Con el tiempo...

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Antes que nada una disculpa asì bien grandota por no publicar pero en verdad el tiempo me ha comido por entero, y luego mil enfermedades, depresiòn, un bloqueo horrible en cuanto a escribir y pues nada intentaremos terminar esta historia no con el año pero si para enero espero ya estar entregando el final de esta pachecada mìa XD otra vez GRACIAS POR LA PACIENCIA.


Keith veìa a Sarah dormir luego de tener unas horas de pasiòn, le gustaba contemplarla dormida con una media sonrisa ocasionada de sentirse satisfecha, plena entre sus brazos. Esas semanas la joven mujer estaba recibiendo un nuevo tratamiento de un mèdico de origen chino, quien habìa llegado a la ciudad. Y al parecer surtìa efecto, los dolores de cabeza parecìan haber dejado de mortificarla cosa que tanto al pequeño Sahale como a èl los tenìa felices. La hacienda se iba volviendo pròspera, le redituaba muchas ganancias con las que esperaba reunir el suficiente capital para marcharse de California, lejos de la sombra de Woodrow F. Call. Sarah abriò los ojos topando con la mirada de quien ella creìa era su marido, se enderezò haciendo que la sàbana resbalarà por su pecho desnudo para llamarlo con una de sus manos. Keith se acercò hasta el lecho, a ella le recordaba un gran felino siempre que lo contemplaba desnudo. Fuerte, poderoso, elegante.

No muy lejos de ahì una figura sumida en la oscuridad fumaba, el fuego del cigarrillo a momentos iluminaba su rostro. Hizo un gesto de molestia cuando la luz del quinquè se intensificò alumbrando la habitaciòn.

-Apaga la luz por favor- su voz se escuchaba pastosa a causa del licor ingerido.

-¿Asì estaràs siempre?- la voz de Pedro le sonaba a reproche, enfado. Pero ya no le importaba, en esas semanas que ya sumaban tres meses seguìan sin resultados en la bùsqueda de SaraFè y su hijo, estaba cansado de tantos fracasos,a veces querìa salir corriendo preguntando de casa en casa por ella, si la habìan visto, si sabìan de su querida Kapo-Sewa*

-Dejame tranquilo Pedro- nuevamente llenò el vaso con licor pero el español se lo quito.- damelo...

-Ya basta, bebiendo todos los dìas no ganas nada, Harry ya se esta dando cuenta que bebes demasiado.

- Mi hijo es pequeño, èl no sabe nada de como me siento.- agarrò la botella para darle un trago largo.

-¡si lo sabe!- exclamò furioso Pedro- Te ha visto sufrir, llegar borracho luego de no encontrar a su madre, tambièn està sufriendo por ella, pero no sòlo perdiò a su madre, a su padre lo està perdiendo todos los dìas, poco a poco te haz amargado, bebes siempre que puedes, haz descuidado tus negocios. Da gracias que Louis es un gran amigo, y cuida de tus intereses. Otro en su lugar ya te habrìa dejado en la ruina.- le dijo exasperado por esa actitud derrotista de Woodrow.

- No me importa el dinero, ¡¿De què servido?!, por màs oro que he ofrecido SaraFè no aparece, sòlo embusteros, gente que me ha querido engañar, mentiroso que desfilan por mi puerta diciendome que la encontraron.- abatido se dejò caer en el sillòn, Pedro se acercò hasta èl para verlo llorar desesperado. - ¡¿Porquè, porquè ese bastardo se la llevò?!, ¡ella es mìa, ese niño es mi hijo! La vida me castigò por haber dudado de Maggie siempre- Pedro lo dejò llorar hasta cansarse, hasta que ya no tuvo voz, maldijo, exigiò, suplicò al final porque le devolvieran a su esposa y su hijo. El cansancio ademàs del alcohol lo derrotaron haciendo que se fuera a dormir. Pedro lo comprendìa un poco, èl tambièn querìa a SaraFè como una hermana y saberla lejos, sin noticias suyas lo tenìa triste pero no podìa darse el lujo de rendirse, de claudicar en su bùsqueda. Se puso su capa y sombrero, necesitaba salir sino iba a terminar igual de deprimido que Woodrow.

Mariana terminaba de arropar a sus hijos, luego a Harry quien tenìa algo de dolor de estòmago, nada grave le dijo el mèdico pero de todos modos se preocupaba. Ese niño estaba tan solito, por màs que ella se esforzarà, que Louis, Pedro e incluso los señores Abberlone le prodigaràn cariño no era lo mismo. Su padre le hacìa falta tenerlo entero para èl, no aquel hombre hecho pedazos por la desesperaciòn e impotencia.

Ella...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora