38. El sacrificio.

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.: Lissa :.

Faltaba poco para que el avión aterrizara en un lugar cercano a la casa en que nos quedaríamos, una pequeña casa en el campo, según dijeron, y la cosa es que apenas recién estaba amaneciendo. Yo estaba preocupada, demasiado, porque ahora nuestro problema más grande es detener a los Strigoi.

Rose estaba sentada frente a mí, con las piernas abrazadas al cuerpo, mirando por la ventana con una expresión vacía. Yo estaba sentada junto a Christian que dormía tranquilamente a mí lado, apenas me había despertado.

– Hey – La llamé. Ella me miro y esbozó una débil sonrisa – Buenos días

– Buenos días – Dijo.

– Te ves cansada, ¿has dormido? – Pregunte sorprendida.

Ella negó con la cabeza y volvió a mirar por la ventana.

– No ha llamado, está amaneciendo – Dijo ella – Espero que esté bien

Sonreí ligeramente. No era de extrañar que estuviera tan preocupada. Dimitri se había quedado en Baia para detener a los Strigoi y al amanecer iba a ir directo a la corte para poder ayudar a Alberta, porque seguro que era un cruel desastre. Rose había estado tan mal desde entonces, creo que efectivamente no quería irse sin él.

– Quizá piensa que estás durmiendo – Me reí ligeramente – Descansa, Rose. Dimitri llamará más tarde probablemente, ahora duerme un poco

Ella me miré preocupada y forzadamente asintió. Yo la mire, esperando a que se quedara dormida y cuando lo hizo volví a dormir también.

Para cuando abrí mis ojos me sentí flotando, quizás porque el avión no había aterrizado aún. Yo desconocía la localización de la casa, pero no importaba. Desperté con una sonrisa ligera, Christian me besó en la frente con la misma sonrisa.

Mire por la ventana y sonreí, era de día, significaba que estaríamos a salvo durante unas horas, bieeen largas.

Sonreí al ver un hermoso celeste teñir el cielo, el sol apenas estaba saliendo. Volteé enfrente para ver a Rose y me tope con al sorpresa de que no estaba, la manta estaba tirada y sus cosas también.

– ¿Dónde está Rose? – Pregunte mirando a Christian. Él me sonrió.

– Dimitri llamo hace un rato, se alejó para poder hablar a solas con él – Dijo tranquilo. Sonreí un poco, me puse en pie para poder ir a ver a Rose. Camine unos cuantos asientos hasta llegar a los de atrás, los sentimientos de Rose estaban todos revueltos y me era imposible distinguir cual era cual, al llegar allí la vi de frente. Tenía la vista puesta en el teléfono y las piernas abrazadas sobre el asiento.

– ¿Estás bien? – Pregunte sentándome frente a ella.

– Sí – Guardó el teléfono y miró a su izquierda por la ventana, estábamos en el asiento que daba al corredor – Dijo que estaba bien y en camino a la corte… Logro deshacerse de la mayoría de ellos

– Eso es bueno, ¿no? Está bien – Dije sonriendo. Ella me sonrió a duras penas – ¿Qué sucede?

– No lo sé – Se pasó una mano por el rostro y bajó las piernas – Me preocupa que algo le suceda. Ya lo perdí una vez y no quiero que vuelva a suceder

Instintos de Dhampir, Rose y DimitriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora