Ella...

Reproches...

No quiero bañarme, ¡ y ya deja de molestarme!, ¡No eres mi madre!- el grito de Harry le doliò mucho a Mariana quien contuvo las làgrimas. Woodrow viò la escena desde la puerta donde incluso el chiquillo habìa arrojado una bota furioso.

-Escucha Harry, no me voy a enojar contigo porque sè que estàs molesto con toda la situaciòn que estamos pasando, pero no te voy a permitir que me faltes al respeto, sino quieres bañarte esta bien, pero no me hables màs.- Mariana se fue con gesto triste para que Woodrow se apartarà y entrò a la habitaciòn donde Harry lloraba arrepentido por su actitud.

-Eso no estuvo bien Harry, le faltaste al respeto a tu tìa Mariana, ella te adora. Eres como un hijo para tus tìos.- el pequeño lo viò de pronto muy serio para limpiarse las làgrimas.

-Por que lo que eres tù, ni siquiera me haces caso. Te la pasas buscando a mi mamita SaraFè y sino siempre estàs borracho.- le dijo con reproche para ver a la nana que lo cuidaba y seguirla al cuarto de baño. Woodrow se quedò helado ante las frases de su hijo. De rato el niño volviò luego de bañarse. el hombre despidiò a la mujer para terminar de ponerle la piyama. Harry en silencio se dejaba vestir por su padre, luego lo arropò en la cama.

-Lo siento hijo, sè que todo este tiempo ha sido muy dìficil para los dos. Pero entiende un poco, extraño mucho a tu madre, ella era mi esposa, la amo y..- Harry se enderezò en la cama apartando las mantas.

-No sòlo era tu esposa, ella era mi mamà, yo tambièn la extraño mucho pero tù tambièn eres mi papà, y me haces falta.- le dijo con los ojitos llenos de làgrimas. Woodrow se sintiò miserable al ver esa mirada cargada de reproches. Lo abrazò muy fuerte suplicando su perdòn cosa que el pequeño de inmediato le diò cuando tambièn descubriò la mirada de su padre llena de làgrimas.- Ya no llores màs papito, sigue buscando a mi mamita, a mi hermano, pero no te olvides de mi. Sòlo eso te pido.- Woodrow se acomodò junto al niño para contarle un cuento antes de dormir. Mariana desde la puerta se limpiaba el llanto silencioso al ver a padre e hijo dormir al fin en tranquilidad.

-Mujer, ven a descansar- fue la voz de Louis quien sonriò al ver la misma escena- Al fin este idiota entendiò.- ella le sonriò con dulzura.- Harry te ama, lo sabes ¿Verdad?- ella asintiò.

-Pero no soy su madre, lo sè muy bien mi amor. Tambièn sè que no fue su intenciòn ser grosero conmigo, todo lo ha sobrepasado, esta situaciòn de no hallar a SaraFè, del pequeño Sahale, que ese hombre los tenga tan bien escondidos que no los hemos encontrado en todo este tiempo. Todo ha sido màs grande que nosotros pero no nos vamos a derrumbar, encontraremos a SaraFè, yo lo he visto.- Louis la besò recordando que su Mariana era una gitana con cierto don de profecìa. Ambos se fueron a dormir, les hacìa falta estar a solas como pareja. En todo ese tiempo Louis se estaba haciendo cargo de los negocios que tenìa en conjunto con Woodrow, el hombre los habìa descuidado por buscar a su esposa e hijo.

Pedro lucìa cansado de todo por lo que saliò a caminar bajo el amparo de la luna, sus pasos lo llevaron hasta una taberna elegante donde lo recibieron con gusto al reconocerlo. El sabìa que en la ciudad se rumoraba que durante su estadìa en Estados Unidos habìa descubierto oro, cosa que no era verdad pero no tenìa ànimos de desmentir tales cuentos sobre su persona. Ahora contaba con dinero suficiente gracias a su trabajo como administrador junto a Louis y Woodrow, incluso su padre le cediò parte de sus negocios para que se fuese encarrilando con respecto a la fortuna Abberlone.

-Bienvenido señor Pedro, pase, pase por aquì- aquella matrona lo recibiò contenta, le hacìa mil caravanas para ser conducido ante una mesa cerca del escenario donde un grupo de bailarinas muy bonitas demostraban que sabìan moverse bien al ritmo del can-can pero Pedro no las miraba a ellas, quien llamaba su atenciòn era aquel atractivo pianista quien tocaba con singular alegrìa. Los ojos de Pedro parecieron reconocerlo pero no estaba seguro, bebiò del coñac que le sirvieran. Cuando la actuaciòn de aquellas mujeres terminò, el pianista agradeciò los aplausos para bajar del escenario y pedir una bebida.