32. La guerra sigue.

1K 39 0
                                    

: Rose :.

Solo me hacía falta unos días de sueño y comida para volver a la normalidad, un poco de sol para recuperar el color de mi piel y más baños para que mi cabello recuperara su color y limpieza. Ahora todo lo que necesitaba era seguir comiendo porque era el almuerzo y ya me perdí el desayuno por culpa del descanso.

Me senté en la mesa con una sonrisa de oreja a oreja mientras Olena comenzaba a repartir los platos. Lissa estaba sentada con Christian y no dejaban de besarse, ahí va mi apetito esfumándose poco a poco. Intente no prestarles atención, pero era algo imposible, solo logre hacer caras de asco al verlos. Lissa rió divertida y me dio un ligero manotazo en el hombro.

– Bien niña, amada reina y Lord – Abe apareció de la nada con una ligera sonrisa – Y claro, señora Belikova

– ¿Qué pasa con esos modales? – Pregunte extrañada – Espero buenas noticias y si quieres sacarme de aquí no tengo ningún problema – Mire a Lissa y a Christian con una mueca, ella rió divertida y Christian me saco la lengua así que se la saque también.

– De hecho sí – Dijo Abe – ¿Dónde están las demás parejas?

– ¿De qué estás hablando? – Pregunte confundida. Mire a Lissa y ella me sonrió – ¿Qué parejas?

– Aún no lo sabes. Sydney y Adrian están saliendo, ella ya no piensa que somos criaturas de la noche porque ha pasado mucho tiempo con nosotros, o al menos no de la misma forma que antes – Explico – Y Jill y Eddie siguen igual

La mire aturdida. ¿Sydney y Adrian juntos? Debo haber estado muy distraída como para no notar que tal vez se volverían pareja, ¿si lo eran? Sí, definitivamente he estado muy distraída como para no notar eso. ¿Qué pasa con el mundo? Definitivamente estaba demente como para no prestar atención a lo que les estaba sucediendo a los demás en sus vidas. Era egoísta por mi parte haber dejado de prestar atención a los demás, pero había estado envuelta en mis propios problemas y ni siquiera me importo que había otros Moroi además de Lissa y Jill, otros Moroi que son mis amigos y debía cuidarlos también.

– Wow – Dije aturdida – Eso es bueno, supongo

– Tú siempre supones cosas – Dijo Abe encogiéndose de hombros – Ahm, Olena, si no te molesta me llevaré a mi hija problemática

– ¿Qué? No. Me he perdido el desayuno – Dije sorprendida.

– No me importa – Dijo Abe – Comerás aún así

Rodé los ojos y me puse en pie. Mire el plato con comida y sentí pena por no comerlo, luego me aleje mientas los demás se acercaban a sentarse. Podía sentir las lagrimas falsas salir de mis ojos, aunque eran una alucinación. Dimitri se me acerco una sonrisa y después de un rápido besó salí de la casa siguiendo a Abe.

– Espero que lleves mucho dinero porque haré que te quedes en bancarrota por no dejarme comer – Metí las manos en la cazadora café que traía puesta.

– Créeme, no tiene importancia el dinero – Dijo Abe despreocupado – Hoy hemos decidido salir juntos los tres

– ¿Tres? – Hice una mueca – Entonces iremos a comer, ¿no? Digo, si piensas llevarme a ciegas con otra persona más entonces imagino que ha de ser por algo bueno y por tu bien que sea comida

Instintos de Dhampir, Rose y DimitriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora