bajando hasta detenerse en sus labios, frunció el ceño al ver un poco de líquido carmesí brotar de ellos.

—¿Qué te ocurrió en el labio? —
Preguntó con un tono severo que hizo a Jimin achicarse pero no iba a permitir eso.

—Bueno ¿acaso no es obvio? Me dieron una suave caricia — Respondió con sarcasmo.

—Les dije que te trataran con delicadeza  — se acercó y paso su lengua por aquel belfo esponjoso limpiando el rastro de sangre haciendo a Jimin tensarse y retroceder un poco.

Sonrió ante la reacción, levantándose se colocó detrás de Jimin retirando la venda de sus ojos, este los cerró al instante por el cambio de luz, parpadeo varias veces antes de ver todo con claridad, se encontraba en una habitación, admiro una cama en el centro y un par de muebles a los lados, observo el espacio y se dio cuenta que estaba casi en la esquina. El hombre se acercó a Jimin y se paró enfrente de él.
El odio se apodero de la mirada del menor y parecía que lanzaba dagas de sus ojos, el mayor observo fijamente al menor, esa mirada que lo provocaba, cuanto quería hacer cambiar de parecer al menor, ya había esperado mucho tiempo.

× Sick Love ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora